Capítulo 3:
El nombre del león al que Axía pidió que me acompañase era Alai. No era un león muy hablador la verdad, pero al menos tenía alguien que me acompañase.-Ayala, tengo algo para ti, sigueme. - me dijo Axía en cuanto entre en La Cueva.
Le seguí hasta la parte de La Cueva en donde estuvimos ayer. Escondió la cabeza detrás de una roca, y cuando salió sostenía un palo grueso, pequeño y raro.
-Esta, querida Ayala, es la espada magistral. Se dice que solo aquel o aquella con el poder suficiente será capaz de despertarla. También se dice que perteneció a aquella mujer que los ayudó a acabar con Diablo. Con ella, él collar fue destruido. Ahora te la entrego a ti, sabiendo que podrás despertarla.
Me entregó la espada y me extrañe. Había visto espadas antes, en algunos cazadores. Pero esta solo tenía la parte por la que se sujetaba.
-Cuando llegue el momento, despertará.
Le miré y me incline en modo de agradecimiento.
-Gracias, rey Axía.
-Gracias a ti, valiente Ayala. Ahora, emprende tu viaje, y que la suerte te acompañe.
Me volví a inclinar ante él y después salí de La Cueva, encontrándome con mi familia.
-Ten cuidado, Ayala - me advirtió mi madre por quinta vez - eres fuerte, y sé que podrás con esto.
La abracé fuerte, temiendo no volver a verla mas. Seguidamente me agaché para despedirme de Nasha y de Jasir.
-Te voy a echar de menos - me dijo Jasir apenado.
-Yo también - le apoyó su hermana.
-Pronto me tendréis aquí, ya veréis. - les animé.
Les abracé y me levanté.
-Tenemos que irnos, Ayala - mire a Alai y le asentí.
-Vámonos.
Tras darles los últimos abrazos a mi familia, mire a Alai, que ya se había puesto en marcha, y corrí para alcanzarle.
-¿Cómo llegaremos a la India?
-Andando.
-¿Tan cerca está?
-Yo no he dicho eso.
Le miré. Alai era un león joven, grande y fuerte. No era muy amigable, pero era inteligente, al menos eso parecía.
-¿Cuánto tiempo tardaremos?
-¿Por qué preguntas tanto?
-Quizá porque nunca he salido de la sabana, no sé ni como es la India, y no se como llegar hasta allí. - dije obvia.
El joven león, cansado de tanta pregunta suspiró, me miró y dijo:
-Iremos por mar, yendo por tierra tardaríamos mucho más.
-Si claro, y ¿cómo piensas atravesar tanta agua? - empecé a pensar que estaba loco.
-Lo veremos cuando lleguemos.
Era increíble. No me parecía mala idea atravesar por mar, lo que no me gustaba era él plan que tenía. "Lo veremos cuando lleguemos" había dicho, y no me gustaba nada. ¿Y si simplemente no podíamos cruzar de ninguna manera? Era terrible.
Tras un largo rato caminando, me di cuenta de que pronto iba a anochecer. Llevaríamos como siete horas andando, pero la verdad es que no estaba para nada cansada, y a juzgar por el aspecto de Alai él tampoco.
-Nos pararemos a descansar en cuanto anochezca - Alai ni si quiera me miraba cuando me hablaba.
-Está bien. Pero en cuanto amanezca continuaremos. Necesitamos llegar cuanto antes. - Asintió, aunque seguía sin mirarme.
Cuando anochecio se paró debajo de un árbol y se tumbó. No sabía que hacer, así que me tumbe guardando las distancias.
-Buenas noches. - dije. Pero no obtuve respuesta.
ESTÁS LEYENDO
Nahual
PrzygodoweHe estado al borde de la muerte varias veces. Bien por culpa de balas, o bien porque más de una vez he sido atropellada. O cosas así. El caso es que mis heridas las causan los humanos. Me llamo Ayala. ¿Mi edad? Más o menos 18 años. Soy una humana...