Día de caza

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En una lejana, lejana tierra encantada, existía un peculiar bosque donde sus residentes poseían una forma muy similar, casi exacta a la de los seres humanos, sin embargo, lo único que les diferenciaba eran las orejas y colas de animales que cada uno poseía, y claro, el estilo de vida que iba de acuerdo a la naturaleza de cada especie.

Osos, lobos, ardillas, conejos, ciervos, patos, lagartos, y hasta ovejas vivían tranquilamente en ese bosque, claro, todo estaba bien mientras presas y depredadores no se encontrasen, pues como se ha dicho antes, a pesar de su apariencia, cada especie se mantenía fiel a su naturaleza, por lo que la caza no era algo que Animal Planet quisiera tener como atractivo principal.

― Zanahorias, zanahorias, muchas zanahorias.― Cantaba alegremente un conejo con cabellera castaña clara pero de blancas orejas y de esponjosa cola, mientras recolectaba un pequeño racimo de aquella verdura rica en betacaroteno. Su piel lucía tan blanca como la propia nieve que caían en invierno, sus labios parecían un par de pequeños y sabrosas fresas, y su nariz tan pequeña y respingada daba el toque final a ese hermoso y tierno rostro. ― Todos seremos felices comiendo zanahorias. ~

El conejito continuaba danzando feliz por aquel campo, ignorando por completo una mirada feroz que llevaba un buen tiempo asechándole.

― Quizá deba llevar un poco de bayas para comer como postre ¡EH! ― No supo de dónde, ni cómo, ni cuándo, pero en menos de un minuto, el conejo se encontraba tirado sobre la hierba, con toda su colecta esparcida por la tierra. ― Que dolor... ― Se quejó, y es que no sólo el golpe le dolía, también una extraña opresión en su pecho. ― ¿Mn? ― Al abrir sus ojos quiso cerrarlos de nuevo, tal vez así la imagen de un hambriento lobo caucásico, de cabellos tan negros como la noche y orejas platinas, desaparecía. ― ¡Por favor, no me comas!― Pidió con ojos llorosos.― Tengo padres y 99 hermanos y hermanas que cuidar.

El joven lobo ni siquiera se inmuto ante los ruegos de su presa, pero en su interior, el corazón se le había vuelto loco y en sus mejillas sentía un extraño calor que daba como resultado un sublime sonrojo, que tal vez si el conejo no estuviera tan concentrado en ser dramático, notaría.

― ¿Señor lobo? ― Movió con sutileza sus orejas, y es que ahora que reparaba, el lobo no había hecho ningún movimiento, sólo estaba sobre él, mirándole con detenimiento.

― Vienes conmigo. ― Fue lo único que dijo el feroz lobo, que ahora ya no era tan feroz, para después cargar al conejo sobre su hombro, como si este fuese un costal de papas.

Esa tarde el solitario lobo había terminado presa de la ternura que desprendía aquel conejo de ojos bonito. . . Y con hambre, mucha hambre, pues había quedado enamorado de lo que sería su almuerzo. 

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¡Hola! Nuevo SeHo pal' pueblo. 

Espero que les agrade y le den mucho amor para que siga con los drabbles. También si quieren ver otra parejita, díganmelo, y le doy su drabble espeshiaru <3 

¡Gracias por leer!

Bye-be~ 

Crazy fairy tale ◊ SeHoWhere stories live. Discover now