(...) Es la mujer más feliz del mundo junto con su amado esposo Choi Seung Hyun y sus pequeños hijos, su amor comenzó desde el colegio y poco a poco se hizo más fuerte hasta tomar la decisión de contraer matrimonio. Cada día de su vida ha sido magní...
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Me entere que el contrato con la compañía Kwon ha sido todo un éxito, mi esposo se lo merecía porque ha estado trabajando mucho para que se haga realidad.
Aunque ahora está trabajando horas extras para no fallar ni un detalle del contrato, se tiene que levantar más temprano y regresar a casa a altas horas de la noche.
Lo que me beneficia un poco por mis salidas con el joven Dong Young Bae quien en estos seis meses se ha convertido en alguien muy cercano.
Hoy no hablare de él, mi preocupación está en mi amado esposo, he notado que está muy estresado estos últimos días y lo comprendo.
Como esposa lo apoyare en lo que necesite y eso eh estado tratando de hacer, pero nada sale bien.
El día lunes noté lo ofuscado que estaba en el estudio.
— Mi amor. Te traje la cena — dejé la bandeja en una esquina del escritorio.
— Mmm.
Siguió revisando unos papeles que contenía muchos números, me senté en una silla para acompañarlo y brindarle mi ayuda.
Comencé a ordenar una fila de papeles para que el escritorio se vea más ordenada.
— No hagas eso — se sacó sus lentes.
— Solo intentó ayudar — agaché la mirada como sí hubiera hecho algo malo.
— De nada servirá — sentí como arrojaba los papeles que tenía en la mano en su escritorio.
Decidí retirarme para no ocasionar una pelea absurda, lo espere en la habitación, pero nunca llego a dormir. Baje hasta el estudio y lo encontré profundamente dormido, lo arrope con la manta que traje y recogí la bandeja de la cena que estaba intacta.
El día martes fui nuevamente con la bandeja de su cena, quería que se alimentara como se debe, pero tampoco tuve suerte.
— Hoy quiero que cenes primero — dije con una tierna sonrisa.
El ignoro completamente lo que dije, se concentró en su laptop sin mirarme ni un poco.
— Seung...
— Deja de insistir mujer, comeré luego — había alzado su tono de voz de repente.
Mi corazón latía muy fuerte, durante estos seis años de matrimonio Seung jamás me había gritado.
Trague saliva para intentar no llorar, gire sobre mis talones y salí del estudio con lágrimas en los ojos. De nuevo espere, pero jamás subió a descansar.
Como pasó el lunes, él no había comido nada y estaba en profundo sueño.
Miércoles por la noche, volví a insistir en su alimentación, pero sucedió lo peor.
— Debes alimentarte bien — di una orden.
Me senté en la silla hasta que coma, pero no tuve resultado.
— Te dije que comas — cerré su laptop muy fuerte.
— No quiero. Tengo cosas más importantes — se concentró en unos papeles que tenían en el escritorio.
Me levanté de la silla muy enojada, para mi mala suerte me golpeo en la mesa lo que causo que el vaso de jugo se derramara en algunos papeles.
— ¿Qué hiciste? — se levantó exaltado de su silla.
Quite los papeles de la mesa, pero él me detuvo, su agarre era muy fuerte que comenzó a lastimarme.
Con un movimiento brusco logro empujarme y tiro la bandeja de la cena al suelo.
— ¡Lárgate! — ordenó con su dedo índice.
Recogí los vidrios regados en el suelo, tomé la bandeja y salí corriendo del lugar. Esa noche lloré como nunca lo había hecho, no quise volver al estudio por miedo.
Jueves, con gran miedo toqué la puerta, pero me arrepentí al instante.
El abrió la puerta con su ceño fruncido, no quise mirarlo a los ojos por ese temor de ser maltratada.
De un portazo cerró la puerta en mi cara, suspiré muy profundo y fui a la cocina.
Viernes, había tomado una decisión. Si él se comporta así yo también lo haré.
Me acerque a la puerta, mis piernas comenzaron a temblar, pero me arme de valor.
— ¿Vas a cenar? — dije con mala gana.
Al no recibir respuesta por parte de él, di media vuelta y fui a la habitación.
Desde esa terrible semana no hemos hablado ni una sola palabra. Me preocupa su salud, pero con ese carácter no se puede hacer nada.
Ya no tiene tiempo para nuestros pequeños hijos, creo que ni se acuerda de que tiene una familia.
Hoy se cumplen cuatro meses sin tener ningún contacto con mi esposo, supongo que el trabajo lo está consumiendo.