Capitulo 10: Lazos.

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En otras noticias, aún no se localiza el paradero actual de la idol Akari Tsuki —la televisión sonaba de fondo, aquella mañana, mientras desayunábamos— se teme sea un secuestro y la seguridad de la joven de doce años de edad se encuentre comprometida, por lo que...

— Que terrible —dice mi madre mientras apaga el televisor.

— ¿Akari Tsuki? —era una cantante muy famosa entre los chicos de mi edad; llevaba unos cuatro meses desaparecida y se pensaba al inicio que había sido un secuestro, pero lo cierto es que nadie se había comunicado con la familia ni se había pedido recompensa alguna por ella, por lo que se temía fuera algo más grave.

— ¿Qué pasa? —pregunta Tobi.

— Nada cariño —dice mi madre mientras acaricia su mejilla.

Aunque la situación de esa cantante no era mi problema, me ayudaba a distraerme de mi realidad. Había ya pasado unos meses desde los sucesos con Ficatremon, y pues mi vida había dado un giro de 180 grados en muchos aspectos; empezando por la relación que ahora tenía con mi madre, no es que me dejara de querer, pero se había vuelto muy fría y se enfurruñaba mucho con mis evidentes mentiras sobre mis salidas y heridas, así mismo, Ryu no me dirigía la palabra en la escuela, salvo que fuera algo fundamental como preguntarme la tarea, ir a las practicas del equipo, y cosas así.

En cuando al superior Narahama, ¿Por dónde empiezo? Desde la purificación y destrucción de aquel digivice, cuando apareció Wizardmon, no habíamos hablado. De alguna forma, él no logró activar la luz de su digivice, era como si realmente desconociera el sentimiento que le unía a Lucemon y eso me mantenía confusa. De los dos, él fue el primero en obtener dicho lazo, aun así, parecía incapaz de reconocerlo con sus propios ojos el qué lo unía a aquel digimon.

— Vaya problema... —digo con las manos en mi nuca mientras camino hacia la escuela.

— ¿Qué pasa Itchi? —Ficatremon hablaba mientras caminaba en la barda en cuatro patas como un gato. Quitando su pata derecha, que era un pequeño cañón, se podía decir que sí parecía un gato. Después de nuestra pelea con ese digivice corrupto, pasó un tiempo como Catmon pero posteriormente volvió a digievolucionar a Ficatremon.

— Aún pienso, ¿Por qué el superior Narahama no pudo entender su conexión con Lucemon? ¿Por qué su digivice no fue capaz de emanar luz? ¿Por qué yo sí pude?

— Bueno, puede haber muchas razones —murmura Ficatremon— no es tan fácil como uno pensaría. ¿Qué nos une a otras personas? ¿Qué hace que estemos aquí? Como la relación que tienes con tu madre, tu hermano y otras personas, ¿Cómo sabes exactamente que te une a ellas? Tú sólo das por sentado esos vínculos.

— ¿Dar por sentado? —me detengo en seco y le miro fijamente.

— Tú estás conectado a todas las personas, de alguna forma, y ese vínculo simboliza un sentimiento o una promesa, a veces son frágiles y otras veces son robustos y poderosos. Pero... ¿Realmente sabes que te une a esas personas? Muchas veces sólo damos por sentado que estarán ahí —comenta Ficatremon.

— Aun así... yo comprendo mi vínculo contigo —le digo— ¿¡Por qué puedo y él no!?

— Lazos diferentes, personas diferentes —responde.

— Y sobre Wizardmon... —bajo la cabeza— ¿Él también tiene un compañero?

— Probablemente —Ficatremon se sienta como un gato cualquiera mientras me mira fijamente.

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