Capitulo 3

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Todo es silencio.

Por un momento estoy aturdida, reaccionó y tiro el arma. Él me mira sorprendido, no quería disparar, solo apreté el gatillo sin pensarlo.

—Lo lamento, yo no quería. —

Lo miro a los ojos, ahora grises, rasgo parte de mi polera y la presiono en la herida de su hombro.

—Cúbrete.

Ignoro lo que dice.

—Usted me ha asustado. —justifico mi acción.

Busco con la mirada a su amigo y lo encuentro mirándome con la boca abierta.

— Está sangrando. Ayúdame.

Reacciona. Saca la llave del coche, presiona un botón. Se abren las puertas de este, lo miro por mi estupidez. Ellos podían abrir la puerta. El chico se sienta y enciende el coche. Vuelve a nosotros y me ayuda a subir a su amigo.

—Luna, coloque su cinturón—dice.

Presiono la herida, él hace un gruñido.

—No cierre los ojos—le digo cuando quiere cerrar sus ojos. El chico que conduce voltea a ver varias veces

— ¿Él va a estar bien? —Le pregunto a su amigo.

—Él va a estar bien Luna. Solo esta débil. Lo que le disparo es una bala de plata. —responde.

—¿Por qué me llamas luna? Ese no es mi nombre—pregunto con intriga

—Porque usted es nuestra luna. Mate de nuestro alfa. —

— ¿Mate? ¿Alfa? ¿A qué te refieres? —frunzo el ceño.

—Calla Logan y conduce más rápido. —dice débilmente Adam.

Comienzo a sentir el frío, tiemblo. Adam me observa. Mira la puerta que el mismo arranco. El de repente desabrocha mi cinturón, sujeta mi cintura, su mano es tan calientes, mi corazón se acelera y me suelta del otro lado donde si está la puerta. Me siento fría cuando dejo de sentir su mano.

—El cinturón. —

Obedezco. Luego vuelvo a colocar la polera que se había caído cuando me movió de lugar. Su herida sangra manchando mi mano.

—Está sangrando mucho. —digo con preocupación

El chico aprieta el acelerador y vamos a toda velocidad, saltándose los semáforos. Unos minutos después desacelera y nos adentramos a un pueblo. Frunzo el ceño.

—¿Es un pueblo nuevo? —pregunto mirando a las pocas personas que veo.

—No. —responde Adam.

Vuelvo la vista para ver a las personas, algunas se inclinan mostrando respeto cuando ven la el coche. Miro a la mujer que camina con su hija a su lado y recuerdo a mi madre, recuerdo que quisieron violarme en un callejón.

Mi corazón se acelera, mis manos están temblando, no puedo controlar mis emociones, siento una mano cálida en mi cara. Lo veo mirándome intensamente como si quisiera descifrarme.

—Respira.

Hago lo que dice, no me había notado que no lo hacía. Respiro profundo y exhalo a los segundos, no quito la vista de sus ojos, verlos me da una cierta tranquilidad.

—Mi madre necesita los medicamentos y no puedo dejarla sola. — hablo unos momentos después de haberme calmado.

—Mis hombres le llevarán sus medicamentos y deja de clavarme tus uñas en mi brazo. —dice mirando su brazo

HÍBRIDA ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora