3697

Bouquets

Los días de lluvia siempre tenían un efecto negativo en el chino ojeroso. Sin embargo, a ZiTao no le gustaba admitir que era debido a que la lluvia le traía recuerdos de su vida a lado de Oh SeHun. No, no... Todo tenía una explicación más racional. Después de todo escuchó en algún lugar que los humanos necesitan los rayos del sol para sentirse felices (estúpido sol y sus efectos químicos en los seres vivos).

Y él sólo necesitaba a Hunnie, su sol era ese torpe ser humano con problemas de seseo al que seguía extrañando como si no supiera hacer nada más.

Tao se acercó a la ventana y corrió la cortina, colocando sus manos sobre los vidrios y observando cómo su respiración empañaba los mismos. Su mirada estaba fija en las flores del jardín que luchaban por mantener sus pétalos y su belleza pese a las gruesas gotas de agua que se estrellaban contra ellas.

Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios al recordar todas aquellas veces que su torpe novio le llevó flores. Su corazón se estrujó a manera de protesta porque pese al tiempo y la distancia, ese corazón seguía latiendo por ÉL.

¿SeHun estaría con alguien más haciéndole tan feliz como le hizo a él? Los ojos de Tao comenzaron a humedecerse.  No entendía porqué seguía torturándose de esa manera.

ZiTao suspiró profundo, dejando que la nostalgia saliera de su cuerpo al exhalar. Su índice se pegó al frío cristal y dibujó un corazón.

-Te extraño, idiota.

Sonrió con tristeza y dándose media vuelta, decidió regresar a su cama. Sólo quería ser una bola amorfa envuelta en cobijas hasta que tuviera la fuerza para vivir un día más sin SeHun.