"Estoy sufriendo por ti", "tienes que querer a tu hermano", "ve y abraza a tu madre", "hay un dios en el cielo", "¿cómo no te importa tu país?".
Nuestra mente es bombardeada desde que está en pleno crecimiento con este tipo de información que manipula nuestras emociones, dirige nuestra lógica y reprime nuestra libertad más profunda: "el libre albedrío".
Es tiempo de comenzar a elegir nosotros mismos en qué creer, a quién querer, y decidir qué vamos a sentir. Si debilitamos nuestro mundo emocional que es el eje de nuestro comportamiento, debido a que las emociones siempre serán más determinantes que las razones, desarrollaremos reacciones adversas, que arrojarán tarde o temprano resultados negativos. Todo lo que vengo pensando, desencadenará estados de ánimo, comportamientos y demás, pero lo que ocurre en un momento determinado que puede sacudir nuestros sentimientos, a veces logra desbaratar todo eso en lo que veníamos creyendo y pensando. Por lo tanto, erigir un templo lo suficientemente poderoso en nuestro corazón forjado desde lo más íntimo de nuestra consciencia nos permitirá siempre estar en armonía con esa persona que en realidad somos.
Las frases mencionadas, junto con muchas más del mismo estilo, identifican la cultura del sufrimiento, una cultura que revive nuestras facultades de victimizarnos por todo. Estas sensaciones de culpa infringidas se transmiten de padres a hijos, de profesores a alumnos, entre amigos, compañeros y hasta la propia pareja. En realidad, reflejan un escenario ecuménico para la tragedia en la que nos gusta vivir. Pareciera que el planeta es el estadio de una competencia mundial de quién sufre en mayor proporción, como si ello condujera a un premio o recompensa. La mayoría de los seres humanos quieren tener el título de expertos en dolores y sufrimientos.
Las creencias son el primer factor de influencia de esta programación. Creemos que creemos en esto que nos dicen, y cuando nos convencemos de ello es que nuestra mente llena los espacios con conclusiones que elabora de premisas nocivas. Ocurre que nadie puede ordenarnos qué sentir, cómo pensar, a quién extrañar, en qué creer. Esas son tus decisiones y dejarte caer en la cultura del sufrimiento que hace del dolor un dios, del fracaso un atractivo, de la pobreza un honor, de la muerte un ritual, del odio un orgullo, y de la ira un patrimonio es también tu decisión, nadie puede decirte de qué manera vivir.
Solo se puede decidir conociendo cierta información, conocer cierta información es tener más libertad para elegir lo que realmente deseas y con pleno conocimiento de la decisión que estás tomando. Por eso no existe libre albedrío sin la información necesaria, y de eso se trata este material que tienes en tus manos. No es una casualidad que estés leyendo esto en este momento de tu vida, si antes no llegó a ti es porque no estabas preparado, porque todavía no se había instalado en tu mente la pregunta más importante de tu existencia:
¿Qué vas a hacer con el tiempo que te queda de vida?
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¿Qué vas a hacer con el tiempo que te queda de vida?
Tâm linhExiste una verdad que te golpea en la cara y te hace dar cuenta de dónde estás parado realmente. Esa verdad que es una bofetada en el alma. La verdad que te dice alguien que se está yendo de tu vida, la verdad que te dice una pareja que te está enga...