cinco

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Justin le dio un último beso a Clodine antes de levantarse de la cama. Era momento de comenzar el día.

—¿Irás con esa perra? —preguntó Clodine frunciendo el ceño.

—En un rato. Debemos comenzar a entrenarla —respondió Justin.

—No puedo creer que ella haya sido la elegida. ¿Por qué no he sido yo? —preguntó Clodine sentándose en la cama mientras se tapaba con la sábana.

—¿Será porque tú no tienes lo que la profecía decía? —preguntó Justin elevando sus cejas—. Todos sabemos que es Joanne.

—Pero si ella fue la elegida para cumplir con la profecía fue porque tú es... —Justin la interrumpió colocando un dedo sobre sus labios.

—Eso no importa Clodine, lo importante es que la he encontrado y la profecía podrá ser cumplida. Nos vemos luego —dijo Justin cuando terminó de vestirse y salió del cuarto.

Caminó hacia el cuarto de Joanne y paró cuanto estaba por entrar al escuchar voces que provenían del interior. Apoyó su oído en la puerta y puso los ojos en blanco al oír la voz de Patricia.

—Joanne, antes de empezar a entrenarte debemos traerte ropa nueva. No puedes arruinar ese vestido ni llevar puesto el mismo todo el tiempo.

—No hace falta —respondió Joanne levantándose de la cama.

—Puedo pedirle a Justin que haga aparecer muchos vestidos y ropa más cómoda así eliges algo. Sería como ir de compras pero sin gastar dinero —ofreció y Justin rió mientras ingresaba a la habitación.

—¿Quién dijo que no te cobraría? O mejor dicho, ¿quién dijo que haría aparecer ropa para ustedes? —preguntó. Joanne bajó su cabeza avergonzada.

—Yo lo digo —respondió Patricia—. Ella necesita más vestidos, ropa cómoda para entrenar, ropa de dormir y ropa interior para los días que se quede aquí.

Justin asintió sabiendo que Patricia tenía razón.

—Bien, tienen una hora.

—¡No podemos elegir ropa en una hora! ¡Dile Joanne! —exclamó y Joanne quiso reír.

—Intenten hacerlo, no pasará de una hora, suerte —respondió Justin.

—Por favor espectro, no quiero quedarme desnuda todo el tiempo que esté aquí —dijo Joanne y Justin lamió sus labios.

—Esto tendrá un precio —dijo Justin—. Tienen dos horas, mientras yo prepararé las cosas para entrenar.

—¿¡Un precio!? —exclamó Patricia—. Vamos Justin, prácticamente soy tu madre. Es sólo un favor.

—No será para ti, Joanne tendrá que pagarlo —respondió Justin y Joanne tembló con miedo.

Por culpa de Patricia tendría que cumplir con algún castigo que el espectro le daría.

—No es su culpa porque la ropa es para ti, luego sabrás lo que es —respondió Justin mirándola mal—. Disfruten —dijo y movió sus manos.

Frente a ellos apareció una puerta color rojo. Joanne abrió sus ojos sorprendida mientras Patricia chillaba emocionada.

—Vendré a buscarlas apenas se cumplan las dos horas —avisó Justin y salió de la habitación.

—¡Vamos! —chilló Patricia y tiró de Joanne para entrar por esa puerta.

—¡Dios! —exclamó Joanne cuando vio todo lo que había allí dentro. Ese lugar era un sueño.

Justin sonrió desde la planta baja al lograr escuchar el grito de Joanne, sabía que le gustaría.

Specter ➵ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora