Capítulo 2

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Reino nuevamente el silencio, su mirada estaba clavada en la ventana, que se encontraba enfrente de él, y la mía en él, después de unos pocos minutos sacó de su bolsillo sus cigarrillos y se dirigió al sofá del frente, el cual se recargaba en la pared de la ventana; se recostó sobre él, abrió la ventana y encendió su cigarrillo, comenzó a fumar lentamente mientras seguía observando hacia afuera. Hubiera dado lo que fuera por saber qué pasaba por su cabeza, el por qué estaba actuando como un desconocido que llega a un sitio nuevo. En ese momento el sonido de la tetera interrumpió mis pensamientos, la deje sonar un poco mientras que del tarro metálico sacaba dos sobres de té en polvo, rasgue el primero y lo vertí en una de las tazas, hice lo mismo con el segundo, apague la estufa, tome la tetera y suavemente derrame su cálido contenido en las tazas, cogí dos cucharitas y el frasco del azúcar, para él dos cucharaditas y media y para mí solo dos, mezcle muy bien; sabía que esa era su medida de azúcar, ni un grano más ni uno menos, sentía que lo conocía tan bien, pero aun así no comprendía qué le pasaba, eso de alguna manera hería mi corazón. Puse ambas tazas en una bandeja y las lleve a la pequeña mesa que se situaba entre los dos sofás y las ubique una al lado de la otra de tal manera que Yo-Ka tuviera que dar la vuelta para sentarse al lado mío.

—Ya está listo —dije mientras tomaba la taza con menos azúcar entre mis manos y me sentaba en el sofá del frente donde se hallaba él.

Tenía que llamar su atención como fuese y desde luego no iba a permitir que cambiara la taza del lugar donde yo la había dejado, todas esas precauciones fueron innecesarias, pues aunque él había ignorado el momento en que llegue a la mesa, cuando hable dejo la colilla del cigarrillo en el cenicero del centro, rodeo la mesa y se sentó a mi lado tomando la taza de té e ingiriendo un largo sorbo. Hice lo mismo con el mío, esperando a que él dijese algo, pero nuevamente el silencio entre los dos comenzó a incrementarse, no iba a dejar que eso pasara así que sin pensarlo dos veces dije:

—¿Qué pasa contigo? —como pensaba la pregunta lo tomo un poco por sorpresa.

—¿Ahhh? ¿Conmigo? Nada ¿por qué dices eso? —decía esto con nerviosismo y tomando otro gran trago de té, y guardó silencio.

—Ya deja de actuar, acaso crees que soy idiota —dije ya exasperado—, desde hace unos días te estas comportando indi... —no puede terminar la oración pues sus labios estaban sobre los míos presionando fuertemente, eso me había tomado por sorpresa, fue tanta que no pude corresponder su beso.

—Y me preguntas qué me pasa, cuando no eres capaz de corresponderme Shoya —susurro sobre mi boca.

Ahora mis pensamientos estaban más confundidos que antes, qué había sucedido, hace unos cuantos minutos se comportaba frío y distante, como si fuera un extraño y ahora volvía a ser el mismo de siempre.

Sus tibios besos me sacaron de mis pensamientos, y comencé a corresponderlos, poco a poco la intensidad fue subiendo, suavemente me fue empujando sobre el sofá, de tal manera que él quedó sobre mí, los besos se hacían más intensos al igual que nuestras respiraciones, los jadeos y gemidos comenzaron inundar el lugar, podía sentir como sus manos se había colado debajo de mi camisa, su labios estaban lejos de los míos y se ocupaban de mi cuello, apenas podía controlar mi respiración, mis brazos se abrazaron a él y poco a poco me fui incorporando, empujando, para así quedar yo sobre él, cosa que logré a pesar que su peso me lo impedía. Estando ya así, observe su rostro con detenimiento, sus ojos se clavaron en mí cómo buscando respuestas, su respiración estaba agitada y la sentía tan cálida sobre mi rostro, lentamente me incliné sobre él y comencé a besarlo con pasión, pasión que él correspondía, nuestra lenguas ya se habían iniciado en batalla. Sus manos, que había olvidado por un momento, aún se encontraban bajo mi ropa acariciando mi piel. Nos separamos sedientos de aire y en ese momento, mientras nuestros pulmones se recargaban de la preciosa vida, él con mi ayuda se deshizo de mi camisa tirándola detrás del sofá, lentamente repasaba las líneas de mi torso, suavemente por mi abdomen levemente marcado, llegando a mi pecho, que aún se hinchaba por el aire que reclamaban mis pulmones; nuevamente las deslizaba hasta abajo donde ya comenzaba la pretina de mi pantalón, una y otra vez repetía el movimiento. Me acerque a su rostro y nuevamente nuestras bocas se unieron en un suave beso, deslizaba mis labios por su rostro hasta que llegue a su cuello, donde comencé a dejar húmedos besos. Sus manos se aferraban a mi espalda, su respiración entrecortada en mi oído hacía que me excitara más. Ahora mi lengua repasaba las líneas de su oreja y al sentir como se estremecía debajo de mí, le susurré:

¿AMOR O DOLOR? [Fic de DIAURA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora