Cuando Andrew Voltar contestó por décima vez la información que ya sabían, todos se miraron con creciente preocupación. Katie se mordía las uñas, mirando a la nada, y Max se rascaba la nuca hasta el punto de dejarla roja, con pequeñas heridas.
-¿Estás seguro de que no la has visto? -preguntó Remus por tercera vez.
-Segurísimo, Lupin -respondió el Ravenclaw pacientemente.
-Y dime otra vez... ¿a qué hora te levantas? -intervino Sirius.
-A las seis -repitió sin cansarse.
-Me sigue pareciendo un suicidio -murmuró Max mirándole incrédulo, pero Voltar no dio señales de haberse molestado.
Sirius miró a su hermano de reojo, que hacía rato ya que se aburría y miraba por la ventana con notable nostalgia. Aún seguía afectado por el hecho de que Sirius prefiriera vivir solo a volver a su antiguo hogar y no se había esforzado mucho en intervenir en la conversación.
-Entonces lleva desaparecida desde las seis. Eso son unas siete horas -comentó Max frustrado.
-Tenemos que encontrarla antes de que se haga daño -gruñó Katie con el ceño fruncido y la varita en la mano.
No pudo moverse mucho, sin embargo, porque Voltar la había pillado por la manga de la túnica y había tirado de ella, bajo la fija mirada de Remus. Con total tranquilidad, Andrew cogió el pergamino y lo examinó una vez más.
-¿Dices que apareció entre tus sábanas? -preguntó serenamente- Eso te da bastante información.
-¿Qué dices?
-Es fácil, West -respondió con una leve arrogancia propia de los de su casa-. Tiene que haber sido alguien de Gryffindor y, si vuestras escaleras son como las de nuestra torre, una chica. Además, la secuestradora debe tener algo en contra de la chiquilla.
-Tiene un año menos que tú -señaló Max con los ojos entornados.
Mientras Voltar le miraba con el rostro inexpresivo, Sirius recordaba una conversación con completa claridad.
-¿Qué será de Hamilton?
-Eso déjemelo a mí. ¡Vamos! Tenemos que hablar con White.
La voz de Kerry-Anne Woods retumbó en su cabeza durante varios segundos. Sabía que estaba loca y ese día lo demostró, pero no creía que pudiera llegar al secuestro.
-Sé quién ha sido -dijo llamando la atención de todos. Miró con seriedad a Voltar y después con compasión a Regulus-. Gracias por tu ayuda y... Reg, te debo otra.
-Ni te molestes.
No se sorprendió ante la frialdad con la que contestó porque era lo que se esperaba, así que se dio la vuelta y todos le siguieron hasta la salida de la Biblioteca.
-¿Lo sabes de verdad? -preguntó Remus sorprendido.
-Es una larga historia -asintió masajeándose el puente de la nariz-, pero creo que es Kerry-Anne Woods. Bueno, en realidad, estoy seguro.
-¿Woods? -repitió inseguro.
Volvió a asentir en silencio antes de pedirle el pergamino a West, que le miraba indecisa.
-Solo queda saber dónde está y creo que también sé eso.
Miró de reojo a Remus, sabiendo que ambos eran conscientes de que "la casa encantada" era la Casa de los Gritos y que si querían ir a por Maaika era necesario pasar por el Sauce Boxeador. Dado el error que cometió con Snape tiempo atrás, sin embargo, ni quería pensar en revelarles el lugar a alguien que no perteneciera a su grupo.
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Sirius Black, alcahuete en ratos libres (en proceso de edición)
Fiksi PenggemarGryffindor, encantador, buen estudiante, gran merodeador, inteligente, jugador de quidditch, guapísimo, el sueño de todas las chicas y, por qué no, modesto también. Pero ser él costaba un precio muy alto: extender su sabiduría; y Sirius lo pagaba co...