No existe el fracaso

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Déjame hacerte una pregunta ¿Cuántas veces fracasaste? ¿Cuántas cosas te han salido mal? ¿Con cuántas parejas creíste que ibas a estar toda la vida y no funcionó? ¿Cuántos trabajos perdiste? ¿Cuántos empleos no obtuviste? ¿Cuántos de tus negocios se fundieron? ¿Cuántos de tus proyectos se vinieron a pique? ¿Cuántas de tus ideas quedaron en la nada?

Y ahora la pregunta más interesante aquí es: ¿Qué han hecho todos esos fracasos contigo? ¿Te quitaron el habla? ¿La capacidad de crear? ¿La facultad de resolver? ¿Te hicieron menos atractivo?

Tengo tres posibles respuestas:

1. Nada.

2. Nada.

3. Absolutamente nada.

El único problema del fracaso es que creemos en él. La única manera en que puede dañarnos es si se lo permitimos.

Si piensas que eres un perdedor estás decidiéndote a fracasar.

"No vueles tan cerca del sol o te quemarás", "No vivas tan alegremente porque cuando te deprimas, caerás a un hoyo muy profundo". A veces estos conceptos nos involucran en fracasos determinantes haciéndonos creer que el hecho de fracasar es similar a una enfermedad terminal. Y esto ocurre en todos los niveles en los que nos dejamos influenciar por nuestra estupidez. Si tu pareja te abandonara hoy mismo, piensa con detenimiento y contesta: ¿Qué te sucedería a nivel real? ¿Se te caería el cabello? ¿Tu jefe te reduciría el sueldo porque la razón de tu último aumento fue que tu pareja permaneciera contigo? ¿Tu hígado comenzaría a fallar? ¿Tus ojos en lugar de ser celestes se volverían marrones?

La respuesta es ¡No! Nada de esto te sucedería. Nada de nada te sucedería. Pero tenemos en nuestra mente, instalada la premisa de que un fracaso es algo devastador y ante ese pensamiento, nuestra mente actúa en consecuencia.

A veces cometemos un error y enseguida, cuando lo descubrimos, nos preguntamos ¿cómo pude ser tan idiota de cometer ese error? Lo que sucede aquí es que nuestra mente inmediatamente que algo no funcionó, procesó la información nueva y nos otorgó otra solución, que quizás en un primer momento hasta nos pareció absurda. Y de la misma manera que ahora no entiende cómo pudimos tomar esa decisión, no entendía antes cómo hemos tomado esta otra.

¿Qué ocurre cuando tenemos la idea más maravillosa del mundo y luego fracasa?

Enseguida nos parece la idea más estúpida que se nos pudo haber ocurrido, sin embargo, tanto antes de fracasar como después, la idea sigue siendo la misma y lo que conseguimos emitiendo este tipo de juicios, es que el fracaso de una idea interfiera en el valor que tienen los procesos creativos y lógicos que generaron esa idea. ¿Cómo nos sentíamos cuando estábamos diseñando ese proyecto? De la misma manera como se sienten los genios.

Puede que esa idea no haya dado resultado, pero eso no interesa, porque ya aprendimos algo más importante, que es a crear y pensar en algo nuevo, desarrollarlo y tener el coraje de implementarlo.

Por eso, la mejor forma de contrarrestar los fracasos es aprender a disfrutar de los procesos, aprender a disfrutar del viaje. El fracaso suele ser la consecuencia de realizar una acción sin la suficiente preparación. Pero eso solo se puede revertir poniéndola a prueba.

Si crees en el fracaso, este se convertirá en tu dios personal y entonces deberás rezar cada noche por la muerte de tus sueños, de tus proyectos y sobre todo de tu vida.

¿Qué vas a hacer con el tiempo que te queda de vida?

¿Qué vas a hacer con el tiempo que te queda de vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora