Asociaciones de la frustración

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El ser humano por lo general es más propenso a unirse al desgano que a la acción, esto es porque nuestra mente está programada para eso. Nos unimos para frustrarnos entre todos. Basta con que uno solo se queje o se lamente o hable de lo mal que está todo, para que los demás lo imiten.

Y así surgen las asociaciones de la frustración. Entidades dedicadas a fomentar el fracaso más rotundo. Yo encontré cinco de ellas, pero seguro hay muchas más:

1. Junta de lamentaciones.

Tiempo libre dedicado exclusivamente a la queja. Este tipo de conducta lo único que hace es limitar mi desarrollo personal.

"Deberían darnos un aumento", "deberíamos trabajar hasta los jueves y entrar los lunes por la tarde".

2. Sindicato de quejas.

Se focalizan en los malestares y dolores, ejercicio que los incrementa.

"Me duele la pierna", "a mí me mata la espalda", "no puedo más del dolor de cintura".

3. Directorio de improductividad.

Son excusas que ponemos para no hacer nada y de esta manera aplasto mis proyectos, vuelvo a mi cuerpo improductivo y a mi mente lenta.

"Hace mucho frío", "con esta lluvia no se puede hacer nada", "a mí nadie me va a decir cómo hacer las cosas".

4. Centro de atención a la víctima.

La víctima nunca es muy exitosa, y la gente tiene una predilección hacia la victimización, por el simple negocio de cambiar a pérdida, su talento y motivación por conseguir un poco de atención efímera, ya que desde pequeños equiparamos el amor con la atención.

"Pobre de mí", "claro, a nadie le importa lo que a mí me pasa".

5. Sucursal de la resignación.

Creencias acerca de la inutilidad de todo acto. Todo da igual. Nada importa lo suficiente. Si hacemos caso a estas inferencias, anulamos definitivamente nuestro potencial.

"Para qué voy a trabajar tanto, no me voy a llevar nada a la tumba", "total qué me importa".

Todas y cada una de estas premisas, anulan mi voluntad de cambio y no son más que creencias que tenemos. Actuamos en base a ellas, que por repetición se fueron convirtiendo en hábitos. Hoy somos una especie de entes que decimos lo que los demás desean oír, hacemos lo que todos saben que vamos a hacer y, como ya hemos mencionado, nos convertimos en cajas de resonancia, "escuchamos y repetimos":

· Repetimos las mismas acciones día a día.

· Tenemos las mismas conversaciones.

· Reiteramos los mismos métodos perdedores.

· Cada año, repetimos 365 veces el mismo día.

"Va a llover", "es una vergüenza como están las calles", "¿Cómo salió el juego de anoche?"

Este, no solo es el diálogo que tenemos con los demás, sino que este mismo diálogo intrascendente, sin sentido, que no conduce a ningún sitio, lo tenemos con nosotros mismos y eso es lo realmente peligroso.

¿Este es el tipo de conversaciones que quieres tener con tu consciencia? ¿Tan tonto es tu cerebro que no puedes hablarle de otra cosa? ¿A estas asociaciones quieres pertenecer? ¿Qué estás haciendo con el tiempo que te queda de vida?

¿Qué vas a hacer con el tiempo que te queda de vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora