capitulo 15

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EMMA

— ¿cuantós mas secretos tienes rubia?

— tengo muchos pero, por ahora creo que es mucho. ¿sigue en pie la salida? — me levanto de la silla, mientras tomo todos los papeles dejandolos en la laptop y cerrandola.

— claro. Por el camino necesito que respondas algunas preguntas. — se levanta de la silla y nos encaminamos a la salida.

— solo algunas. — antes de pasar el umbral de la puerta, me retiene tomandome del brazo.

Su rostro está pegado al mío, demasiado diría yo. Puedo distinguir sus ojos marrones con pequeños matices verdes y sus labios, no muy delgados pero rellenos. Podía sentir su aliento a menta, que cliché.
Cierro los ojos disfrutando de la cercanía de muestros cuerpos, porque si, practicamente estamos pegados puedo sentir clarmanete su calor corporal y su aroma.

Un toque suave en mi mejilla me hace abrir los ojos. Se aparta y me da una sonrisa, ocultando sus mejillas sonrojadas.

— creo que es hora de irnos ¿verdad? —asiento aún sin poder hablar. ¿qué fue lo que...? ¿por qué no lo detuve?. — tu rostro está rojo. — carraspeo y camino hasta la camioneta del chico, llevandole la delantera. Cuando estoy por abrir la puerta de copiloto, el pelinegro se me adelanta. Aprieto los labios he ingreso al auto sin decir nada.

Un pequeño dolor se está estableciendo en mi sien. Apoyo mi cabeza en el vidrio de la ventana y cierro los ojos tratando de relajarme. Escucho como Wyatt ingresa a la camioneta y arranca.

— ¿estás bien? — asiento aún con los ojos cerrados. El dolor se está intensificando, suelto un quejido. — Emma. — no presto atención, mi corazón se está acelerando, siento como toneladas de adrenalina cubren mi cuerpo.

Una corriente pasa por todo mi cuerpo. Mis manos, las garras estan creciendo, las puedo sentir. — Kiara. — jadeo.

— tranquilizate ¿si? Creo que estas empezando a transformarte. — suelto un gruñido.

Puedo sentir como abre la puerta cargandome en brazos hasta posicionarme en la tierra, con mi cabeza en su pecho. Estoy entre sus piernas con el abrazandome por la cintura.

— al parecer es tu primera transformación, esto es algo doloroso eso ya lo estas viviendo. Pero pasará cuando dejes libre a tu loba, solo tienes que relajarte.

— ¡ese es el problema! — grito para luego emitir un gruñido. — no quiero liberarla ¡no lo haré!

— ¡Emma! Estas caliente, si esto continua, puedes morir. — suelto un quejido. Todo mi cuerpo está empezando a quemar y una corriente tambien lo está cubriendo.

¡EMMA!

— ¡¿qué importa si muero?! Lo único para lo que sirvo es causar porblemas, le causé problemas a mi padres, a mis primos, mi abuelo ¡a todos!

— en eso estás equivocada. — aun con la respiración agitada, puedo mantener la vista fija en él. — no causas problemas Emma.

— ni siquiera me conoces a fondo. — mi voz está quebrada. Suelto un pequeño grito al sentir un dolor aún mas fuerte cubrirme y luego irse. Mis orejas de loba están sobresaliendo.

— pero quiero hacerlo. — niego a la vez que tomo su mano, apretandola en cada momento que llega aquel infernal dolor. — solo deja que fluya.

Si lo hago, dejaré que a mi aroma fuera y... sabrá que soy su mate. No puedo permitirlo, no puedo. Antes que salga mi loba, me sumergo a un sueño profundo.

...

— ¡Emma! — sigo caminando eh ignorando su llamado, hasta sentir un jalón en el brazo. — ¿acaso no lo entiendes? Podemos formar un reinado.

— tu eres el que no lo entiende. ¡no te ayudaré en nada!.

— entonces ¿así serán las cosas? — decidida a continuar mi camino doy paso, pero soy aprisionada entre la pared y el cuerpo del pelirrojo.

— ¡dejame Peter! — lo empujo haciéndolo chocar con los botes de basura.

Se levanta, quitándose algunos restos de papeles — fuimos hechos para esto Emma. Para gobernar a todos. — solo nos separan cinco pasos. — no puedes decir nada, porque ni tu lo sabes el  porque fuimos elegidos. Porque tenemos estas bendiciones.

— para ti pueden ser bendiciones, pero para mi son las peores cosas que me han pasado.

Me sobresalto y levanto los párpados, ese recuerdo... meneo la cabeza quitando los escenarios de mi cabeza. Levanto la cabeza dandome cuenta que, esta no es mi habitación.

Es uno de mis color favorito, azul marino con decorados blancos sobresaliendo del piso. Sobretodo, es azul marino. No presto atención a las demas cosas de la habitación y me concentro en levantarme de esta cama, la cual es muy suave y calentita.

Mala idea.

Un duerte dolor cubre todo mi cuerpo, ni siquiera puedo utilizar mis poderes de bruja por Kiara. Me debilitaría y ella aprovecharía para ser libre.
Tomo asiento en el filo de la cama nuevamente, me duele la cabeza. Pero lo más importante... ¿dónde estoy? ¿de quién es esta habitación?
La puerta es abierta, aún no veo a la persona pero me dejo llevar por el delicioso aroma.

— Emma. — escucho sus pasos hasta llegar donde estoy, hasta que siento como se hunde la cama al costado mio. — ¿cómo te sientes?

— aún con un poco de dolor en el cuerpo. — masajeo la parte de mi hombro.— ¿dónde estamos?

— en mi casa. Échate y descansa, la posión ya está haciendo efecto en ti. — hago caso volviendo a la suave cama, el pelinegro toma las mantas y me cubre con ellas.

— ¿posion? Y ¿por qué estamos en tu casa? — pasa sus manos por mi cuero cabelludo acariciendolo, peinandolo y a la vez relajando mi cabeza.

— Logan es brujo, cuando llegamos empeoraste y le pedí que hiciera algo para que mejoraras. Y respondiendo a lo otro, te traje a mi casa porque estaba mas cerca.

— ¿más cerca? Mi casa era la que estaba mas cerca.

— no tenía las llaves. — contraataca.

— las lleves estaban en mi bolsillo del jean.

— no podía invadir tu privacidad así como así. — ¿invadir privacidad? Cuando él fisgoneo los papeles secretos de mi mesa.

— en estos momentos estoy con otra ropa. — olvide decir ese pequeño detalle. Una camisata olgada manga cortar en la parte de arriba y unos pantalones olgados hasta la rodilla.

— bueno... aunque me hubiese encantado vestirte yo, lo hicieron mis hermanas. — un calor me cubre la mejilla.

— ¿Jackson no lo sabe cierto? — habíamos quedado en que Jackson hoy iría a buscar pistas en el bosque luego de ello se pasaría a la casa de Leyla. Que es aquí.

La puerta se abre estrepitosamente. — Tenemos muchas cosas de que hablar Emma.










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