Prólogo

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– ¡Sentate mi amor, me ponés nerviosa así y se supone que a todos los pasajeros también!
Papá tenía prisa de que el avión aterrizase para conocer a su nuevo jefe de trabajo y paseaba nerviosamente de una extremidad a otra del largo pasillo entre los asientos del avión. Su notoriedad lo precedía. Él era un importante arquitecto porteño, especializado en arquitecturas modernas. De aquellos edificios innovadores con estructuras extrañas, que iban contra todas las leyes físicas, se ocupaba él. En su oficina estaba sumergido en cartas y papeles de todo tipo. Famosos empresarios de todo el mundo hacían lo posible para ponerse en contacto con él, encargándole proyectos de un cierto nivel. 

– Disculpame, es que no puedo reflexionar sentado... a ver, igual intento – y allá se sentó a lado de mi mamá revisando unos papeles.
Alegra es el nombre de mi madre, alta, pelirroja y seductora, por lo que sé, y que gracias a su astucia, mezclada con habilidad y una pizca de belleza había seguido su carrera de abogada, defendiendo a los desafortunados de nuestro país, levantando causas y asistiendo a procesos en casi todos los tribunales argentinos y no solo.  

– Boludo, levantate y cambiate de lugar. Estoy harto de estar sentado acá –  dijo el grosero de mi hermanito.

– Boludo vos, ni en joda... ¡¿Qué te crees?! ¡¿Qué soy tarado para dejarte mi lugar?! Yo pedí en ventanilla, pff –  y me reí para fastidiarlo.     
                                                                       – Mmmmh te voy a matar uno de estos días, espera que aterricemos eh, por acá hay demasiado testigos. – Y me dió un ligero puñetazo en el bíceps.

Pero algunos pensamientos inquietos seguían flotando en el aire “Mi vida sigue siendo un aeropuerto por mes, me toca viajar de país en país dejando huellas a diestra y siniestra” 

Estas eran las frases que habían quedado talladas en mi mente, que por cuestiones de trabajo de mis padres, por una razón u otra, terminaba siempre en un aeropuerto, valijas y maletas en las manos. A veces pensaba que mi destino era el de asistente de vuelo por la cantidad de aeropuertos que conocía o quizás mi destino aún tenía que escribirse.

Esta vez, en cambio, sentía que era diferente, que por fin podía dejar el pasado atrás y dar vuelta a otra página de mi vida. 
En Barcelona estaba todo por descubrir… 
Sí, parece banal pero era lo mismo que había pensado al llegar a Florencia en Italia, cerca de París en Francia, a Kiev en Ucraina y ahora que estábamos en España o casi. 
Me sentía un vagabundo yendo, rebotando de un lado a otro del planeta cada dos o tres meses. Ni siquiera tenía el tiempo para acostumbrarme a los países con sus tradiciones, su lengua, su gente, y sus diferentes horarios que me provocaban días enteros de insomnio.

Ya estaba cansado de vivir así, y parecía que por fin mis rezos se habían vuelto realidad. En Barcelona, mis padres tenían unos asombrosos departamentos amueblados en el Passeig de Gracia y una casa en Monjuic, y me habían matriculado en “La Escola” una de las escuelas de dibujo y pintura más prestigiosas de toda Cataluña.  A lo mejor esta vez nos quedaríamos durante un periodo más largo o ¿quizás era la vez que definitivamente empezaría algo totalmente nuevo? Hacía grandes esfuerzos por ser positivo aunque mis fracasos tratasen de desviarme.
Una vez más mi positivismo estaba sometido a una dura prueba, pero esta vez me encontraba en un nuevo país, en una nueva ciudad, sin nadie más que mi mismo.

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Espero que decidaís acompañar a Andrés en su nueva vida en Barcelona Y junto a él y a sus amigos pasarlo genial!!

Este no es nada más que un incipit, justo para presentaros uno de los dos grandes protagonistas de esta historia!!!

Os quiero a todoss!!

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Y así fue... que nos conocimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora