Capítulo IX

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Después del evento de Aiacos, Kanon se recuperaba, no solo físicamente sino también mentalmente. Comía de poco a poco y ya en unos días le iban a dar de alta. Su tratamiento aún así se prolongaba, había cierto de temor que lo volviera a hacer, que tuviera una crisis y que cayera hondo de nuevo.

El miedo al perder el control siempre estaba presente envío Kanon, todos los días, no solo para él sino también para mí. Estar con él es también aceptar esa parte. Hace unos días leí un artículo sobre cómo decirle a tu cita o con el quién sales que sufres de un enfermedad así, ahí recomendaba que se lo dijeras al comenzar la relación y si esa persona aceptaba continuaban juntos, mejor decirlo antes que las cosas se pongan más sensibles. Pero yo conocí a Kanon en su momento más oscuro, en el abismo y aún así todo de él me gustó. No pensé que de un día a otro se complicaría tan rápido, pero desde que lo lleve a mi casa, había decidido estar con él.

Todo los días que lo iba a ver, le compraba flores, diferentes cada día, sabía que le gustaban los girasoles, pero le aburría si los veía todo el tiempo. Esos días en el hospital eran mágicos, conversábamos bastante hasta que la hora de visitas nos lo permitiera. Sabía de cuando era niño, de su hermano, de su abuelo y el sabía todo de mis padres, no podía imaginarmelos en la misma mesa juntos.

-Mis padres, son los señores más estirados del mundo, incluso cuando hablan, se parecen a la abuela de Downton Abbey, pero sé que a pesar de todo son buenas personas... O eso quiero creerlo - reímos los dos. Dios! Cómo me gustaba verlo reír, que arrugara la nariz y enseñara los dientes. Era hermoso.

- Me gustaría algún día conocerlos.

- Lo harás, ellos son bien metiches y saben todo de mi aunque no los haya llamado en meses. - reímos otra vez, había un tema que aún no habíamos hablado todavía, algo que no entendía - Kanon, una pregunta...

-Dime.

- Sé que puede ser difícil hablar del tema, pero qué pasó con Aioros - quería confirmar lo que me dijo Shura.

-Se fue y ya, eso es todo. - sabía que le dolía el tema, por cómo agachó la cabeza.

- Shura conoció a Aioria - Kanon me miró sorprendido - él le dijo que te hizo cosas horribles después que Saga falleciera, incluso que escapó de un psiquiátrico y que nadie sabe dónde está.

-Aioria es una puta! Es esa clase de muchachito que lee Creepypastas en internet y se los cree. Él siempre estuvo celoso de su hermano, en todos los sentidos, incluso con Saga, a pesar que sabía que su relación era estable, hizo lo imposible para querer acostarse con él. Era una puta desesperada... - movió la cabeza en decepción - Aioros, salió de rehabilitación, y yo sí sé dónde está, Aioria no sabe nada por supuesto, por obvias razones. Aioros siempre fue un buen chico, siempre será como un hermano para mí, de eso no lo dudes - sonrió y acarició mi mano, yo también sonreí.

- Tenía miedo de tu seguridad, pero veo que mi temor es inútil - Kanon asintió, sonriendo.

Alguien tocó la puerta y entró de frente, era Camus.

- Hola tortolitos! me parece que hoy te daremos de alta Kanon, avisaré a una de las enfermera para que te ayude con tus cosas y te den todo lo que necesitas para irte a casa, sabes en dónde te vas a quedar ¿No?

- Conmigo - interrumpí.

-Perfecto! Entonces tienes que llenar unos formularios y listo! - me entregó una hoja y una lapicera - Puedo hablar contigo un momento Radamanthys - asentí, salió de la habitación y lo seguí.

Camus dió un fuerte suspiro y su voz sonó profunda, hubo un silencio fuerte, casi penetrante.

- Lo va a volver a hacer... ¿Sabes eso, cierto? - asentí.

- Asumo lo responsabilidad, lo quiero..

- Sabes que no es que puedas salvarlo, él es así, nació así. Es una enfermedad, incurable, se podrá adormercer, controlar, pero nunca se irá, siempre vivirá dentro de él.

- Lo sé.

- Entonces ¿por qué lo haces?

- Por que lo quiero, lo quiero mucho, y las cosas buenas que tiene son más que esa parte. Sé que te sorprende todo esto y me ves con lástima, pero tú eras el psiquiatra de Milo, antes de ser su pareja, sabías que no era como los demás, pero igual estuviste con él.

Camus agachó la cabeza, por primera vez vi dolor en ese rostro inexpresivo.

- Si lo querías tanto ¿Por qué lo dejaste?

Hubo silencio.

- Ya hable con él, del porqué lo hice. Alguien descubrió que salía con mi ex-paciente y me iba a denunciar, iba a perder mi licencia, todo lo que había trabajado en años.

- Eso hubiera sido más fácil de digerir, se lo hubieras dicho y él hubiera entendido. Pero tú sabías que te iba a pedir matrimonio y lo dejaste justo ese día, le diste el mensaje equivocado, durante meses se torturó pensando que era su culpa, Milo estuvo muy mal, te amaba mucho.

Vi como agachaba su mirada, sus ojos de estaban humedeciendo.

-Asi que no me juzgues por quererlo, porque si las cosas hubieran sido diferentes entre tú y Milo, ustedes estarían casados y muy felices, pero por lo visto no lo eres. Milo se ha recuperado, le costó y a veces le duele pero es más fuerte ahora...

- Lo es - me interrumpió.

- Pero tú, todavía tienes que sanarte, te duele, no importa lo mucho que trates de esconder tus emociones pero te duele. No eres feliz...

- No te juzgo, pero temo que le hagas daño cuando ya no puedas más con Kanon.... Yo... yo quise arreglar las cosas con Milo, ese día... Pero sabes qué pasó...

- Milo está creciendo, Kanon también lo hará, quiero crecer con él... - Kanon significaba mucho para mí, algún día me veía formando una familia con él, era un sueño.

- Kanon es buen chico, me hace recordar a Milo, a veces, por la forma melancólica e inocente que ve el mundo... - sonrió suave mirando el fondo del pasillo, esperando que algún día Milo apareciera por ahí y lo rescate - Es mejor que ambos se vayan, sino será muy de noche y es mejor que Kanon se instale cuando todavía está el sol.

La figura de Camus se veía como una flor seca, el amor le había tocado de una manera dolorosa también. Por un momento lo odié por hacerle eso a mi amigo, pero ahora me daba lástima, él seguía sufriendo por Milo... lo seguía amando.

-

Ese día estábamos echados en la cama, sosteniendo nuestras manos, mirándonos fijamente, sentía su aliento bailar en mi rostro, y sus ojos de color inexplicable mirarme y ver por dónde atravesar mis pensamientos.

- Un día soñé que caminaba por sendero largo, que parecía que nunca iba a terminar, había flores por todos lados, pero de pronto el cielo se volvió oscuro y me sentí aterrado. Una sombra negra me están persiguiendo, yo corría pero era imposible escapar de él... No era tan fácil...Creo que eso es mí enfermedad, la sombra era yo, a mí me daba miedo lo que podía hacer, soy mí peor a enemigo, me da miedo tocar las flores, tengo miedo que se marchiten, tengo miedo de hacerte daño Radamanthys....

Kanon a veces se preocupa por cosas inútiles...

- No lo creo, yo no soy tan débil - afirmé - Si quieres hacerme daño, haz lo que hizo Aiacos, engáñame, miénteme... Pero eres imposible de hacerlo, no sales de casa, tocas rara vez tu celular, y tu tienda la atiende un chiquillo imprudente de 16 años que no sabe nada de la vida... - Kanon sonrió dulcemente - Kanon, que tengas ese episodio seguido, no te hace una mala persona, eres hermoso en todos los sentidos... Cuando ríes - rió - cuando bailamos, incluso cuando sorbes la sopa, me gustas...

Nuestro labios se acercaron, coloqué mi mano en su cintura, la subía y bajaba por su espalda. Kanon acariciaba la parte posterior de mí nunca y cuando nos besábamos me mordía suavemente el labio inferior.

Kanon, era muy dulce para hacer el amor, te abrazaba y nunca dejaba de mirarte a los ojos, le encantaban los besos en pecho y le volvía loco que lo mordiera.

Kanon poco a poco se volvía mí todo, mí día y mí noche...

Sing me to Sleep (Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora