Capitulo 6

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La oscuridad se reflejaba en sus profundos ojos, del color de la noche, mirar en ellos era como saltar en el más profundo abismo, no sabrías si sobrevivirás a tal mirada, pero allí estaba él, en uno de los extremos del cuarto, con una mirada de curiosidad contenida en ella.

No podía dejar de ver a la persona que se encontraba en una posición fetal, con su cabeza resguardada entre sus brazos que tenía sobre sus rodillas recogidas, y su espalda recostada contra la pared contraria.

No era difícil de ver en medio de la poca luz que se adueñaba de algunas esquinas del cuarto, este tenía algunos parches de pintura sobre las paredes a los lados de aquel ser, tan solo se veía en el cuarto un desgarbado sillón, que al parecer habría sido blanco de algún animal, grandes trazos arañados en forma vertical como producidos por feroces garras; el verde natural del sillón ya no era muy reconocible.

Al fondo del mismo se lograba distinguir una pequeña cama con algunas tablas faltantes, que se podía notar por los diversos hundimientos en el colchón posado sobre esta.

Todo en el cuarto denotaba una total oscuridad, y no solo por la escasa luz que entra en este.

Este sería un buen escenario para probar su teoría, o al menos una pequeña duda que rondaba su mente desde la mañana. Así que dándose la media vuelta salió por la pequeña puerta que daba a un pequeño pasillo iluminado por un pequeño foco en medio de la pared.

Cerró de nuevo con llave dejando de nuevo aquel ser desvalido allí dentro sin esperanza alguna.

***

En la hora de la tarde no era común ver personas fuera del edificio, menos un día de otoño, donde todos preferían volver al reconfortante aire acondicionado de sus habitaciones. Además estaba en cierta medida prohibido salir de su respectivo sector del edificio, después de cierta hora dela tarde. Pero esta tarde todo era distinto.

Las personas corrían despavoridas hacia las puertas que llevaban al centro del Instituto.

Todo había iniciado a la hora de la puesta de sol, según se escuchó, un chico que al notar que sus compañeros de cuarto no regresaban, había decidido ir con el director para dar informe de su desaparición; pero al ir en su búsqueda, se habían topado con una sangrienta escena a las afueras del edificio.

Y aunque el director había dado la alarma por los alto parlantes dando la orden de permanecer todos en sus habitaciones, extrañamente un terror se había apoderado de algunos chicos, que sin saber que hacer se habían encerrado en sus cuartos con llave, otros llenos de terror corrían de vuelta a sus respectivas habitaciones, y ella era una de ellas; aunque en su corazón no se esparcía el terror dominante en los demás, tan solo quería regresar de prisa a su cuarto.

En toda la tarde no había visto a su compañera de cuarto. Su prima. Su mejor amiga. El terror que se anidaba en ella, no era por su propio bienestar, sino por el de su prima.

Llegando al pasillo que la llevaba hasta su puerta estaba inundado de chicos, algunos intentando entrar, otros dando gritos despavoridos para que se hicieran a un lado y ellos poder pasar. Su puerta estaba hasta el otro extremo del pasillo.

-Perdón, disculpen, voy pasando- dijo a dos chicos que le impedían el paso.

Al parecer ninguno de los dos le había prestado atención.

"Maldición, ¿será que no podían hacer estos pasillos más anchos?" susurro para sí misma mientras se armaba de valentía para irrumpir entre las personas que se agolpaban frente a ella. En ese momento agradeció que su cuerpo fuese pequeño, así podía deslizarse más fácil entre ellos, algunas veces utilizando sus codos, impactándolos en algunas partes de sus cuerpos, que mejor no detenerse a saber si habría hecho daño a alguien.

Logrando llegar en buen estado, o al menos con algunos moretones en sus brazos desnudos que habían recibido más de un golpe en medio de la multitud, pero esto no era de mayor importancia.

Entró dejando atrás todo el ruido y permitiéndose respirar, recostándose contra la puerta previamente cerrada, su pecho subía y bajaba rápidamente, no había notado que tenía la respiración tan agitada, trató de regularla mientras daba algunos pasos dentro donde escucho la ducha siendo encendida.

Introdujo parte de su cabeza dentro para cerciorase que su compañera estaba allí, logrando comprobarlo, pero ella estaba tumbada contra la pared de la ducha, el agua corriendo libremente por sus piernas estiradas. Sus hombros se sacudían, podría ser por el frio producido por el contacto del agua contra su cuerpo, pero pudo notar que no era eso.

Ella levantó su mirada hacia ella, sus ojos con un brillo que ella no sabría describir.

-Kori...- sus palabras fueron cortadas por el pánico que la invadió al ver lo que ella tenía en su mano.

***

Ahora debía esperar por su siguiente movimiento, ahora que su plan había comenzado, ya nadie podría detenerlo, tan solo él tenía el poder de hacerlo.

Sin más que hacer por el momento, se recostó contra el respaldo de la silla, observando las imágenes que rodaban sobre los monitores que se posicionaban frente a él.

Una sonrisa cruzo sus labios, sin alcanzar su mirada. El juego había iniciado.


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