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—Deja de reír te Joseph - dijo el tintado haciéndose el ofendido.

—Recuerdo que no fuiste a clases durante casi dos semanas y, cuando volviste ya estaba más normal - Tyler lo miró aún queriendo reír.

—¿Tú irías así por la calle?, porque yo no.

—Por lo que veo te volverás  quedar calvo si te sigues tiñendo tan seguido - Tyler volvió a reír y bajó su vista a las fotos pasando las páginas.

—Esta siempre me ha encantado - el mayor señala una foto del contrario.

En la foto, Tyler sonreía grande mostrando sus pequeños dientes  y, su ojos completamente cerrados formaban una línea notoria por sus largas pestañas.

—Estabas gordito - añade Josh pellizcando las mejillas del contrario.

—Y en ese entonces todavía no comía tacos - rió - creo - simulaba estar buscando en su memoria aquellos días

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—Y en ese entonces todavía no comía tacos - rió - creo - simulaba estar buscando en su memoria aquellos días.

Ambos rieron.

—Igualmente sigues siendo un tierno, adorable y maravilloso niño - Josh besa su frente.

—Lo sé - el menor sonríe acurrucado se a su lado.

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El tintado miró el reloj en su muñeca levantándose de la mesa  de la cocina.

—Ya me voy Ty - dijo cuando estaba en el salón detrás del mencionado.

—Vale - fue lo único que respondió y se echó su cabeza hacia atrás sonriendo le al mayor a su espalda.

Josh besó su cabeza, tomó sus llaves y salió de allí.

En el transcurso de su caminata al trabajo iba calculando y pensando en muchas cosas, entre ellas alguien: Tyler.
No era el hecho de acabar de despedirse de él hace un rato. No, era otra cosa, no sentía culpa —y se sentía mal por ello—, era otra cosa que no sabía como interpretar.
Un bombardeo de recuerdos sobre todas las peleas que habían tenido este último año, le habían sacudido la cabeza.

—¡¿Qué mierda es eso Josh?! - Le gritó.

—No me grites mierda.

—Hago lo que me plasca Joshua. ¡Explicame qué cojones es eso!. No, olvídalo. - contestó y salió hecho una furia del departamento.

Esa fue de las primeras discusiones que tuvieron, y cuando el castaño volvió después de dos días en casa de su hermana, la discusión fue aún peor. Los dos estaban histéricos y muy enfadados; Josh extasiado, fuera de sí y, Tyler lleno de adrenalina, rabia e impotencia.

Josh no dejaba de gritarle y pasearse de un lado a otro, su cuello y su cara estaban completamente rojos y, las venas de su brazo se marcaban por la fuerza que derrochaba apretando sus puños, conteniéndose de soltar algún golpe.

¡Esto es... ¿cómo pudo pasar esto? ¿cuándo pasó esto Josh?!

—¡Joder! No... no lo sé mierda, pasó y ya - alzó las manos como si se estuviera demostrando algo.

—Pasó y ya - ríe con ironía. - No me vengas con esa excusa cutre.

—Fue en el viaje que hicimos de la empresa - dice Josh tratando de calmarse.

Tyler no dejó de llorar durante días, las llamadas de sus hermanos eran miles, por igual las de su madre. Estaba devastado, sin ánimos y agotado.

Josh no hizo nada para intentar consolarlo. Siquiera dormía con él. Cuando volvió para quedarse definitivamente en casa dormía en otra de las habitaciones y eso al castaño lo dejaba hecho polvo.

Sí, estaban enfadados pero, Tyler pensaba que aún así dormirán juntos, como lo han hecho estos cinco años. Pero no fue así.

.  .  .

—¿Qué quieres comer? - preguntó una chica bajando el cristal de la ventanilla de su coche.

—Me da igual, solo que el refresco lo quiero de uva - contestó un chico a su lado.

La chica de pelo corto, casi rapada y de ojos claros  reparó su atención en Josh.

—¿Qué desea pedir? - preguntó Josh asomando su cabeza por la ventanilla.

—D-Dos hamburguesas con doble de queso, una sola con doble de bacon, un té helado y un refresco de uva - dijo y le sonrió coqueta al tintado.

Josh asintió y se limitó a preparar el pedido de la chica.

—Son veinticinco con treinta - volvió a decir Josh entregándole la bolsa de papel después de varios minutos.

La chica le sonríe de la misma manera que antes y, le guiña el ojo a la vez que le entrega el dinero.

—Adiós - dice seguido volviendo su vista al frente empezando a conducir.

Josh la miró incrédulo y volvió dentro del local junto con sus compañeros de turno, rogando que las horas pasaran rápido ya que, sus ansias volvían a hacer acto de presencia.






Addicted to a cocaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora