Capítulo VIII

1.3K 148 31
                                    

- Llamé a la clínica el otro día para separar un cita con el doctor, tiene toda la agenda llena hasta el próximo mes! Pero desde la última cita que tuve con él, nos llevamos muy bien, me ha dado su número privado! Que lindo de su parte! - él saltaba de alegría mirando al espejo tocandose la cara para ver qué retocar, su cabello negro casi violeta estaba cubriéndole los hombros, no entendí por qué no lo ví venir desde ese día...

¿Por qué había cambiado tanto?

-Ese doctor es muy amable, no? - pregunté, había algo raro en todo esto.

-No me vengas con esas cosas Radamanthys - nunca desprendió la mirada del espejo - Sé que es atractivo, tiene dinero y es muy inteligente, pero debe de estar lleno de gatas y gatos que se peleen por él... No gracias. - Por qué diablos dijo eso, algo no está bien aquí. Se acercó sigilosamente y me abrazo por la espalda, tocándome el pecho suavemente, ya sabía lo que estaba buscando - Si te tengo a ti... Eres mil veces mejor que él, siempre... -algo no está bien.

-

Abracé a Kanon con todas mis fuerzas, se sentía frágil, tenía una sensación que en el cualquier momento podía romperse en pedacitos y me perdería en ellos, su cabello olía bien, su tacto era suave, ese color azul era imposible de olvidar.

Hubo un silencio en cual solo se escuchaba el acelerar de nuestros corazones, pero fue interrumpido por un sonido que se acerca cada vez, me hacía sentir incómodo, lo conocía, estaba reservado en ese lugar que quieres olvidar pero pertenece a tus pesadillas, cada vez se acercaba más.

Era un caminada acelerada pero profundo, el sonido era agudo no eran tacones de mujer pero tampoco los tradicionales de hombre. Conocía muy bien ese sonido de madera chocando al piso, ese sonido que todos voltean para ver quién es...

Un sonido hecho por zapatos pretenciosos...

Y la puerta se abrió... Era ese color de cabello que si quería olvidar.

-

-No entiendo por qué Milo se puso así después que Camus lo dejó, que lo supere y ya... - por qué no note lo horrible persona que era, siempre mirándose al espejo, no había otra persona más que él - esas cosas no son tan importantes.

-Pero él es sensible, no todos reaccionamos del mismo modo, Milo es buen chico, su corazón es frágil y sus sentimientos muy intensos, pero s fuerte ya lo superará.

-Ay... - nunca te miraba a los ojos cuando te hablaba- Milo es un tonto, seguro Camus ya debe de estar revolcándose con otro, fácil quería huir de los sentimientos de tu amigo... Choque y fuga, lo correcto - la forma en cómo ponía brillo a sus labios, nada estaba bien - antes de que las cosas se compliquen... A veces tenemos que dejar los sentimientos de lado y ver por nosotros mismos.

-Aiacos, deja de decir cosas como esas, te hacen ver mala persona - lo decía en serio pero el río alto, tocándose el estómago- volteó a mirarme, con sus ojos violeta, profundos, vacíos...

-Cariño, por eso te amo, eres tan dulce que me gusta comerte, siempre pensando en lo demás - tenía esta forma de caminar, con sus piernas largas y bronceadas, siempre estás conversaciones terminaban en lo mismo, se acercó a mí oído y lo lamió, mientras me acariciaba.

Hacía todo esto para que no viera el monstruo que realmente era.

-

No había cambiado nada, estaba igual como lo dejé, excepto por el sudor en su rostro y la cara de placer que tenía. Sus ojos decían el por qué estaba ahí.

Sing me to Sleep (Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora