-Pido la cama junto a la ventana- dijo mientras corría hacia dicha cama, cayendo sobre ella en una maraña de cabello -si dormiré con ustedes prefiero estar en un buen lugar- dice tan solo levantando una de las comisuras de sus labios.
-Creo que yo tomare el sofá- dice Mark dirigiéndose hacia este -Mona es mejor que tomes una cama también-
-Es cierto, será mejor que descanses- responde el otro chico dirigiéndole una mirada a la chica.
-Gracias chicos, pero no era necesario, yo fácilmente podría haber tomado el sofá- dice mirando entre la cama y el sofá.
-No se habla más del tema, ya es mejor irnos a dormir- dice abriendo el sofá cama de tal modo que hubiese más espacio para descansar en este.
Un gran silencio inundó la habitación, cada uno de ellos se recostaron en sus respectivos lugares, pero Mark no lograba conciliar el sueño, preguntas y dudas rondaban en su mente, ¿Qué había querido decir con eso de "será la última"? ¿Tan solo se refería al último día en este lugar? Y lo más importante de todo, ¿Por qué se le hacía conocido ese rostro?
***
La oscuridad se cernía sobre todo el lugar, sus ojos no podía distinguir nada a su alrededor, cerró con fuerza sus ojos abriéndolos una y otra vez esperando poder ver algo tras cada mirada.
Tras algunos minutos tal vez horas, no podría determinar el tiempo que había transcurrido en total oscuridad.
Lentamente una imagen se empezó a aclarar frente a él. Se encontraba parado en una acera junto a un cerca de color blanco, tras esta había un pequeño jardín con flores de distintos colores, dándole el aspecto de un hermoso arcoíris ondulante frente al claro azul que bañaba la pared principal de la casa a la que pertenecía todo esto.
El techo constituido de pequeñas tejas de barro entre las cuales se alcanzaba ver en uno de sus extremos una pequeña salida por la cual salía un pequeño hilillo de humo.
-Seguro ya acabaron de cocinar- pensó mientras caminaba a lo largo de la acera observando el hermoso lugar frente a él.
La calle se extendía a lo lejos, aproximadamente unas cinco cuadras antes de girar a la izquierda donde posiblemente llevaría fuera de este barrio. Aunque este no era uno de esos lugares donde solo se concentraban las personas de mayor cantidad de dinero en sus arcas, si podía considerarse un hermoso lugar perteneciente en su mayoría a personas de estrato medio que laboraban en la ciudad.
La imagen cambió rápidamente.
Ahora él se encontraba frente a un gran portón rojo que podía reconocer fácilmente, ese portón que tantas veces tuvo que atravesar para entrar a un lugar que desde un inicio le dio la espalda.
Y allí estaba, de nuevo reviviendo aquellos recuerdos que por años intento dejar de lado, esfumarlos de su mente.
Intento crear una barrera que mantuviera fuera todo recuerdo de esta época de su vida, pero ahora, todo ha regresado a su mente, como mar ardiente derramándose por entre lo más recóndito de su ser.
Su corazón empezó a palpitar con fuerza al ver a un pequeño de cabello castaño, un tanto desordenado cerca de su frente, trayendo en su hombro la correa de su bolso con imágenes de su anime favorito.
Venia un poco cabizbajo, él sabía muy bien el porqué de su desanimo.
Aquel chico no deseaba ingresar a una nueva escuela, deseaba regresar a su antigua escuela, donde estaban sus amigos de toda la vida.
Cerca de él se encontraba una señora joven, de cabello oscuro y de ojos café al igual que el del chico.
Venía a su lado hablándole suavemente mientras lo llevaba de la mano hasta estar frente a aquel gran portón, donde según ella, pensaba, convertiría a su amado hijo en una gran persona de bien.
La señora se queda allí de pie durante algunos minutos mientras observa como su hijo se adentra poco a poco en su nueva escuela, en una nueva vida lejos de casa.
Nuevamente la imagen empieza a desvanecerse poco a poco mientras observa como una lágrima brilla en la suave piel clara de la hermosa dama, que sin limpiarla se da media vuelta alejándose dejando atrás a su niño, su inocente niño sin saber que este jamás regresaría.
Ahora él se encuentra en un gran salón lleno de pupitres estudiantiles.
Aun no hay nadie allí dentro, así que se encuentra caminando a través de los pupitres, rozando con sus dedos la gruesa madera de la parte superior de estos. Algunos se encontraban en perfecto estado, uno que otro podía verse sin un tornillo allí, otro por allá, algunos tenían grandes letras escritas con marcador, nombres encerrados en medio de un corazón, podía reconocer algunos nombres, algunos eran nombres de actrices, actores, deportistas famosos.
En un momento determinado, uno en que él no noto la presencia de alguien más en el salón.
Hasta allí había llegado el pequeño niño que había admirado en la entrada, con un poco de timidez entró, recostándose contra la pared, abrazándose a sí mismo con fuerza; todo en su vida ahora era nuevo para él, nueva escuela, nueva casa, nuevo hermanito, muy pronto nuevos compañeros y tal vez, nuevos amigos también.
En su corta edad jamás había podido determinar cómo comportarse adecuadamente con una situación como la que se encontraba viviendo, era la primera vez que salía de su escuela, de su casa, dejando atrás todo lo que alguna vez había conocido para adentrarse a un nuevo universo desconocido para él.
Tras él entraron cinco chicos, más altos que él; uno de ellos le dirigió una mirada inquisidora observándolo de arriba abajo, soltando una risita burlona se acercó a dos de sus compañeros muy parecidos a este primero, tal vez serian familia. Uno de ellos se giró a observar al chico que se recostaba tímidamente contra la pared, y negando con la cabeza se alejó con sus dos compañeros.
La imagen se tornó borrosa a medida que los demás chicos ingresaban al salón a tomar la clase determinada.
Aparece frente a él el patio de la escuela, donde poco a poco iba quedando vacío tras haber sonado la campana que daba por terminado el tiempo de receso entre clases.
Rápidamente pudo visualizar al pequeño niño que con su mochila al hombro se dirigía ya hacia el salón que le tocaba, este al ver que se quedaba rápidamente solo y sin conocer todavía muy bien el camino hacia su próximo destino, se propuso a correr para alcanzar a alguno de sus compañeros para pedir indicaciones.
Sabía que estaba prohibido el correr por los pasillos, pero al ver que no había nadie en ellos emprendió la carrera hacia los salones, tan solo le quedaba un giro y ya llegaría o eso le había indicado el joven al que le pregunto.
Al llegar a la esquina a alta velocidad giro, sin ver que allí estaban los chicos de su salón, y sin poder detenerse cayó sobre uno de ellos, uno de los tres chicos de cabello rojizo.
-¿Es que no tienes ojos o qué?- grita el chico mientras se levanta del suelo con la ayuda de sus amigos.
-Pe-Perdón...-El pequeño tartamudea levantándose rápidamente y sin mirarlos intento disculparse -no...no los vi...-
-Déjalo que se vaya, no arruinaras su primer día ¿O sí?- pregunta un chico de cabello mono que ponía su mano sobre el hombro del otro.
-Tal vez- dice refunfuñando entre dientes -te salvaste ahora... Freaky- escupe la palabra antes de soltarse de manera abrupta del agarre del otro chico.
El pequeño se aleja rápidamente entrando al salón, mientras los dos chicos intentan calmar a su amigo.
-Pero esto no se queda así...-dice con rabia en su voz -Lo pagara muy caro-
-Lo sabemos, Brad, Lo sabemos- responden sus compañeros.
Y así se desvanece de nuevo la imagen dejando perplejo a nuestro observador.
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Al borde...
Mystery / Thriller¿Crees conocer a las personas que están a tu alrededor? ¿Como reaccionarias si la persona que mejor crees conocer, es todo lo contrario a lo que piensas?