Es hora

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Durante el siguiente mes las interacciones entre Steve y Tony aumentaron. El capitán seguía llevándole aquellos aperitivos con los mismos mensajes de disculpa y aquella rosa, que de pronto había pasado de ser blanca a ser roja, detalle que no pasó por alto para el genio aunque prefirió no decir nada y no hacerse ilusiones. A diferencia de las anteriores veces, Tony permitía el acceso al soldado y mantenían superficiales conversaciones que poco a poco se iban haciendo más largas y en cierta manera más profundas. Las cosas iban bien, con cierta tensión, pero bien, Rogers nunca avanzaba sin tantear primero y Tony sorprendentemente iba cediendo al avance del rubio, era como si poco a poco sus recuerdos fueran doliendo menos, aunque eso no le arrancaba del pecho aquel miedo y desconfianza que el genio sentía. Amaba a Rogers, pero había sufrido lo suficiente como para no querer abrirse por ahora, al menos de la forma en la que eran antes de los acuerdos. Por su parte Buck no perdía detalle de lo que sucedía entre sus dos amados, metiéndose de vez en cuando, sin llegar a molestarlos, solo integrándose en la conversación de forma natural, tan natural, que en ocasiones se olvidaban que hace apenas un año antes se odiaban. Y es en una de estas ocasiones donde nos encontramos, con un relajado Tony sentado en su banqueta del taller con los dos soldados sentados en un cómodo sofá de cuero enfrente de el con brillantes sonrisas en sus rostro. Curioso ¿Verdad? Como cambian las cosas.

-Así que la doctora Cho llegará mañana ¿No? –Dijo Steve observando como Tony asentía disfrutando de sus dona de glaseado rosa.

-igo eh vedia obe as ie a me (Dijo que vendría sobre las 10 AM) –Contestó el genio con la boca llena lo que provoco las carcajadas de sus compañeros.

-No deberías hablar con la boca llena, Baby doll. –Se burló Bucky limpiándole unas miguitas de dona de su comisura con su dedo gordo llevándose este después a su boca.- Delicioso... -Dijo con un suave deje lascivo en la voz lo que dejo igual de descolocados y ruborizados a Steve y a Tony. –Bueno, me voy, tengo revisión en Shield.-Sonrió satisfecho levantándose para irse de allí dejándolos en un silencio incomodo a sus dos amores.

-¿Qu...? –Comenzó a preguntar el capitán celoso y furioso, pero la mirada de confusión del genio lo tranquilizo un poco, pero no quitó el incómodo silencio que se quedó tras la marcha del moreno.

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T'challa se encontraba meditando en la terraza cuando vio aparecer a un sonriente Soldado de invierno que parecía venir del taller.

-Parece que le ha ocurrido algo bueno, Barnes.- Murmuró el oscuro rey sobresaltando al nombrado que al percatarse de la presencia de su interlocutor no dudo en acercarse y saludarlo estrechando su mano con una alegre sonrisa.

-Su majestad, que bueno verlo, creía que se encontraría en Wakanda por otra semana más.

-Ese era el plan... -Admitió el hombre suspirando pesadamente.- Es extraño, cuando estoy aquí echo de menos las densas selvas de mi tierra, pero cuando estoy allí, extraño la torre Stark y a sus habitantes.

-Oh... -Murmuro James con una sonrisa algo perversa en su rostro.- ¿A sus habitantes o... A cierta súper espía pelirroja?

-¿En serio soy tan obvio? –Rió cansado recostándose en su asiento.- Sinceramente no sé qué hacer. Nunca me preocupé por el amor romántico, siempre creí que eso era una estúpida fantasía. Un día me casaría con una buena mujer, que elegiría mi padre, y yo la respetaría y cuidaría.... Pero Natasha apareció como un intenso y devastador fuego en mi vida llenándolo todo con sus rojizas llamas.... La amo...

- Eso no deberías decírmelo a mí... -Le contestó el supersoldado con un tono comprensivo pero con una traviesa sonrisa en los labios y sin dejar de mirar detrás de su majestad.

¿Como acabé así? (Stuckony) (Pausada)Where stories live. Discover now