Todos somos buenos criticando y juzgando. Pero antes de evaluar y emitir juicios sobre el trabajo o la forma de pensar o aplicar de otros, respóndeme:
¿Cuál fue la última idea que se te ocurrió? ¿Cuál fue tu última obra? ¿Dónde podemos verla? ¿Qué aporte hiciste al mundo, al arte, al deporte o la ciencia? ¿Desde cuándo tus opiniones son verdades absolutas? ¿Qué te respalda para emitir los juicios que emites? ¿Todas esas convicciones que tienes arrojaron resultados positivos a tu vida?
Si evitas criticar, evitarás perder tiempo valioso que puedes emplear en tus propios objetivos. Recuerda que la opinión más importante tiene que ser la tuya, lo que realmente interesa es que tú disfrutes, que te sientas bien con lo que haces. Por eso no debes permitir que esas opiniones te quiten algo que amas, aunque lo hagas mal. Deja que ellos hagan, de manera excelente eso que tanto odian, que ese es el primer paso de la infelicidad y del fracaso. Tú dedícate a hacer lo que quieras, lo que te de placer, aunque no tengas el más mínimo talento.
Opinar y criticar son dos de los trabajos más sencillos que existen, por eso casi todos los inútiles optan dedicarse a ellos.
Responde con sinceridad: ¿A eso quieres dedicarte? ¿Es eso en lo que te vas a enfocar? ¿En la vida de otras personas? ¿Qué vas a hacer entonces con tu vida? ¿Dejarla de lado para entrometerte donde nadie te requiere?
¿Qué vas a hacer con el tiempo que te queda de vida?
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¿Qué vas a hacer con el tiempo que te queda de vida?
SpiritualExiste una verdad que te golpea en la cara y te hace dar cuenta de dónde estás parado realmente. Esa verdad que es una bofetada en el alma. La verdad que te dice alguien que se está yendo de tu vida, la verdad que te dice una pareja que te está enga...