COURTNEY POV
-Mamá, ¿puedes venir a ayudarme? -dije con un tono de desesperación.
-Ya voy, pequeña, espera un segundo.
Sí, y debió ser poco más de un segundo, porque llegó a mi habitación como un rayo. Abrió la puerta de mi habitación y miró con cara de sorpresa, su boca hizo una perfecta 'o'. Un momento después, pude ver como unas cuantas lágrimas rodaban por sus mejillas.
-Hija... ¿cuándo te has hecho tan mayor? -dijo secándose las lágrimas.
Y bueno, supongo que todo fue por verme con un vestido y un poco arreglada. La verdad es que nunca utilizaba ropa así, ni si quiera utilizaba mucho el maquillaje, pero ese día... Jay merecía la pena. Y si no merecía la pena, almenos era el primer chico que se interesaba por mí, mi primera cita. Mi primera cita. ¿En qué momento se me ocurrió llamarlo así? Ni siquiera sabía realmente si el estaba interesado en mí como yo en él, o simplemente veía un entretenimiento, una cría.
-Venga, mamá, no te pongas así y échame una mano, parezco un payaso. -y era cierto, no tenía ni idea de cómo echarme el colorete y parecía prima hermana de Heidi. Por no hablar de mi pelea con el pintalabios... Lo único que controlaba era el eyeliner, es más, lo manejaba muy bien.
-A ver... estate quieta... -lo reconozco, no sé parar. Además, no me gusta que me toquen la cara, manías mías. - Ya está, ¡perfecta!
Me miré al espejo. No reconocí lo que estaba viendo. Me emocioné, pero no llegué a derramar ni una lágrima. Llegaba tarde y me negaba a destrozar el maquillaje, con lo que ha costado, jáh.
-Bueno, almenos cuéntame con quién vas a salir. Con Holly esta vez no, eso seguro. -me dedicó una mirada inquisitiva, y movía las cejas como diciendo es un chico, tú lo sabes, yo lo sé.
Le conté resumidamente lo de Jay, y alucinó. Sí, mamá, yo también alucino aún.
Me dio la típica charla maternal de antes de salir de casa con un chico. La escuché con atención, ya que era la primera vez que me dedicaba esas palabras, y casi me hizo ilusión. Casi.
Iba vestida con un vestido rojo de palabra de honor ajustado hasta la cintura y después con vuelo. Tenía un cinturón negro de tela, lo cual destacaba más mi forma, y me hacía más delgada. Me puse una americana corta negra y unos tacones no muy altos negros, y un bolso pequeño del mismo color. La única pega era que se me veía la venda del esguince, pero, a él no iba a sorprenderle, eso estaba claro.
Salí por la puerta, y ahí estaba Jay esperándome junto a su Audi. En su boca se creó la misma 'o' que en la boca de mi madre hace un rato. Sonreí y me puse roja, y ahora no era culpa del colorete. Caminé hasta el coche intentando no matarme con los tacones, menos mal que había metido unas vans en el bolso.
-Courtney... estás... impresionante. De verdad. -dijo como pudo. Le había dejado sin palabras. Punto para mí.
-Bueno, tú tampoco estás nada mal. -sonreí tímidamente. Llevaba una camisa a cuadros azul y blanco, una americana azul marino, unos vaqueros y unas vans. Me dedicó una sonrisa tímida y pude notar como enrojecía el también. Era perfecto.
-¿Vamos? Tengo una sorpresa para ti, pequeña. -volvió a sonreír y me ayudó a entrar en el coche, esta vez no rechacé su ayuda.
Se me vino a la cabeza una frase para describir esto:
'Cualquiera en su sano juicio, se habría vuelto loco por ti'