Corte de llamada, abrazo.

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Michael:

—¡Dayana apresúrate!—Grité a todo pulmón desde el final de la escalera.

—¡Ya casi estoy!—Gritó, mamá y papá veían el reloj impacientes, rodé los ojos y me acerqué a Alex.

—Graduarte solo debe ser estupendo, yo ya estaría sentado en las sillas de la fila pero tengo que esperar a una chica—Alex dejó de arreglar su corbata y me miró divertido.

—Sólo piensa en la cena de celebración y estarás bien—Dijo tranquilo, es fácil decirlo para el, un universitario despreocupado.

Dayana bajó las escaleras corriendo, sus tacones hicieron temblar esta, nuestros padres hicieron una seña a los demás hermanos para que subieran a la camioneta y la pelirroja me tomó del brazo.

Sus gafas negras y sus labios rojos reflejaban su felicidad.

—No puedo creer que ya terminamos la escuela—Dijo, asentí, la verdad yo también estaba emocionado, aunque también triste.

Es extraño pensar que estamos creciendo, que prácticamente hoy ya somos unos adultos su pueden ser independientes, pero al mismo tiempo es emocionante, el pensar que ahora podemos maneja nuestra vida con más libertad es un idea que atrae.

El trayecto a la preparatoria se me hizo corto, al llega vimos a los demás alumnos sentados escuchando el discurso del director, fuimos a nuestros asientos en silencio e hicimos cualquier cosa menos escuchar al director, Dayana por ejemplo estaba acomodando mi cabello dentro del sombrero cuadrado.

Y yo, bueno...

Yo estaba mirando a Chris que estaba sentado en otra fila.

El sonido de aplausos llamó mi atención e imité a los demás, en eso las filas comenzaron a levantarse en orden y los estudiantes recibieron sus títulos, los aplausos no paraban y mis manos ya estaban acalambradas, yo era de los últimos de la ceremonia, aún así fui aplaudido y festejado por muchos de mis ahora ex compañeros.

Fue emocionante ver a mis amigos, a mi hermana y obviamente, a mi novio recibiendo el título, la ceremonia acabó y todos nos abrazamos, Max molestaba a Dayana quitándole su sombrero, Chris sólo se sentó a mi lado.

—Quiero casa, cama—Dijo agotado, reí.

—¿Estabas nervioso?—Asintió oculto entre sus brazos, que estaban sobre sus piernas.

—Ni siquiera pude comer, siento que voy a morir-saque unos chocolates pequeños de mi bolsillo y se los di, lo sabía, era obvio viniendo de él-ay, lo sospechaste—Dijo enternecido y metió uno de los bombones en su boca.

—Pensemos que son por si me baja el azúcar, pensemos, porque en realidad eran para ti—Rió.

—No quiero entrar a la universidad, quiero volver a tener 15 para siempre, las cosas eran más fáciles entonces—Suspiré, yo también pensé en ello anoche.

Cuando eres pequeño te complicas porque quieres complicarte, cuando eres mayor te complicas porque debes complicarte.

La universidad, el trabajo, la familia...

—Ahora que vamos a entrar a la universidad...—Dije pausando, Chris me miró atento—¿Qué tal si nos casamos?—Comenzó a reír rojo de la vergüenza y volvió a esconderse entre sus Brazos—¡Hey! ¿Qué tiene de divertido?

—No puedes estar hablando en serio—Sus orejas estaban rojas.

—¿Por qué no?—Soplé cerca de su oído, él se estremeció—Es más, casemonos y en la luna de miel creamos un bebé—Con una de sus manos empujó mi mejilla.

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