Entré en casa a hurtadillas, tratando de andar lo más silenciosamente posible y cerrando todas las puertas detrás de mí super despacio para no hacer ruidos y no despertar a mi familia. En mi cuarto, me coloqué encima de la cama con las piernas cruzadas mietras iba poniéndome la camiseta de pijama. Agarré mi móvil y marqué un número...
¡Aténdeme, por favor, aténdeme!– ¿Floor? ... ¿Dime? – atendió con voz aún ronca, medio dormida
– ¿Por qué no duermes nunca tú?– Es que... estaba pensando – continué yo.
– ¿En qué vas pensando a las doce de la noche? Nosotros los seres humanos normales dormimos, sabes? – saqué una sonrisa y le contesté divertida
– ¿Y quién te dijo que soy un ser humano normal yo? – Y ambas reímos.
– No te cuelgo solamente porque hoy por la tarde me has dejado desahogarme un poco hablando de tú-sabes-quién contigo... ¡Anda! Cuéntame que te pasa bebé.
– Lo vuestro parece una historia infinita y eso nunca se acabará, pero ya te he dicho como tienes que actuar esta vez.
– Sí, ya sé. No te distraigas que tengo sueño y quiero dormirme, gracias – exclamó con tono divertido aunque estuviese obligándome de verdad a seguir con mi historia.
– Razón. Quería llamarte antes pero no he podido porque he quedado con Roberto para cenar y luego hemos visto una peli, así que acabo de regresar.
– ¿Con Italia te has quedao?
– Y sus colegas – me apuré en añadir – Tonta – y me imaginé la expresión maliciosa que seguro debía de tener en su rostro en aquel instante.
– ¿Qué insinúes pfff? Ajajaj A parte le gusta una chica pues...
– Yo no he dicho nada, quería justo saber. Y coméntame que habeis hecho.
– Nada especial, oye te estoy enviando unas fotos si este puto Wi-Fi funcionara.
– Ya han llegado... Has estado también en la Catedral veo... ¡Qué bien! Has dado un buen recorrido junto a Italia eh... Espera Espera ¿qué es esa pancarta tan romántica en el fondo de la tercera foto? ¿Por casualidad se te ha olvidado decirme algo? – Y volvió su voz maliciosa.
– Cállate idiota, es un mural y era el único lugar libre para aparcar, así que aparcamos y nos sacamos simplemente una foto – y me puse a reír por sus insinuaciones sin sentido.
– Cuándo vaya a visitarte quiero que me lo presentes eh
– Y ¿cuándo sería que vendrías a visitarme? A ver.
– No sé pero algún día iré a por ti ¿no crees?
– Me haría muchísima ilusión, lo sabes. A lo que voy, me han invitado a una fiesta y la verdad es que no sé que hacer. ¡Aconséjame! ¿Voy o no?
– ¿Ya conoces a algunos de los invitados? – Preguntó Jennifer intri-gada por la situación.
– A unos cuantos sí, obvio. Conozco a Roberto por supuesto, a Man-fredi que es el cumpleañero, a Giulia y a sus tres otras coinquilinas que a lo largo de un mes habré visto un par de veces como mucho y ¿a nadie más?

ESTÁS LEYENDO
Y así fue... que nos conocimos
Teen Fiction•Aunque fuimos adquiriendo conocimiento, las cosas no se hacían más comprensibles, sino mas misteriosas• •Un encuentro fortuito hará que Andrés, un chico porteño que por fin siente haber encontrado su propio lugar en el mundo, en un nuevo país...