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El viento me sacudia el pelo, mientras que yo, con daga en mano, veía como un furioso Ayato entraba lentamente.

Mirando directamente mis asustados ojos.

Narrador

Yui solo sujetó más fuerte la daga, hasta que sus nudillos se tornaron blancos.

Ella se negaba a desviar la mirada, no queria parecer debil ante aquel sadico vampiro, no… antes muerta que regresar junto a ellos, junto a el.

Si bien durante su estadia en la mansión sakamaki llegó a sentir afecto por el, llegó a sentir un cariño especial por el, todo ya había desaparecido, no sentia nada por el. Solo miedo.

Ayato por su parte estaba furioso, ella lo había abandonado, ella lo dejo solo, ella se fue lejos de el y cuando la encontró, ella ya tenia a alguien más… ya tenia a ese tal Kotaru, un simple pedazo de mierda que no se podía comparar a el, nadie se comparaba al gran ore-sama.
Y se lo dejaria claro a ambos.

Estuvieron en silencio por unos momentos analizado al otro con la mirada.

Yui lo notó más alto y su mirada era mucho más sombria que antes, tenia un toque mucho más salvaje. Ella tambien vio que Ayato tenía una espada amarrada a la cintura.

Ayato la miro, su pelo rubio era más largo, ya no era tan chichinashi como antes, ella tambien creció unos centímetros y su sangre… olía igual que antes.
Eso era una buena señal… ella seguia siendo virgen.

Y su virginidad le pertenecía a el.

La rubia fue la primera en hablar.

-¿Por que estas aquí?¿Acaso crees que volveré a tu lado?-. Su tono era alto y seguro, lo que no le gusto al pelirrojo.

-Tsk, deberías sentirte agradecida! El gran ore-sama vino a buscar a una simple presa como tu… y con que me encuentro?! Con una bastarda que piensa entregarse a un simple humano de mierda!- el pelirrojo gritaba y se acercaba a ella de forma amenazante, yui con miedo retrocedia a cada paso que ayato daba. Derrepente la puerta de la habitación empezó a templar y el picaporte trataba de girar.

-¡YUI!¡Que pasa!¿¡Por que cerraste la puerta!?¡YUI!- Akira gritaba desesperada, unos momentos antes escucho un portaso y luego una voz que gritaba. Definitivamente… Yui no estaba sola en la habitación.
Segundos después una segunda voz de unió a los gritos de Akira, esta era masculina. Era Kotaru.

-¡Yui, cariño!¡Abre la puerta!- Cuando la voz de Kotaru llego a los oídos de Ayato este solo sonrío, lo mataría, despues de todo nadie le quita sus pertenencias al gran ore-sama.

Cuando la chica vio la sonrisa de Ayato su corazón se lleno de terror, no dudaba en que Ayato intentaría dañarlo, torturarlo, matarlo.

-¡KOTARU-KUN!¡No ent- Yui se volteó hacia la puerta, dandole la espalda a Ayato, el cual aprovechó para tomarla de la cintura y atraerá a su cuerpo.
La rubia soltó la daga por la sorpresa.

De un momento a otro Kotaru y Akira entraron el la habitación y se quedaron estáticos al ver que el oji-verde desenfundar la espada y apuntar a ellos con esta.

Ayato analizó a Kotaru con la mirada, peli-negro con ojos cafe, era más o menos de su altura, también era delgado.

-Tsk, chichinashi… no me digas que eliges a este bastardo… ¡antes que a mi!- Ayato arrojó a la chica contra la muralla golpeando su cabeza, Akira esquivando al pelirrojo se agachó junto a su amiga.

Kotaru se abalanzó sobre Ayato, este sonrío ampliamente mientras alzaba la espada.

-¡Tu… aprenderás a no tocar mis cosas!- Ayato daba pasos firmes y seguros, el peli-negro solo retrocedía. Indefenso.

Lo ultimo que Yui vio antes de desmayarse.

Fue a Kotaru callendo al suelo.

Y a Ayato acercarse a ella.

«Sólo eres mía» ·Diabolik Lovers· (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora