; dos;

28 6 2
                                    

"Pero si decides regresar,
y volver a buscarme,
quiero que lo sepas:
de ti no voy a separarme."

—Corazón de Pluma.

  Son las tres de la tarde cuando llega a su casa, finalmente, y tiene que agradecer al cielo a que Phil no se encuentra porque así puede subir a su cuarto por su cartera y bajar nuevamente a pagarle al chofer que lo llevó, quien parece muy insatisfecho y se marcha antes de recibir su propina.

  Dan decide que eso realmente no le importa, y vuelve a su departamento con extremo cuidado, bañándose de una manera poco silenciosa (toma prestada la bocina de Phil y reproduce The 2nd Law a todo volumen mientras está en la regadera) y sacando una pijama limpia de su cajón antes de ponerse cómodo en su sillón a esperar a que Phil regrese.

  Ocurre en algún momento entre las ocho y las nueve de la noche, cuando ya está oscuro afuera y Dan empieza a preguntarse dónde está Phil que se le ocurre ir por su celular, que lleva ya más de diez horas cargándose, para encontrarse con la ingrata sorpresa de que tiene veintisiete llamadas perdidas, más de noventa y nueve mensajes de texto y una notificación de Messenger de Phil.

  Intenta pasar el nudo que tiene formado en la garganta antes de desbloquear su celular y marcar el número de su mejor amigo con el marcado de emergencia, el azabache responde al primer timbre.

—Dan, ¡¿estás bien?!—por su tono de voz Dan deduce que Phil está en el borde de la locura, suena a que ha estado llorando—. Dios, ¡¿estás en la casa?! ¡¿Dónde estabas?! Espera, iré para allá. Por favor, por favor, por favor no te muevas.

  Y vuelve a colgar la llamada, sin esperarse a que el castaño diga algo.

  Phil vuelve media hora más tarde, está completamente agotado y nervioso, y sostiene a Dan entre sus brazos por lo que parece una eternidad antes de dejarlo ir y sacudirlo con fuerza.

  Todavía hay lágrimas escurriéndole por las mejillas y Dan acerca una mano cuidadosamente, limpiando cada una con el pulgar antes de acercarse a depositar un beso sobre ambos párpados cerrados de su amigo.

—Estoy bien, Philly, estoy bien. Estoy aquí—y ahora es él quien toma a Phil entre sus brazos, apretándolo tanto que está seguro le sacará el aire. Pero el pelinegro regresa el abrazo inclusive con más fuerza, y Dan sabe en ese momento que está bien. Que va a estar bien.

  Dan sabe que van a estar bien, siente que, siempre y cuando estén juntos, van a estar bien.

  Aprieta a Phil con más fuerza todavía.

Helpless || Phil LesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora