Capítulo 21

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Cuando Andrew Voltar contestó por décima vez la información que ya sabían, todos se miraron con creciente preocupación. Katie se mordía las uñas, mirando a la nada, y Max se rascaba la nuca hasta el punto de dejarla roja, con pequeñas heridas.

-¿Estás seguro de que no la has visto? -preguntó Remus por tercera vez.

-Segurísimo, Lupin -respondió el Ravenclaw pacientemente.

-Y dime otra vez... ¿a qué hora te levantas? -intervino Sirius.

-A las seis -repitió sin cansarse.

-Me sigue pareciendo un suicidio -murmuró Max mirándole incrédulo, pero Voltar no dio señales de haberse molestado.

Sirius miró a su hermano de reojo, que hacía rato ya que se aburría y miraba por la ventana con notable nostalgia. Aún seguía afectado por el hecho de que Sirius prefiriera vivir solo a volver a su antiguo hogar y no se había esforzado mucho en intervenir en la conversación.

-Entonces lleva desaparecida desde las seis. Eso son unas siete horas -comentó Max frustrado.

-Tenemos que encontrarla antes de que se haga daño -gruñó Katie con el ceño fruncido y la varita en la mano.

No pudo moverse mucho, sin embargo, porque Voltar la había pillado por la manga de la túnica y había tirado de ella, bajo la fija mirada de Remus. Con total tranquilidad, Andrew cogió el pergamino y lo examinó una vez más.

-¿Dices que apareció entre tus sábanas? -preguntó serenamente- Eso te da bastante información.

-¿Qué dices?

-Es fácil, West -respondió con una leve arrogancia propia de los de su casa-. Tiene que haber sido alguien de Gryffindor y, si vuestras escaleras son como las de nuestra torre, una chica. Además, la secuestradora debe tener algo en contra de la chiquilla.

-Tiene un año menos que tú -señaló Max con los ojos entornados.

Mientras Voltar le miraba con el rostro inexpresivo, Sirius recordaba una conversación con completa claridad.

-¿Qué será de Hamilton?

-Eso déjemelo a mí. ¡Vamos! Tenemos que hablar con White.

La voz de Kerry-Anne Woods retumbó en su cabeza durante varios segundos. Sabía que estaba loca y ese día lo demostró, pero no creía que pudiera llegar al secuestro.

-Sé quién ha sido -dijo llamando la atención de todos. Miró con seriedad a Voltar y después con compasión a Regulus-. Gracias por tu ayuda y... Reg, te debo otra.

-Ni te molestes.

No se sorprendió ante la frialdad con la que contestó porque era lo que se esperaba, así que se dio la vuelta y todos le siguieron hasta la salida de la Biblioteca.

-¿Lo sabes de verdad? -preguntó Remus sorprendido.

-Es una larga historia -asintió masajeándose el puente de la nariz-, pero creo que es Kerry-Anne Woods. Bueno, en realidad, estoy seguro.

-¿Woods? -repitió inseguro.

Volvió a asentir en silencio antes de pedirle el pergamino a West, que le miraba indecisa.

-Solo queda saber dónde está y creo que también sé eso.

Miró de reojo a Remus, sabiendo que ambos eran conscientes de que "la casa encantada" era la Casa de los Gritos y que si querían ir a por Maaika era necesario pasar por el Sauce Boxeador. Dado el error que cometió con Snape tiempo atrás, sin embargo, ni quería pensar en revelarles el lugar a alguien que no perteneciera a su grupo.

Sirius Black, alcahuete en ratos libres (en proceso de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora