COURTNEY POV
Fuimos en el coche durante un cuarto de hora más o menos, y Jay seguía conduciendo. Adónde me estará llevando este chico... Tanto misterio me está volviendo loca.
-Bueno, ¿me piensas decir ya adónde me llevas? Me estoy poniendo nerviosa y eso no te interesa. -y puse cara de indignación máxima. Él rió al verme.
-Tranquila, te va a gustar. -y me sonrió tiernamente. Volvió a fijar su vista en la carretera, y en unos cinco minutos aparcó el coche delante de un restaurante que, aparentemente, era totalmente normal. -Ahora, voy a taparte los ojos. -me los tapó con su bufanda. Olía a One Million, que casualmente, es mi perfume de hombre favorito.
-Ten cuidado, por favor. No quiero hacerme otro esguince. -lo oí reírse fuertemente. Después, puso sus manos en mis caderas, cosa que hizo que me emocionara, y fue guiándome. Escalón. Escalón. Escalón. Y luego todo recto.
-¡Ya! -y me quitó la venda.
-J-Jay... e-esto es... precioso. -logré decir finalmente. El restaurante era precioso. Las mesas eran negras, muy elegantes, con un jarrón en el centro con rosas rojas. Las sillas eran rojas también. Y lo más importante... Todas las paredes eran de cristal, y desde allí se veía toda la ciudad. Las vistas eran realmente preciosas. -Pero... ¿porqué?
-Porque eres especial. Porque te miro a los ojos y recuerdo cosas que ni siquiera he vivido. Has logrado que vea más allá de tu mirada, y eso no lo había logrado nadie. -me quedé helada. Lo había dicho totalmente serio, y sólo pude sonreír como una tonta.
Empezamos a cenar. Pedimos queso provolone para picar, y después pedí una pizza carbonara sin champiñones y él una cuatro quesos. Cuando acabamos de cenar, pedimos el postre. Una panna cotta con sirope de frutas del bosque.
-Vamos, aún queda algo más. -asentí y le sonreí. Pagó y caminamos a la salida, donde tenía el coche.
Entramos y condujo durante menos de cinco minutos, y paró en pleno bosque. Lo primero que hice fue coger mis vans y ponérmelas, no iba a estar en el campo con tacones.
Jay abrió mi puerta y me ayudó a salir. Sonrió al ver que me había cambiado de zapatos.
-Ven, te voy a enseñar algo. -dijo con una voz muy dulce. Sus ojos desprendían ilusión.
Llegamos a un lugar precioso. Era un pequeño prado totalmente verde. Veía que era verde porque había un árbol adornado con unas lucecillas preciosas. Había una cabaña enorme hecha de madera y telas blancas. Jay me hizo entrar, y él entró detrás de mí.
La cabaña estaba llena de cojines, y tenía varios colchones tirados en el suelo. El techo era de plástico transparente, por lo que se podía ver perfectamente el cielo, y se veían tan bien las estrellas que creí que podían caer sobre nosotros en cualquier momento.
-¿Te gusta? -preguntó con brillo en los ojos.
-Claro que me gusta, es más, me encanta -sonreí tímidamente y le di un beso en la mejilla. Él me devolvió la sonrisa.
-Te he traído aquí porque es un lugar muy especial para mí. Cuando era un niño, vivía muy cerca de aquí, y este era mi sitio secreto. Al estar contigo he sentido que eres especial, y me han dado ganas de volver, de arreglarlo todo y después traerte. -lo dijo en serio, y luego me sonrió de una forma muy tierna.
-Pues has acertado. Me encanta, de verdad. -sonrió- Se me acaba de ocurrir algo...
-Dime -dijo nervioso e ilusionado.
-Podríamos hacernos preguntas... no sé, sobre cosas que nos interesen al uno del otro, y tenemos que prometer decir la verdad en todo momento.
-Perfecto, así podré saberlo todo de ti. -sonrió maliciosamente.
-Siento decepcionarte, pero jamás se termina de conocer a nadie. -le dije tímidamente.
-Pues no me cansaré de intentarlo, pequeña. -me guiñó el ojo.
Estuvimos horas haciéndonos preguntas, y la verdad es que nos reímos muchísimo, y también hubieron momentos nostálgicos, y en los que me hizo pasar vergüenza.
-Así que besaste a tu mejor amigo yendo borracho, y corriste desnudo por los pasillos del instituto porque perdiste una apuesta... -y empecé a reír a carcajadas.
-Y tú no te has enamorado nunca, odias a cualquier persona con pene, eres virgen y... -me sonrojé en la pausa- aún no has tenido tu primer beso.
-¡No odio a los hombres! Sólo a los idiotas inmaduros superficiales que no se fijan en la inteligencia y la personalidad de las mujeres. Esos me dan asco. -dije rápido.
-¿En serio no has besado a nadie? -dijo extrañado.
-¿Quién querría besarme a mí? -pregunté retóricamente con cara de horror.
-Pues... yo me hago una ligera idea. Te daré una pista: hoy cumple veinte años, y ha cenado pizza.
-Pero... -y en ese instante noté como sus labios se pegaban a los míos. Me estaba regalando mi primer beso. Un hormigueo se despertó en mi estómago, supuse que serían las famosas mariposas, aunque a mí me parecieron más una manada de elefantes.
Entrelacé mis manos en su nuca, y me dejé llevar. Aunque en mi cabeza sólo sonaba una canción. Mariposas.
"Sonrío cada vez que lo recuerdo y créeme que es muy raro, hay veces que muerdo mi mano para ver si fue soñado [...] ¡Ay, el destino! De ti no supe hasta hace poco, pero desde cría te conozco y vas conmigo. Será que un fino hilo nos unió dándonos cuerda, así que agárrate con fuerza y disfrutemos del camino."
![](https://img.wattpad.com/cover/14255722-288-k341787.jpg)