sɪᴇᴛᴇ

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Desperté de mi profundo sueño mientras frotaba mis ojos con mis puños. Un rayo de sol atravesó la delgada tela de las cortinas color ciruela, las cuales cumplían muy bien su propósito respecto al tema del color de la habitación; haciéndome mover todo mi cuerpo hacia el otro lado. Presionó más mi mejilla contra la almohada esponjosa, causando que un leve gemido salga de mis labios.

Dios, nunca me cansaré de esta cama.

Salí del Paraíso Seguro justamente cuando Zoey dormía profundamente, claro que sin olvidar llevar el plato conmigo. Para el momento que llegué a la mansión, el sol lentamente se elevaba en el cielo, cambiándolo en leve púrpura de un índigo oscuro que era previamente. Una vez que triunfé al pasar a través de la cerca y entré a la mansión, rápidamente corrí a mi habitación y me desplomé sobre la cama con el sueño engulléndome.

Así que tres horas más tarde, casi eran las ocho en punto, estaba despertando y me senté en mi cama. Deje que mis piernas se colgaran por un costado y puse mis pies sobre la acolchada alfombra, que estaba justamente junto a la cama.

Caminé hacia el baño para refrescarme y prepararme para otro día en la Mansión de Malik.

Después de lavarme y cambiarme de ropa, salí de mi dormitorio usando un enterizo naranja con un cárdigan largo blanco arriba, el cual llegaba a mis tobillos. Me coloqué sandalias marrones y algunos accesorios como brazaletes para completar mi atuendo para el día. Decidí dejar mi cabello libre mientras aún necesitara secarse un poco después de la ducha que me di.

Entré a la sala para ver que la mayoría estaba despierta. Divisé a Kiara y de inmediato me encaminé hacia ella.

—¡Buen día! —me saludó una vez que me vio.

—Hola. —La saludé con la mano antes de sentarme junto a ella—. ¿Todas ya desayunaron?

—Nop. —Negó con la cabeza—. Kennedy nos dijo que debemos esperar aquí para que se nos diga que hacer.

—Claro —asentí.

—Y también, tenemos que esperar a que todas se levanten.

—Oh. Pero ¿qué si a algunas chicas les toma una eternidad? Estoy hambrienta.

—Entonces estoy segura que tendrán una llamada para despertar —Kathy me respondió a algunos pies lejos—. Hoy es nuestro primer día aquí eso significa, que el trabajo real empieza para nosotras.

—Entendido.

—Pero si estas realmente hambrienta Zara, puedes ir por algo al mini refrigerador de allí —dijo Yasmine, haciendo un gesto con su cabeza hacia la esquina donde estaba el aparato—. Yo me saqué un vaso de yogur.

—Oh, claro. Gracias. —Me levanté para ver que podía encontrar, mientras todas esperábamos que todo el mundo despertara.

Después de veinte minutos de espera, conversando entre nosotras y terminando con dos vasos de yogur griego sabor a fresas, todas despertaron y salieron de sus habitaciones.

Pronto Evelyn entró, usando un vestido de gasa amarillo caléndula que llegaba a sus rodillas. Pero como siempre, su sonrisa era mucho más brillante comparada con el vestido que usaba.

Quería saber que era lo que la mantenía de tan buen humor...

—Buenos días muñecas —nos saludó con la mano en su cadera—. ¿Durmieron bien?

Todas contestamos su saludo y dijimos sí, respondiendo su pregunta al unísono.

—Bien, —juntó sus manos—. Porque tienen un día muy agitado por delante. Así que bajemos para primero desayunar.

The Malik's Dolls || z.m. єѕραñσℓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora