| Before |
Las hojas de bambú susurran,
meciéndose en el alero del tejado.
Las estrellas brillan
en los granos de arena dorados y plateados.
La tiras de papel de cinco colores
ya las he escrito.
Las estrellas brillan,
nos miran desde el cielo.Otabek no acostumbraba a leer ese tipo de cosas pero simplemente no pudo evitar pasar de largo algo tan meloso, tal vez haber pasado una temporada desde su regreso a Almaty junto a su hermana le hizo daño.
Si, debía ser eso, de lo contrario no entendía como pudo parecerle romántico una vieja leyenda de amor japonés que pronto se celebraría. Esa cultura era interesante, y vaya que si pero jamás indagó mucho en su historia, mucho menos en los cuentos fantaseosos sobre amantes.
—Otabek, deja de leer eso, vas a terminar con esa arruga en medio de tus cejas toda la vida —Yuri lo había sacado de sus pensamientos y le hizo ver que entre sus preguntas mantenía un gesto mas allá de la seriedad. Parecía estar molesto— ¿Sobre qué es?
Su curiosidad le hizo dejar la comodidad del sillón para correr al otro y mejor, tomar a su amigo kazajo como almohada al adueñarse de su regazo. Era cómodo, reconfortante y le hacia sentir extraño pero bien, malditamente bien. Además, no es como si estuviese viendo los comerciales de la televisión en espera de que el documental que estaban disfrutando comenzara, podría entretenerse en su celular revisando algunas redes sociales o jugando algún estúpido juego y lo habría hecho, era tentador seguir rematando zombies con plantas mutantes, guisantes volando la podrida cabeza de un muerto viviente para que no se comieran tus sesos era tentador pero hubo una fracción de segundo en el que su mirada se dirigió a Altín...
Esa era su noche de ocio extremo, una de las tantas que últimamente acostumbraban a hacer cada que se reunían como pacto de su amistad. Era normal... Como también lo era embobarse con el perfil del kazajo, aquel temple serio que siempre daba y que, orgullosamente el ruso era una de las pocas y afortunadas personas que lograban ver más allá. Al Otabek risueño, el bromista e incluso el fastidioso que no le dejaba en paz desde que lo escuchó cantar un tema de Disney, uno de princesas.
En su defensa, las películas eran un asco, pero tenían el tipo de canciones pegadizas que hacían que la cantaras una y otra vez después de estar en tu mente alojándose como un bicho.
—El Tanabata —contestó Beka al bloquear la pantalla de su móvil. Según lo que decía la información estaban cerca de las fechas para que se celebrara en Japón— ¿Lo conoces?
—Si, Katsudon me habló una vez de eso —él lo recordaba como los amantes de las estrellas, una cursilería con tintes dramáticos a causa del padre, o algo así se le quedó grabado— Se ve que no te gustó
—No es eso soldado, solo... me pareció algo triste, los amantes deben verse sólo una vez al año —el séptimo día del séptimo mes esperando que la lluvia les impida verse y volver a esperar otro año separados.
—Asi eran las relaciones a distancia de antes —claro, si se veía en un plano realista y se le quitaba el hecho que ambos estaban separados por un río de estrellas y unas grullas servían como puente—. De seguro ansiaban ese día, nada importaba más que verse, no lo sentirían como algo triste
—¿Como estas tan seguro? —no pasó de largo esa seguridad, algo que solo se notaba en el patinador cada que hablaba de algo que ya sabia y no solo fanfarroneaba y gruñía fingiendo saber las maravillas de la vida.
—Porque por ejemplo, yo me siento feliz de verte de nuevo, nada me importa más que pasar el rato contigo —la distancia se esfumaba, mantener una conexión entre mensajes y vídeo llamadas solo apaciguaban un poco las ganas de ver a su mejor amigo pero el tenerlo de frente y tan cerca le recordaba cuanto lo extrañó.
—Yura... —esas palabras le dieron peso a la leyenda, ver un punto que era evidente quizás para todo mundo pero que para él tuvo que ser ilustrado por un rubio que poco a poco iba tomando un color rojizo en sus pómulos a causa de lo que acababa de decir y que hasta ese momento se había dado cuenta.
—¡Ah! Me estoy perdiendo el documental por tu culpa, Otabobo —¿Qué demonios le pasaba? Sonó como idiota enamorado. Otabek podía interpretar de otra forma su gusto por verlo. No hubo nada mas que sana amistad de mejores amigos a distancia.Si, eso.
—Oye, yo también quería verlo pero me distrajo tu discurso de como te gusta pasar el tiempo conmigo —un rato para molestar a Yuri Plisetsky no le haría mal.
—¡Yo no dije eso! —si, le gustaba pasar tiempo con él, Otabek era cool, soportaba su temperamento y cada vez hacían cosas diferentes, su compañía era tan... Estimulante, pero decirlo tan abiertamente como hacia minutos atrás seria algo que no volvería a decir en años—. No te creas tan importante, tengo más amigos con los que me gusta pasar el tiempo también
—¿Si? ¿Y haces lo mismo que hacemos nosotros con ellos? —Soportó lo más posible la sonrisa que quería nacer gracias a las muecas exageradas del menor, era un gran espectáculo.
—¡Jamás! Lo que hacemos es especial, como lo que hacemos ahora —la mentira duró tan poco que dio gracia. Y no valía la pena seguir, si Yuri expandía su círculo social Otabek lo sabría de la boca del mismo ruso, su mejor amigo se enteraba de lo mas mínimo. Así era su relación.
—Yo tampoco hago esto con nadie más, ni me alegra tanto ver a alguien después de algunos meses —dejó de lado en juego y habló enserio. No había persona que invadiera más su mente que Yuri por cosas tan mínimas que le asustaban.
Y eso no era normal. Así, como no era normal ver su belleza en esos ojos que expresaban tanto cuando se conectaba a los suyos
—Beka...
—¿Si?
—No quiero que hagas con alguien más lo que hacemos
—Jamás lo haría, Yura, lo prometo
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Notas: Me pasé de palabras en este, lo que me faltó en el capítulo anterior, que cosas (?)Como dije en un principio los Before no tienen orden. En uno puede aparecer su primer beso y el siguiente el primer año juntos.
Dejó una pequeña imagen que me robe de una pág, así me siento (?)
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Before/After [ Otayuri ]
FanfictionUn pequeño desliz, un olvido dentro de una relación apasionada, amorosa entre tintes grises y rosas y en la que Yuri Plisetsky no puede quejarse, mucho menos sabiendo que pronto su vida cambiará de forma drástica junto con la de su pareja ante la no...