9 - Larga noche

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Normalmente detestaba la sensación de corazón a acelerado, pero en ese momento junto a él por alguna razón me gustaba. Seguía detrás de mí sujetándome entre sus brazos inmovilizándome. Todavía no respondía nada

—¿Cuál?

—Te soltare si me dices porque viniste a mí

¿Cómo? ¿Eso era todo? Estaba concentra en no entender cómo podía ser todo tan ameno con él

—¿Entonces? ¿Me dirás o nos quedaremos así un buen rato?

No era mi culpa dudarlo, no era mi culpa no querer que me soltara. Pero no podía, no podía mostrarme débil y extraña por querer quedarme así. Así que asentí y sus brazos me soltaron

Ahora era yo la que estaba sentada sobre la baja mesa y el enfrente de mí en el sofá

—Descubrí — Carraspeé. — Hoy... Ellos — Fruncí el rostro al no poder hablar. Tendría que gesticular. — Me secuestraron a los cuatro y no me llamo Sif

—¿Descubriste eso hoy?

Asentí

—Supongo que es una buena razón para huir — Se quedó viendo al piso un rato. Mordió su labio y volvió a verme preocupado. — ¿Alguna vez has matado?

Mi rostro denotaba horror mientras negaba

—Está bien, te creo ¿Y herido?

Volví a repetir mi acción

—Entonces no eres tan mala — Sonrió cruzándose de brazos, pero como si un repentino pensamiento viniera a él frunció el ceño. — ¿Ellos te obligan a hacer cosas? ¿Algo así como que si no lo haces ellos te hacen algo a ti?

Volví a inflar mis cachetes y asentí. Saque mi chaqueta y pareció impresionarlo un poco. Respire poniéndome recta, como si no me importara lo que le iba a mostrar. Le mostré mis ante brazos estirándolos hacia él y luego estire un poco el cuello de mi camisa mostrando el pecho, todo mi cuerpo eran cicatrices

Volví atrás tranquila. — Enloquecen. No duele

—No, no, claro que no duelen porque ya sanaron — Se oía algo molesto. — pero cuando te hicieron eso seguro si dolió

—Estoy bien, siempre

—Lo dices porque no sabes cómo es realmente vivir bien

Mi rostro cayó al suelo, él tenía razón. Para un pobre una hogaza de pan duro es felicidad y para un rico un club sándwich es algo simple. Yo no sabía cómo era una verdadera vida normal y buena, así que una pizca de lo que los demás llamarían tranquilidad, para mí era felicidad

—Estoy bien

—Eso me gustaría

Ya no sabía qué hacer, se había vuelto incómodo. Tome la taza sobre la mesa y la alce

—¿Quieres más té?

—¿Té?

—Si ¿nunca lo habías tomado? — Preguntó cuando llegamos a la cocina. Sus ojos se abrieron cuando negué. — En ese caso te dejare escoger el que quieras

Saco de un estante cuatro cajas pequeñas, podía ver frutas y flores ¿estaba tomando agua de flores? Pensando que eso era raro señale uno donde veía un limón

—Es mi favorito — Sonrió. — Tienes buen gusto ¿te gustaría comer algo? no sé si tengas hambre

Dude por un momento, realmente me daba vergüenza pedirle de comer

AUTOCRACIA "Ignorancia e Idolatría"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora