- Camus...
Recuerdo esa voz, como si fuera ayer. Se veía despeinado, su cabello estaba alborotado y su rostro sonrojado, Milo no había cambiado...
- Tu paciente de turno es novio de mí amigo y no quiero que lo atiendas.
O tal vez si.
- Milo... Hace tiempo que no te veo, vienes corriendo a mí oficina y lo primero que me dices es que no quieres que atienda a un tal Kanon Crist... Lo que sea que se pronuncie - asintió - Sabes que tengo que hacerlo.
- Solo quiero tiempo, para que ellos dos hablen antes que sea tarde, sino hablan ahora - tragó grueso y por un segundo volvió el Milo que yo conocía - nunca hablarán de nuevo...
Milo y yo no habíamos hablado en años.
-
- Mí nombre es Milo, mi apellido de verdad no importa... Soy abogado, estudié derecho lo típico, lo que todos los padres quieren como carrera para sus hijos, soy homosexual, lo que sus hijos no quieren que sean y desde que era niño nunca fui lo que otros llaman normal - puso los dedos como comillas - he venido por lo que todos vienen con usted, quiero unas malditas pastillas para dejar de sentirme tan miserable - su voz cambió, sonó sarcástica.
Milo sí vino por lo que todos vienen, pastillas y alguien que los escuche, pero Milo era diferente, en realidad sí que lo era.
- Déjame decirte, que no es tan simple, tienes que pasar por una pruebas, para saber qué tienes y des-
- Sé de verdad qué tratan todas esas mierdas, he pasado toda mi vida contándole la misma historia una y otra vez a tipos como tú. Sólo quiero que continúes mi prescripción de pastillas que el doctor cómo sea que se llame me recetó - Milo se frotaba las sienes.
En la escuela de medicina me enseñaron a separar los sentimientos de lo profesional, no podía realizar una opinión personal de alguien, supuestamente lo había visto todo y nada me sorprendía. Pero él, físicamente era un sueño, atractivo, alto, está más que visto que inteligente y para poder pagar mi consulta debía de ser rico.
No podía enamorarme de un paciente, nunca...
- Oye, estás ahí? Me vas a dar las malditas pastillas si o no?
-... sí - mi mente se quedó en blanco.
- Vendré a terapia si eso te preocupa, taaaantooo - rodó los ojos.
Quiero verlo de nuevo.
-
- Por favor, y concédeme ese favor, me lo debes... - él apretó los puños.
Sí, que se lo debía.
Solo asentí.
Milo se dio la vuelta, listo para irse, ese momento me daba la sensación que algo faltaba, que no podíamos irnos sin hablar de ese algo que nos había torturada durante años, hasta que esa pregunta se pronunció.
- Camus... ¿ Por qué nunca llegaste?
-
- ¡CARAJO! DIME QUE SABIAS DE ESTO! DÍMELO! POR QUÉ NO ESTÁS ACÁ SI TANTO DIJISTE AMARLO! - Radamanthys sonaba enojado, podía escuchar sus dientes rechinar.
- ... No puedo hacerlo... No puedo... Por más que quiera, no puedo... - me repetía a mí mismo que no me podía permitir llorar, tenía que ser fuerte, yo no era esa clase de persona que se derrumba, no podía ser débil.
- SABIAS DE ESTO?!!! SABIAS QUÉ EL TE LO IBA A PROPONER. ERES UN MALDITO DESGRACIADO!!!! MANTENTE ALEJADO DE ÉL, ENTENDISTE?! MALDITO HIJO DE...
- ... sí.
Colgué.
-
- Yo no podía perder todo lo que había construido en años, por ti... - las palabras salían como cuchillos, sabía que lo iban a dañar, no podía ser débil, tenía que lastimarlo para poder demostrarlo.
- En otras palabras, tú... Nunca me amaste ¿No es así? - No podía verle los ojos, pero sabía por su voz que estaba a punto de llorar.
Claro que lo había amado, lo amo... Tan loca y desesperadamente que asfixiaba, que ningún médicamento podía adomercelo, que ni miles de terapias me haría olvidar. Pero no podía, no era correcto, lo iba a perder todo, todo....
Pero al final ¿Qué era todo? Milo se iba ir de nuevo. Tenía sólo dos respuestas la primera que le podía dar esperanza, ese sí que podía hacernos empezar de nuevo, tal vez casarnos en un futuro, tener todo lo que he soñado y hacerlo por primera vez feliz a él. Pero había ese no, el no que lo iba a ayudar a salir adelante, qué tal vez lo guiaría a encontrar a alguien, mejor que yo, alguien amoroso, comprensivo, expresivo todo lo que no soy y que el siempre se mereció, que no sea egoísta, como yo.
- Milo... yo...
Él ya se había ido.
-
Radamanthys era todo lo que nunca lo fui...
-Asi que no me juzgues por quererlo, porque si las cosas hubieran sido diferentes entre tú y Milo, ustedes estarían casados y muy felices, pero por lo visto no lo eres - eso dolió - Milo se ha recuperado, le costó y a veces le duele pero es más fuerte ahora...
- Lo es - sigue siendo tan sensible como siempre pero es obvio que ya me olvidó.
- Pero tú, todavía tienes que sanarte, te duele, no importa lo mucho que trates de esconder tus emociones pero te duele. No eres feliz...
No lo soy.
Aún tenía su foto en mi billetera, una que salía molesto, se había enojado con la máquina de fotos instantánea por quedarse con su dinero, siempre disfrazaba sus emociones con su voz altanera y comportamiento tosco.
Pero yo era peor que él, yo me mentía a mí mismo, pero todas esas emociones estaban ahí y un día iba a explotar...
-
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-Han pasado un año desde la última vez que ví a Milo en el hospital. No he vuelto a saber de él, atendí a Kanon por un tiempo, habia progresado, se encontraba más estable pero dejó de asistir a las consultas.
Lo primero que pensé fue que se habían casado y tal vez se habían ido de viaje por lo mundo, profesando su amor a los cuatro vientos. Pero ese 16 de febrero, dos días después de San Valentín de ese año, escuché esa voz de nuevo.
El timbre del teléfono sonó, nadie me llamaba a casa, pocas personas sabían ese número. Eran las 4.20 AM, solo en esa hora se dan las malas noticias.
- Camus... - era Milo, sonaba destrozado, su voz estaba quebrada, algo había pasado y para que me llamara a mí debía ser algo terrible.
- Milo... ¿Eres tú?...¿Estás bien?
Rezaba que estuviera bien, pero la noticia fue otra.
- Rada y Kanon... fallecieron... en un accidente...
Por unos segundos solo hubo silencio.
- ¡MIERDA!
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Sing me to Sleep (Saint Seiya)
Fanfiction(Saint Seiya - AU) Radamanthys descubre, el mismo día que le iba a proponer matrimonio, que su perfecto novio Aiacos lo ha estado engañando con otro hombre. Ese San Valentín, planeaba ser otro día más, incluso un día doloroso, sin embargo, encuent...