Y como alma que lleva el diablo, fui directa a donde no me llamaban.
Fui a comer allí, no iba a arriesgarme a que no quedaran entradas y me quedara sin despedirme.
Comí un sándwich mixto y un trina sin hielo. Estaba al lado de la ventana. Y jamás se me olvidara esa imagen, jamás.
Vi al camión acercarse a la plaza y descargar a los toros, vi como todo el mundo los miraba, miraban a mi Enzo.
Mi príncipe
Era mio, yo lo había criado yo lo había educado, yo había jugado con el. Y la rabia invadió mi cuerpo.
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No mires al rojo
Short StoryElla trabaja en un sitio muy peculiar y se ha encariñado de algo de lo que no se debería encariñar... Esta historia puede desencadenar polémica, si vas a comentar algo, hazlo desde el respeto y poniéndote el la piel de otro. Gracias