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Nuestras bocas vuelven a juntarse como si de imanes se tratara. Con una habilidad desconcertante, me levanta por el culo y me pone de pie, me acorrala entre el muro y su corpulencia, con sus manos acariciando la fina piel de mi espalda y torso.
Con un simple movimiento pélvico, me veo forzada a separar las piernas y me felicito mentalmente que no estuviera usando una falda. Pega su pelvis contra la mía, nuestras formas se complementan a la perfección y coloca las palmas de las manos contra la pared situada detrás de mí.

Estoy indefensa y a la completa merced de Mika, y ese pellizco de placer vuelve a asaltar mi interior.
Mientras que sus labios cálidos recorren mi cuello, desde los hombros hasta el nacimiento del pelo, siento su erección contra mi pubis. El efecto de sus labios no tardan en hacerse notar, e inconscientemente, me pongo a gemir. Le quito la camiseta negra para acariciarle los músculos del pecho y lo recorro con los dedos. Me desabrocha los vaqueros, los deja caer y después me agarra por el trasero y me apoya contra la pared. Por fin, nuestros labios se encuentran en un largo y furioso beso. Sin poder contenerse, me recuesta sobre la alfombra y me domina desde arriba y cuando saca su miembro efecto para ponerse un preservativo, no puedo reprimir un grito de sorpresa, ¡es enorme! Mucho más de la última vez que lo vi, o lo sentí. Se acuesta sobre mí y me penetra con una lentitud exquisita. Me falta el aliento, gimo y el ritmo acelera. Mi cuerpo acoge la virilidad de Mika con un placer increíble. Estos lentos vaivenes me vuelven loca y gimo casi sin parar. Mientras se apoya con una mano, utiliza la otra para jugar con mi clítoris y, al tiempo de lo retuerce dulcemente, con su sexo hundido en mi, siento como el orgasmo llega y le muerdo el hombro para no gritar de placer. El también termina, dentro de mi, y esa intensa implosión sacude todo su cuerpo. Finalmente se desmorona sobre mi, y el olor de sus cabellos, mezclados con el sudor, me embriagan por completo. 

Me siento exhausta, no puedo creer en concreto lo que acaba de pasar, o más bien lo que acabamos de hacer. Me pongo de pie con el cuerpo temblando, intentando disminuir la tensión.

-Lamento lo de tu hombro. -alcanzó a decir cuando noté la pequeña marca en este.

-No es nada, Ky. -responde con una sonrisita, mirando sin importancia su brazo con la marca de mi dentadura.

Me toma de nuevo entre sus musculentos brazos, me besa con furia y pasión al tiempo que me acaricia el cuerpo con ansiedad. Me dejo llevar por los encantos del chico, besa de maravilla y también folla de una manera bestial que me atrae.

-¿Crees que tengamos tiempo de hacerlo de nuevo? -preguntó jadeando sobre mi boca.

-Más que suficiente. -conteste sin paciencia, arrojándome de nuevo a él.

*******

Con mi ropa algo alborotada, camine hacia la puerta. Olive me había llamado para que la dejara entrar, ya que como cada día, olvidó su llave.

-No abriré de nuevo. -le digo seriamente recargándome en el umbral de la puerta.

-Eso dices siempre. -se burla depositando un beso en mi mejilla antes de pasar por mi lado.

-Ve a tu habitación. -ordene cerrando la puerta.

Ella se dirigió a su cuarto tal y como dije. Volví con ansias a mi habitación. Ahora estábamos mirando una película, permanecíamos acurrucados el uno al otro, aunque sin querer siento que está algo distante, como si no quisiera pasar el rato conmigo.

-¿Todo bien? -pregunté echando mi cabeza en su pecho desnudo.

-Ajá. -contestó sin quitar la mirada de la pantalla. Acariciando mi cabello sin importancia alguna.

-Bueno. -murmuré conformada. Intenté deposita un beso en sus labios, pero me sorprendió cuando se alejó con rapidez, frunciendo el ceño.

-No hagas eso ahora. -se quejó casi a gritos, me incorporé sentándome en el colchón, mirándole con indiferencia, como si no fuese el Mika que conocía, o con el que acababa de pasar un rato muy placentero.

Erotic boy, Erotic love...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora