{ capitulo 29 }

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-Te prometo que no volveré a ser tan confiada, pero mi padre es un hombre muy simpático y...

-Eso no impide que pueda ser un farsante o un estafador —dijo Justin con su cinismo habitual—. Haré que lo investiguen a fondo antes de que vuelvas a verlo.

_____estaba convencida de que su padre era exactamente quien decía ser, pero no hizo ningún comentario. Le resultaba muy triste buscar el consuelo en la indignación de Justin, y se preguntó si su relación había sido siempre tan vacía y desigual. Justin nunca había correspondido a sus sentimientos ni había fingido hacerlo.

Tomó un sorbo de su bebida para humedecerse los labios resecos.

-Por favor, no hablemos de lo que hice en París —le suplicó.

-¿Cómo quieres que lo ignore? —replicó él—. ¿Se puede saber en qué estabas pensando al ir allí? Eres mi esposa, y como tal espero que te comportes con dignidad. No puedes enfrentarte a Stephanie en mi casa y acusarla de tener una aventura conmigo.

-No sabía que me siguieras viendo como tu esposa —admitió ella—. Desde que nos casamos siempre te estás alejando de mi lado y diciendo que hemos acabado...

Justin soltó una carcajada.

—Me haces parecer muy cruel. Nadie se creería que te has pasado más de un año mintiéndome y que el mismo día de nuestra boda te sacaste un hijo de la chistera.

_____ tragó saliva, avergonzada por el cruel recordatorio de sus pecados. Se dio cuenta de que Justin nunca podría olvidar lo ocurrido, de modo que se concentró en lo que era más importaba.

—Tengo derecho a preguntarte qué hay entre Stephanie y tú.

—No es nada sexual —respondió Nick con una sonrisa sarcástica—. Son sólo negocios. Su padre murió mientras estábamos comprometidos y en su testamento me deja a cargo de su herencia. No es gran cosa, ya que Stephanie tiene otros dos hermanos, y cuando me separé de ella me resultó muy fácil eludir las responsabilidades que su padre me había otorgado. Pero entonces Stephanie empezó a contraer deudas.

-¿Deudas?—preguntó ____—. Creía que Stephanie a una mujer muy rica.

-También ella lo creía, pero el acuerdo prenupcial que firmó con Meyer no le permitió sacar tajada del divorcio. Siendo la esposa y después la novia de dos hombres millonarios no necesitaba preocuparse por sus gastos. Pero cuando tuvo que depender exclusivamente de sus recursos, empezaron sus problemas.

-¿Y por eso está viviendo en tu casa de París? —le preguntó ____, aunque ya intuía la respuesta y, la verdad, no le sorprendía demasiado. La pobre Stephanie se veía finalmente obligada a ser una mujer independiente y a pagar sus propias facturas... Pero ¿por qué Justin tenía que implicarse personalmente? Podría haber dejado el asunto en manos de sus contables y abogados, sin necesidad de acercarse a Stephanie.

—Si yo hubiera cumplido con lo que el padre de Stephanie esperaba de mí, ella no habría acabado en la ruina —le dijo Justin, como si su implicación y sus remordimientos fueran lo más comprensible del mundo—.Stephanie está trabajando actualmente en una firma parisina de alta costura, por lo que le pareció lógico vivir en mi casa y así reducir gastos.

____ no entendía por qué Justin no se había limitado a saldar las deudas de su ex novia, compensando así la desidia a la hora de velar por su situación económica. Tampoco podía dejar de pensar en la información que Stephanie tenía de su matrimonio, y llegó a la conclusión de que su marido no le estaba contando toda la verdad. Justin y su antigua amante volvían a intimar más de la cuenta. Tal vez no se habían acostado aún, pero sólo era cuestión de tiempo. Tal vez Stephanie había recibido una segunda oportunidad y Justin estaba ganando tiempo antes de tomar una decisión en firme sobre sus planes de futuro. Después de todo, ¿qué había conseguido al arrojarse de cabeza al matrimonio? Un hijo surgido de la nada.

—No debiste acercarte a Stephanie—le reprochó Justin, traspasándola con su mirada—. Con la escena que has protagonizado hoy sólo consigues avergonzarme. Espero mucho más de ti que ese absurdo ataque de celos.

______ se estremeció por dentro. Stephanie se la había puesto en bandeja a Justin, mostrándola como una arpía celosa y vengativa. Seguramente lo había llamado en cuanto _____ se marchó y había sido la primera en contarle su versión de los hechos. Justin creía que su esposa había ido a pelear por él con otra mujer, y a ella no se le ocurría otra explicación más digna para su visita.

Justin la observaba fijamente bajo sus espesas estañas, como un depredador acechando a su presa defensa.

—Nunca te había creído capaz de comportarte como lo has hecho hoy, moraki mou —le dijo con una voz grave y profunda que le recorrió la espalda como una caricia invisible.

—Bueno... Eso te demuestra que nunca llegas a conocer a nadie del todo —respondió ella, cada vez más nerviosa ante el intenso escrutinio. Su traicionero, cuerpo empezaba a reaccionar, los pezones se le endurecían y el corazón se le aceleraba.

Cerró los ojos para resistir la provocación. Justin era y siempre sería su mayor tentación, pero el tiempo para la pasión había pasado. A diferencia de él, ella no quería refugiarse en el sexo cuando su matrimonio se estaba desmoronando, y tampoco podía aceptar su relación actual con Stephanie Meyer. Se hubiera acostado o no con su ex novia, su traición era imperdonable. Le había revelado sus secretos de pareja e incluso había discutido con ella sobre la custodia del niño.

En una cosa tenía razón, al menos. Antes de hablar con Stephanie había estado dispuesta a luchar con uñas y dientes por salvar su matrimonio. Pero amar a su marido no era suficiente, y tenía que reconocer que ella había cometido errores muy graves. Era hora de velar por sus propios intereses y los de su hijo y prepararse para un futuro en el que no estaría incluido Justin. Además, prefería ser ella quien diera el salto en vez de esperar a que le dieran la patada.

-______.. —murmuró Justin con voz sensual.

-No, no me mires así, ni me hables en ese tono —le prohibió ella—. No es apropiado.

Justin frunció el ceño.

-¿De qué estás hablando?

______respiró hondo y levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.

-Fue un error casarme contigo sin contarte lo de Christiam. Pero no tenemos por qué vivir para siempre con ese error.

-¿Qué quieres decir?

-Tenías razón. Deberíamos divorciarnos —anunció, intentando que no le temblaran los labios al expresar en voz alta su desoladora decisión.

Matrimonio tormentoso -Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora