Capítulo 1

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-¡Tienes que esforzarte más!

-¡Eso intento! ¡Pero que me estés presionando no ayuda para nada!

Me dejé caer sobre mi cama con un suspiro exasperado. Ya estaba harta de que me estuvieran regañando por no poder mover un objeto de un lugar a otro sin el encantamiento de levitación, y sin mi varita, solo con mi magia de nacimiento, que es como la llama este espectro que se me ha seguido apareciendo desde que llegue a casa del profesor Lupin. Después de que se me apareció por primera vez, demoró más o menos una semana en volver a aparecerse, diciendo que ya tenía un plan para mí, plan que, según por como me regaña, no ha ido de la manera que él quiere.

-Tienes que poner de tu parte, querida -suspiró-. Bien, se acabó la lección por hoy, espero que estés más preparada para la próxima, y que hayas practicado.

Y ¡puf! Desapareció sin decir más. Yo tomé mi almohada y me la puse en la cara para ahogar un grito de frustración, antes de que Sirius tocara a mi puerta.

-¿Lottie? Remus está de vuelta, ven a comer algo.

-En un segundo estaré allí -contesté, ya más alegre.

Desde mi primer instante aquí, tanto el profesor Lupin... quiero decir, tanto Remus como Sirius se han preocupado por mí en todo aspecto posible. Tanto así, que me siento culpable al no decirles sobre estas extrañas visitas, pero temo que me tomen por loca si les comento algo al respecto. De todas maneras, el profesor Dumbledore me dijo que tenía que aprender a controlar mis poderes, así que supongo que técnicamente no estoy haciendo nada malo, pero, ¿cuánto tiempo más tendré que esconderle cosas a la gente que me importa?

Ordené un poco mi cama antes de finalmente salir y dirigirme a donde me esperaban Sirius y el prof... Remus. Me tenían servido un plato con comida y un vaso de agua en un puesto entre ellos dos. Se veían extrañamente callados y tensos, sobre todo Sirius, que generalmente a la hora de la comida se pone a hacer todo tipo de entretenimientos para subirnos el ánimo en medio de todo este asunto de no poder salir a la calle, pues justamente él, es una de las personas más buscadas del mundo mágico, como muy amablemente nos lo recordó el profesor Dumbledore en una de sus visitas. 

"Es muy peligroso" son siempre sus palabras. Ni siquiera me ha dejado escribirle a Harry, aunque claro, que yo no le he hecho mucho caso que digamos. He logrado escribirle explicándole que no puedo hablarle muy seguido por instrucciones del director, y enviándole palabras de ánimo de parte de Sirius y mía. Él las agradece, pero me comenta que espera poder escapar de casa de sus tíos pronto. 

-¿Ocurre algo? -les pregunté finalmente, luego de ver que yo era la única comiendo.

-El profesor Dumbledore vino anoche -me contestó Sirius de mal humor.

-Y... -seguí, viendo que no continuaba hablando-. ¿Tenía alguna nueva información importante, o solo lo mismo de siempre?

Ninguno respondió. De repente Sirius se levantó de la mesa y se fue a su cuarto. Yo me volteé a mirar a Remus, totalmente confundida. ¿Habría pasado algo malo?

-El profesor Dumbledore llegó con un problema y nos pidió ayuda -me explicó-. Está reuniendo a la Orden del Fénix, y necesita un lugar en donde estas reuniones puedan tomar lugar, así que Sirius, a regañadientes, le ofreció la casa de sus padres.

-¿A regañadientes?

-Sirius no se llevaba bien con ellos, ¿no te lo dijo? -comentó el profesor Lupin.

-Recuerdo haberlo escuchado hacer algún comentario al respecto alguna vez -dije, tratando de hacer memoria-. Pero no me ha contado mucho al respecto, y por eso mismo yo tampoco le he preguntado nada más.

Charlotte y la Orden del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora