10.- Fuera Secretos

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¡Harry lo amaba! ¿Por qué le daba alegría eso? Habían terminado... lo que sea que tuvieran. Pero él no lo amaba, no amaba a Harry, le gustaba su compañía y nada más, era buen sexo solamente. No entendía por qué le afectaba así el saber que Harry lo amaba, o más bien, lo había amado. Mientras Severus seguía pensando sobre sus confusos pensamientos, Harry había decidido hablar con Ginny.

—¡Yo lo mato! —.

—¡No Gin! —.

—¡Harry Potter! ¡No lo defiendas! —.

—¡No le hagas nada Ginevra Weasley! ¡Yo lo amo! —.

—¡Pero te hizo daño! —.

—¡YA LO SÉ! ¡Lo sé! ¡Maldita sea! Ginny lo sé, sé que él me hizo daño, pero no puedo... no puedo simplemente dejar de amarlo, yo, estaba feliz, era feliz, y sentí que quizás él también empezaba a sentir algo por mí... jamás hablamos sobre eso...quizás debí decirle que, para mí, no era solo un asunto de compañía, que de verdad quería estar con él...Ginny, yo, lo amo, incluso lo amo más que antes, no puedo simplemente arrancarlo y seguir, yo... quiero irme de aquí—.

—¿A dónde iras Harry? —.

—Uno de los chefs de la escuela me recomendó para estudiar un par de semestres en su escuela de Francia, conocí a la chef que fue su maestra y es muy agradable, dice que tengo talento, y yo había pensado en hablarlo estos días con Severus, ver su opinión. Bueno, ahora ya no necesito hacerlo. Quizás sea bueno que acepte esa oferta Gin, me daría tiempo de sanar y aprendería mucho en una escuela como esa, también me alejaría de aquí un tiempo. Quizás esa propuesta llegó justo a tiempo—.

—¡Oh Harry!, en serio lamento que lo tuyo con el murciélago no prosperara, se te veía tan feliz estos días. Si es tu decisión ir a esa otra escuela te apoyare, pero tendrás que dejarme ir de visita y cocinar para mí cuando vaya—.

—Por supuesto Gin—.

Ginny abrazo a su amigo, y lo dejo llorar todo lo que necesitará, sabía que su amigo estaba enfermo de amor por el exprofesor. Ni Hermione ni Ron sabían la intensidad con que podía amar el Gryffindor, Ginny sí. Y ahí abrazando a su gimoteante amigo, juro que no permitiría que su amigo volviera a llorar por el murciélago.

El lunes llegó y Harry y Severus se ignoraban mutuamente, volvían a ser los mismos extraños que a principios del semestre. El último chef del instituto, Mario Amezcua, empezó sus clases.

—Bienvenidos a su último tramo de este semestre, lo último que verán será repostería. Si pusieron atención a sus clases con el chef Narayan, habrán intuido que un ingrediente hace toda la diferencia muchas veces, las especias son una ciencia difícil. Pues bien, la repostería sería una ciencia que no admite errores, un solo error puede arruinar todo el postre, una mala medida, un grado más en el horno, un segundo más de batido, todo eso puede hacer que su platillo sea un fracaso total. Así que veremos una receta de las más fáciles, un clásico de la cocina de estados unidos, los brownies—.

A medida que el chef avanzaba su explicación, Harry empezaba a mentalizar el proceso, mientras Severus intentaba poner atención, pero solo podía sentir ira contra su ex-alumno, y luego sentía algo difuso y ponía más distancia con él. Pronto el chef termino de explicar y les dio una hora para terminar.

Harry se adelantó y agarró todos sus ingredientes y empezó a mezclar sin distraerse, se mostraba imperturbable, y eso era preocupante para cualquiera que lo conociera, eso quería decir que Harry estaba sufriendo. Severus tomó sus ingredientes y empezó a medir, intentando ignorar a su compañero de estación. Fue la hora más larga para ambos. Cuando llegó la hora de la degustación, esta vez el chef intuyo que algo estaba mal y omitió la tradición de hacer que el compañero juzgará el plato del otro y él fue el único catador, calificó a ambos como excelentes y se fue.

ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora