10. Realeza.

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La realeza no suplica, la realeza no se arrodilla. ¿O sí?

"Harry, querido" Anne ingresó a su alcoba y lo observó confundida "¿Nuevamente con esas pintas?"

"Se llama ropa, madre" se miró al espejo y acomodó su cabello "Ropa casual"

"Esas prendas no son para que las utilices dentro del palacio, mi niño"

"Ya lo sé" tomó sus cosas y caminó hacia la puerta, topándose con su madre, le dejó un beso en la mejilla y le sonrió "Hoy se encuentra más hermosa, mi reina"

"¿A dónde te diriges?"

El alfa no giró su rostro, pero levantó su pulgar a la vista de la reina, sin dejar de caminar por el pasillo.

La realeza no pide segundas oportunidades, la realeza no insiste.

Tomó las llaves del primer auto que observó, dentro de su propio estacionamiento, y lo arrancó con rapidez.

Era peligroso para Harry salir del palacio sin protección y sin guardias. Pero ahí estaba la magia, Harry podía sentir la libertad y la adrenalina al pisar las calles de Inglaterra sin necesidad de ser visto como alguien intocable.

Qué diría su madre si se enterara... si la Corte se enterara...

Se estacionó frente a la misma cafetería que visitaba todos los martes, se colocó sus gafas y se miró por el espejo retrovisor del auto.

Hoy conseguiría su nombre.

"Buenos tardes, ¿qué desea ordenar?"

En definitiva, el chico castaño de ojos azules era el omega más lindo y pequeño que había visto en sus años de vida.

¿Qué tan factible sería imaginarse al niño acurrucado en su pecho?

"¿Crees que él pueda atenderme?" le indicó con la mirada, señalando al castaño que tenía dificultades para atar su propio delantal. Era raro para Harry hablar de manera casual sin utilizar términos más sofisticados.

La chica sonrió confundida, pero fingió no lucir tan sorprendida "Claro. Yo... iré por él"

Harry le sonrió, mostrando sus hoyuelos. La beta lo miró por unos instantes, analizando su rostro y enseguida entró en razón, dio la vuelta y caminó hacia el oji-azul.

"Oye tú, omega" susurró, sobre el oído del castaño.

"¿Qué demonios quieres?" musitó en un tono bajo. Hoy no estaba de humor, había despertado con el pie izquierdo y ni siquiera podía atar bien su maldito delantal.

"Allá hay alguien muy importante que quiere ser atendido por ti" Louis elevó su rostro con rapidez y lo vio.

"Ay, no" suspiró con pesadez y echó su cabeza hacia atrás. Caminó con paso lento hacia la caja y acomodó su flequillo por inercia.

"Buenas tardes, ¿qué desea ordenar?" mantuvo su vista sobre la caja y evitó mirarlo a los ojos.

"Hola" el alfa sonrió con encanto, esperando ser visto por el omega.

La realeza impone, todos tienen que obedecer las órdenes de la corona.

"Me gustaría saber... " empezó "El nombre de quién me atenderá en esta ocasión"

El castaño sonrió, negó con la cabeza y acomodó su flequillo por segunda vez "Siempre soy yo quien lo atiende, señor"

Harry asintió "Pero nunca me dices tu nombre"

Drabbles. {Larry}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora