«-A cada paso que des, sentirás que caminas sobre cristales rotos. Te conviene saber además, que si tu príncipe de enamora de alguien más te disolverás de repente, convirtiéndote en la espuma de las olas del mar... ¿Aceptas aún así?»
«-Sí. Porque am...
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La espuma de las olas era visible desde la cubierta del barco y las luces del amanecer iluminaban las finas lágrimas que salían de los ojos ámbar de Shaoran. No había podido tener un final feliz, como en los cuentos que le contaban de pequeño.
Al menos, no por ahora. Pues parecía que Sakura, tenía miedo del futuro que les aguardara. Un futuro incierto, con muy pocas probabilidades de estar juntos. Pero él ya no tenía miedo de nada, buscaría cualquier oportunidad para estar con ella y por eso mismo justo ahora se encontraba sosteniendo a Sakura con todas sus fuerzas.
En cuanto ella se lanzó fuera del barco, Shaoran actuó lo más rápido posible que pudo, ni siquiera pudo pensar en su acción cuando ya estaba tomando la mano de su amada, evitando de este modo que ella cayera al agua.
-¡SAKURA!
Con el cuerpo recargado en el borde del barco, una mano sosteniendo a Sakura y la otra sosteniéndose para no caer junto con Sakura, miró a los verdosos ojos de la chica. Algo debajo de ella captó su atención.
Lo que parecieran ser dos mujeres estaban expectantes de la escena, su expresión estupefacta era aquella que le dedicaban y luego el miedo en cuanto percibieron la mirada de él.
-¡Por favor Shaoran! -fue el grito de Sakura el que le hizo desviar la mirada de las criaturas que percibió, sólo notando cuando ambas de hundieron en las profundidades del mar- ¡Déjame! -imploró con lágrimas en los ojos-. Sólo sigue con tu vida, yo no podré, nunca podría estar a tu lado. Shaoran, nada es suficiente para que podamos vivir juntos...
La sorpresa de escuchar su voz aún no la abandonaba, pero eso no debía tener importancia en este momento, Sakura así lo pensaba. Shaoran tampoco estaba muy tranquilo al escucharle, tenía tantas dudas, pero justo ahora decía preocuparse porque el amor de su vida no cayera.
-Por favor, Sakura, no me dejes. Tú lo eres todo para mí. No podría soportar que no estés más en mi vida -dijo mientras con ambas manos intentaba subirla de nuevo al barco-. Te amo, Sakura. Dime... ¿Es que acaso eso no es suficiente?
-... Shaoran...
Su rostro repleto de tristeza acompañaba las dolidas palabras del ambarino, Sakura no sabía que decir. Podía sentir las lágrimas propias saliendo de sus ojos y percibía los brillos de las lágrimas de Shaoran que caían con lentitud.
Él la subió, lenta y cuidadosamente, procurando no lastimarla y, cuando por fin la hizo pisar nuevamente la cubierta, la abrazó con todas sus fuerzas, como si sintiera que en cualquier momento, algo o alguien, fuera a llegar y le arrebatara ese efímero momento de felicidad. Como si la vida se la fuera a arrebatar.
