Ultimátum.

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Todos los derechos reservados a la autora original (heartBEater), yo sólo me dedico a traducir.

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Un ultimátum. Una condición que tiene que ser cumplida si quieres que tu vida conserve su significado, si quieres seguir viviendo, porque si pierdes esa única razón, lo pierdes todo. Tienes que ser un chico bueno y obedecer, a menos que quieras que la construcción de tu presente, junto con sus elegantes ocho pisos repletos de sueños, se derrumbe sobre tu cabeza. Tu vida entera derrumbándose, nivel tras nivel, ladrillo tras ladrillo, hasta el último rincón de la misma existencia y esperanza. Escombros crujiendo bajo tus pies y ahogándote con el polvo.

—Déjalo. Déjalo porque no puedo continuar de esta forma. No puedo seguir mirando cómo vives tu vida danzando en el borde de un jodido precipicio. Déjalo.

Sólo eso.

Cruel. Él no sabía lo difícil que era.

El cuerpo ardiendo en llamas y sin poder engañarlo con nicotina o alcohol. La mente negándose a funcionar sin un estimulante, ya no. Gritaba por ayuda, gritaba con cada célula de su cuerpo que ya era demasiado tarde. El dolor aumentaba gradualmente, con cada día, después con cada semana. Y Seung Hyun creyó que era su salvación. Creyó que superando su adicción, Ji Yong le probaría que lo valoraba más que a las drogas. Qué gracioso. Claro que lo hacía, las drogas no tenían nada que ver con eso. Lo estaban sanando de la misma forma que las puntadas de las suturas lo hacen, lo ayudaban a que los fragmentos de sí mismo se mantuviesen juntos. Pero Seung Hyun no lo entendía, y Ji Yong no sabía explicárselo mejor.

Cruel. Haciendo a sus sentimientos no dichos prisioneros.

Así que Ji Yong prometió, y le siguió la frustración. Nunca pensó que sería así. Pensaba que si tenía una buena razón, podría detenerse; pensaba que era lo suficientemente fuerte. No lo era. Estaba perdiendo la batalla. Sólo podía esperar que Seung Hyun no lo notase. Pero el hombre era tan cuidadoso para notar hasta la mínima cosa últimamente.

Todo lo que necesitaba era un pequeño descanso. Lo merecía, sabía que le ayudaría. Entonces podría ganar.

Lo que Seung Hyun no supiese no podría herirlo.

Empezó a anhelar más trabajo, quizá otra grabación de película para Seung Hyun, para que no tuviesen tiempo de verse el uno al otro. Podría relajarse mientras tanto y Seung Hyun nunca se enteraría. Podría haber sido tan sencillo. Debió haber recordado que la vida nunca lo era.

Ese fue su primer error. El segundo fue olvidar que cuando has tenido un descanso, no se necesita de mucho para ponerte en las nubes y hacerte tocar luna, y él había tomado lo suficiente para volar hasta Marte. Pero su tercer error fue que en su camino se detuvo en la perversa Venus.

Esos tipos con los que estuvo en el club, quiénes le dieron lo que consumió, eran todos tan agradables, todos tan comprensivos no con quién era él, sino lo que él era, ¿por qué no invitarlos a su casa? Realmente quería charlar un poco, abrir su corazón a ellos, eran tan amigables. Lo consolaron cuando sollozó balbuceando acerca del dolor, dijeron que podían hacerlo desaparecer mientras le ofrecían otra dosis.

Les contó de su segunda adicción, acerca de Seung Hyun, de lo mucho que lo amaba, al punto que quería que los descubriesen juntos, porque casi le dolía tener que restringir sus pasiones todo el jodido tiempo. Y se sintió bien finalmente decirlo en voz alta.

"Todos aquí somos hombres de pasión." Cuando lo escuchó por primera vez, se rio. Pero no por mucho.

Se sentía caliente, recordaba sus rostros muy cerca de él, luego lejos, cambiando de formas. Estaba sudando, todo se veía tan resbaloso, sus manos, las suyas sobre sus torsos. Deseó haber resistido, pero no lo hizo. De algún modo, todo se volvió rojo al final, y gritó. 

Men Of Passion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora