Maximiliano:
Aún puedo recordar una parte de mi infancia, clara como el agua, esa parte donde conocí a Alex.
Él, en el tiempo en que no usaba anteojos, se acercó a mi cuando estaba siendo molestado por unos idiotas de mi salón, los espantó, yo no quise mirarlo a la cara y me puse mi parche en el ojo.
Entonces tomé su mano, me levanté y él me revolvió el cabello, era demasiado enano para mi edad, incluso mi prima me ganaba en estatura.
Desde ese momento me protegió de todos y todo, también recuerdo cuando conocí a Michael, estaba conectado a un montón de máquinas sentado en la cama del hospital, él y Lazari se miraban mucho rato, también jugábamos a las cartas o reíamos de chistes malos.
Mike se fue a Japón, Lazari se ibternó en el centro psiquiátrico y Alex se deprimió, al igual que yo, así que comenzamos a pasar casi todos los días juntos, nos pasábamos tardes enteras jugando al tutifruti, cartas o videojuegos.
Y en lapso un día conocí a Dayana.
Fue el día en que Alex se preocupó porque ella aún no llegaba a casa, era raro que aún pasando mis tardes en la casa de los Castillar no conociera a la pelirroja.
Esa vez llegó a las 7:30 de la tarde, tenía el cabello hasta la cintura y sus ropas manchadas o rotas.
Su madre corrió a levantar su carita, viendo todos los moretones y rasguños que tenía en esta, ese día no noté que su rostro estaba lleno de pecas, todo porque la golpearon.
Ella no era mala, ni tenía malas notas.
Sólo era pequeñita y rellenita.
Ella pasó corriendo a mi lado sin siquiera mirarme, Alex fue a hablar con ella y yo me quedé apoyado a la pared del pasillo, entonces noté porque nunca la había visto.
Ella simplemente llegaba de la escuela a encerrarse a su cuarto, siempre llena de golpes, siempre llorando.
Luego de eso todo siguió igual, siempre jugaba con Alex y estudiábamos juntos, su madre nos daba galletitas y el tiempo pasaba rápido.
Entonces llegaron las vacaciones de ese año, cuando yo tenía 9 y el 11, pasamos el tiempo saliendo a parques y riéndonos de los juegos en la calle, fue divertido, fue maravilloso, me hacía olvidar los problemas de casa.
Cuando estábamos apunto de entrar a clases tuve la noticia de que papá se había mudado sin dejar rastros, desapareció para no tener que ver más a mi madre o a mi, no me afectó tanto, pero dolió, después de todo, aunque no lo viera, aunque sólo habláramos por celular, él era mi padre.
Pasé los últimos días en mi casa, pensando, comencé a dibujar en los cuadernos de mamá, esos donde ella pintaba por diversión, traté de imitar su arte y me concentré en eso.
El día que volvimos a la escuela Alex me saludó y me dio un jugo de uva, dijo que debía tenerlo hasta fin de año, así podría llevar el primer día siempre en mi bolso, como una motivación, o algo así dijo esa vez.
Cuando entré a mi salón vi que la hermana de Alex estaba allí, todos empezaron a molestarla, y ella sólo miraba su cuaderno distraída, suspire y me senté a su lado.
-Hey-saludé.
-Ya entendí que soy horrible, vete-dijo ignorando mi saludo.
-No vine a molestarte-dije mirándola, estaba dibujando flores en su cuaderno, me miró enfadada con sus ojos verde olivo, Alex tiene los ojos color miel intenso, como amarillos, pero se parecían mucho.

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Mute
Teen FictionChristian es un chico condenado a estar en silencio para siempre. Michael es un chico que quiere hacer de la música su vida. Christian ama lo dulce. Michael es diabético. ¿podrá este par congeniar en algo?