/ Prólogo /

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Detengo el auto en el semáforo. Noto el Mitsubishi Lancer Evolution, verde, en el semáforo opuesto. Por un segundo pienso que está ahí por simple casualidad, pero el instinto me dice que en realidad me espera porque la luces y motor se encienden en cuanto me ve llegar. El piloto del auto hace rugir el auto antes de que el semáforo cambie, acelera y avanza directo hacia mí, no parece tener intenciones de cambiar de dirección, lo cual tomo como un vano intento de intimidación para hacer que retroceda. El piloto del Lancer se acobarda en el último instante al ver que no hago ningún amago para moverme, gira con brusquedad hacia un lado y derrapa entorno a mí. Una, dos vueltas después, se detiene al quedar a la par, piloto con piloto.

Sus vidrios están tintados, por lo que no es fácil identificar a su conductor, –"muy astuto" –pienso. Espero con paciente curiosidad que vendrá a continuación. La ventana se desliza lentamente, abriéndose, dejando ver al chico de rasgos asiáticos, lo reconozco de inmediato; Kaito Katashi, un antiguo rival. Por la expresión en su rostro sé que no está feliz de verme.

- Esperaba no volver a verte por aquí, otra vez. –dice con desprecio. –Supongo que puedo adivinar sin miedo a equivocarme de por qué volviste. Pero déjame decirte algo para que te lo pienses dos veces, las cosas ya no son como antes, todo ha cambiado. Sacramento Bay se ha dividido, ahora es un campo de batalla, toda clase de autos corren en equipos y luchan por un lugar en la ciudad y la decisión definitiva se toma en los picos. –explica, su tono guarda cierta advertencia y se ríe de manera burlona. –Y tú ya no tienes lugar aquí... Nunca sobrevivirás.

¿Acaso es un desafió o una amenaza? En caso de ser ambas, ninguna me llegar a intimidar. He pasado por un infierno todo este tiempo para poder regresar y esa clase de palabras no me harán retroceder tan fácil. Todo lo contrario, esas palabras eran todo lo que necesitaba para tomar la decisión definitiva. El último impulso.

Es hora de regresar a casa.

DishonoredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora