Llevaban un buen rato caminando, no estaba segura de sí eran horas o no, pero tampoco quería averiguarlo o de lo contrario sus piernas cederían y ella caería cansada. Lincoln apenas había hecho una parada, comida y agua espontanea, reanudaron su camino apenas terminaron. Tenían que dirigirse hacia donde estaba la casi ya desaparecida luz roja, descubrir que estaba sucediendo y en el mejor de los casos orar para que la guerra no haya llegado a las puertas de la Arkadia.
Durante el camino sus pensamientos volaron hacia miles de momentos en los cuales había logrado disfrutar junto a su novio sin la necesidad de estar bajo las alas de una lucha sangrienta. Momentos en los que había estado con su hermano compartiendo un simple almuerzo o momentos en los que incluso había tenido la oportunidad de recostarse sobre el césped y mirar al cielo con calma mientras descansa.
Todo aquello le parecía tan lejano en ese momento. Solo podía ver su visión roja y peligrosa, podía encontrarse con la sangre marchada en sus manos. No quería admitir que era incomodo, tampoco que era molesto, pero no le quedaba nada más que admitir que una vez que terminara la batalla, si ganaban, ella se tomaría unas vacaciones eternas de la lucha. En ese momento, vivir un tiempo entre los árboles y la naturaleza no le sonaba mal.
El sol estaba poniéndose al horizonte, ella podía ver como la luna comenzaba a tomar su lugar en el cielo y se preguntó cuánto tiempo les tomaría llegar a algún lugar. Ellos sin duda tenían que apresurar su paso, pero estaba demasiada cansada como para caminar, más aún como para luchar. Efectivamente, esto no lo podía ver con claridad.
Entonces sintió su corazón dar un vuelco cuando a lo lejos vio tres caballos corriendo hacia donde se encontraba ella y no venían solos, traían un ejército detrás de ellos. Alzó su espada preparada para gastar su último aliento contra ellos, cuando uno de los caballos comenzó a apresurarse hacia ellos. Vio a Lincoln dar un paso primero, sosteniendo su espada y dejándola atrás.
– Alerta – Dijo él con seriedad.
Entonces se dio cuenta de que el jinete le era familiar. Tenía el cabello rizado, algo abultado que necesitaba obligatoriamente un corte. Vestía con un uniforme de la Arkadia y cargaba con un arma de fuego en la espalda.
– ¡Octavia! – Su voz resonó con fuerza y desesperación. Le apreció por un momento que él había dicho su nombre completo, simplemente por el hecho de no querer perder de vista ninguna de las letras que conformaban su nombre. En lugar de llamarla simplemente por su inicial como acostumbraba a hacerlo con cariño, parecía que decir su nombre completo le aliviaba la mirada desesperada.
– ¿Bellamy? – Parpadeó atónita por un instante.
Lo vio saltar del caballo y tropezarse contra el suelo, tuvo que usar sus manos para evitar que su rostro se diera contra la tierra y luego lo vio correr hacia donde se encontraba ella apretándola en un fuerte abrazo. En ese momento fue que ella se dio cuenta de las ganas que tenía de abrazarlo también. No es que haya estado al borde de la muerte, pero se sintió casi real.
– Clarke – Escuchó a su novio hablar y los caballos con sus jinetes se detuvieron cerca de ellos. Vio a la chica rubia bajar del caballo y abrazarlo a él antes de abrazarla a ella.
– ¿Qué está pasando? – Preguntó Octavia confundida por un momento. Se fijó en la mirada de su acompañante, Lexa y se tensó un momento.
– Polis ha sido atacado. Nos enteramos de que te tenían como rehén – Bellamy la miro con seriedad.
– Lo imagine – Asintió Lincoln con seriedad – ¿Qué hacen aquí, por cierto?
– ¿Venganza? – Bellamy murmuró sacudiendo la cabeza – Vine a rescatarte. No fue fácil, pero en cuanto acabamos con los azgedas en Polis vinimos de inmediato
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INQUEBRANTABLE
FanfictionTras haber abandonado el Campamento Jaha, Clarke ha salido en busca de olvido. Tratando de reprimir todos los sentimientos que tenía dentro suyo: la culpa y el miedo, ha terminado donde menos se lo esperaban. Con una nueva nación levantándose, nuevo...