Noche 12

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7 de agosto de 2017

Axel maldice a lo bajo y entonces me doy cuenta. Es de noche otra vez. Aunque no hay tiempo de preocuparse de eso, porque hay un lobo dentro del refugio. El animal camina por la habitación observándome fijo, yo giro un segundo mi vista a la salida que está sellada y vuelvo a mirarlo. Este no me ataca, incluso aunque me distraje un momento.

El lobuno cambia su visión hacia la puerta y de repente regresa por dónde vino, dirigiéndose directamente a la ventana. No comprendo nada hasta que algo comienza a golpear la puerta.

―¡Vamos! ―grito y me giro a dónde fue el animal.

―¡¿Vas a seguir a ese bicho?! ―chilla aterrorizada Marian.

―Ella tiene razón ―Axel mira a la rubia refiriéndose a ella y luego a mí para aclararme ―no podemos salir de aquí, es de noche...

―¡¡Lo que sea que está golpeando la puerta, la va a romper!! ―exclamo alterada ―¡¡Vengan o mueran!! ―insisto.

Oigo un aullido y miro hacia la ventana. Olvido a ambos que me ignoran y sigo al lobo sin dudar más. Cruzo el vidrio roto persiguiendo al animal. El lugar esta oscuro, pero puedo ver con tranquilidad, nunca he venido por aquí, estoy segura.

Me detengo en un acantilado cuando pierdo al lobo de vista. Mis ojos se abren en grande al sentir el vértigo, de ver tal altura en ese precipicio. Me concentro en otra cosa, cuando en un árbol cercano veo marcada una "D". ¿Estoy formando una palabra? La letra ya no está ahí...

Debo estar volviéndome loca.

Oigo llorar al lobo y me doy vuelta, su pie está atrapado en una de esas tramperas. Corro hasta él y primero me gruñe, pero luego cuando lo suelto, retrocede pero no me ataca.

―La vez qué me atacaste era por el cuchillo... ―opino y me observa otra vez, sus ojos amarillos se quedan mirándome fijo, luego observan el valle lejos del acantilado ―¿Qué ves? ―hago caso a su señal.

Trago saliva viendo un arma a lo lejos, una escopeta.

―Eso es para cazar... ―susurro y me quedo tildada recordando a mi padrastro, le encanta ese maldito deporte.

―¡¡Aneliz!! ―me giro visualizo a Marian que viene corriendo hacia a mí, giro mi vista y veo que el lobo se esconde en un arbusto.

¿Pero qué le pasa?

Me concentro cuando la rubia se acerca y miro hacia todas partes preocupada, entonces la agarro de la remera.

―¡¿Y Axel?! ―le grito y niega con la cabeza.

―No... yo... ―baja la vista y la suelto ―es qué...

―¿Dónde está...? ―insisto.

―Esa cosa lo alcanzo y no supe más, salí corriendo cuando luego aparecieron los lobos, perdóname ―se refriega los ojos llorando.

―No... ―niego y la suelto empujándola ―¡¡Estás mintiendo!! ―le grito.

―No, yo... ―se gira entonces grita ―¡¡Ah!!

Miro lo que está viendo ella y como lo nombro, los animales vienen hacia aquí. Estamos perdidas, es nuestro fin, el acantilado se encuentra detrás de nosotras, no hay forma de escapar.

La manada de lobos se lanza sobre ambas, como si hubieran perdido la razón, por comenzar a tirarse al acantilado. Uno le da a Marian y ella se tropieza hacia atrás.

―¡¡No!! ―intento agarrarla.

Todo pasa en cámara lenta, la frustración, la impotencia, si tan solo hubiera tenido más fuerza, si tan solo no hubiera usado la mano que está incompleta, si tan solo... hubiera hecho algo mejor.

Marian cae al precipicio y cuando su cuerpo choca con el suelo, muere en el acto. Desde lejos puedo ver su inmovilidad y quedo atónita.

He quedado sola.

Los lobos siguen tirándose, hasta que uno viene y me empuja a mí, cuando creo que voy a caer, el qué estaba escondido en el arbusto termina por atacar al otro y cuando mi cabeza choca con el suelo me desmayo.

La "O" aparece en mi mente antes de desvanecerme.

~•~

La carta de A se hace esperar.

Atte: Vivi.

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