Deben copiarse.
Las cosas buenas deben copiarse.
Esos eran los pensamientos que cruzaban la mente de Michael mientras veia que las cartas entre los de su escuela o también, entre los de la escuela de Chris se habían vuelto una moda, de alguna forma eso le gustaba, era algo fugaz en lo más posible, pero mientras durará sería una costumbre bonita.
Habían pasado 3 semanas desde el comienzo de este pasatiempo y las escuelas incluos habían construido 3 buzones donde se repartía el correo por clases, aunque...
—Hey Mikeclap—Llamó Lazari haciendo que este volteara confundido al oír el extraño apodo que sólo la azabache usaba, ella sólo rió y estiró su mano, el sobre ese día era uno de color vainilla—Christian no ha podido venir hoy, pero te envío esto.
Lazari conocía a Carter, se dieron cuenta hace dos semanas, ya que ambas estaban entre los mayores reconocimientos internacionales de su universidad (aunque Lazari ya había acabado sus estudios de medicina general, una super dotada), mientras que Carter a sus diecinueve ya estaba cursando su último semestre estudiando leyes.
Todos esperaban maravillas de ellas.
—¿Sabes qué le pasó?—Preguntó Michael confundido recibiendo la carta.
—Ni idea, pero ayer estaba algo raro, digo, tampoco lo conozco mucho, pero él siempre que puede come dulces y ayer Carter le dejó un trozo de pastel en la mesa que ni siquiera miró.
Michael estaba preocupado.
—Gracias por venir a entregarme esto Lazari.
—De nada Mikeclap—Hizo una pausa y miró hacia todos lados—¿Dónde esta mi sangre?
—Cuando lo dices así suena raro—Dijo, luego hizo unos lentes con sus manos y Lazari asintió.
—¡Siempre está con Alex! ¡Traidor, debería correr a saludar a su prima!—Suspiró—Nos vemos luego Mikeclap y lee la carta.
—¡Deja de llamarme así!—Miró la carta en su mano, Lazari se alejó caminando.
Había pasado un mes y medio de la primera vez que notaron la existencia del otro, ambos llevaban un libro forrado donde estaban escritas sus conversaciones, si a uno se le quedaba el suyo, tenían al otro y la conversación seguiría siendo igual de clásica.
Y por esa misma razón no hablaban tanto por celular.
Soltó un suspiró y entró a la escuela, llegó a su salón y leyó la carta.
Querido michael:
Esta semana no iré a la escuela porque debo ir al dentista y que me operen por las muelas del juicio (ya que me salió una y las demás serán removidas para que no sienta nuevamente aquel dolor), para esto me van a abrir las encías y pues como me quitaron los brackets hace muy poco (2 meses y una semana si no me equivoco), pues entenderas que el dolor es desgarrante.
Descansaras de mis cartas una semana, siéntete agradecido de mis dolencias.¡Nos vemos en una semana!
Christian Evans.
Saber que no vería a ese pequeño y expresivo chico por una semana le ponía triste.
También se preguntaba cómo estaría, Michael ya había sido sentenciado a instalarse frenillos en dos semanas y le habían advertido lo horrible que era, entonces se preguntaba lo horrible que era que te los sacaran y que luego te hicieran aún más daño, estaba preocupado.

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Mute
Novela JuvenilChristian es un chico condenado a estar en silencio para siempre. Michael es un chico que quiere hacer de la música su vida. Christian ama lo dulce. Michael es diabético. ¿podrá este par congeniar en algo?