Gabinetes Vacíos

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** Distrito España, Zayas: Plaza Amaya. / 31 de mayo, 10:19 p.m. **

Hago rugir el motor del Porsche 911, algo que no puedo dejar pasar por alto. Se siente excelente, el sentimiento que experimento es el mismo de un niño con un juguete nuevo. Hope y el chico de cabello amarillo, que se presentó como Lex, se acercan.

- Antes de dejarte ir. Vamos a dar una vuelta para explicarte lo que debes saber y qué es exactamente lo que harás para Dante. –informa Hope y se gira. Lex se apoya contra mi auto.

- Perdónala. Es un poco estricta en lo suyo. Lo mejor será que la escuches y hagas lo que diga. Y no te preocupes, voy a quedarme y hacerles compañía para que no sea tan ruda contigo. –aconseja en un murmullo. Hope le mete prisa y corre a su Lexus LFA. Todavía no entiendo para que quería otro auto si ya tenía uno.

Tengo curiosidad de saber cuánto tiempo lleva Lex en la ciudad, aunque deduzco que no debe ser mucho porque cree que soy nuevo en la ciudad y apenas estoy conociendo a Hope. No parece saber que en realidad la conozco de toda la vida, casi se podría decir que conozco cada detalle de ella; su papá y el mío también fueron amigos, incluso desde antes de que naciéramos. En fin, ya le aclararé el tema después.

Llegamos al punto de encuentro de la gente en Sacramento Bay, Albertini's. No es muy grande pero su ambiente es acogedor y familiar. Personalmente, su decoración al estilo sesenta con un ligero toque moderno, siempre me ha atraído y creo que es lo que lo hace mi restaurante favorito. Además, hace que te entren ganas de comer o simplemente pasar el rato con tus amigos, todo depende de tu antojo, excepto pelear, eso está completamente prohibido.

Los recuerdos de las horas que pasé con mis amigos y Hope, llegan cuando pongo un pie dentro del lugar, siento nostalgia y deseo de revivirlos. Por el rabillo del ojo pillo a Hope mirando en dirección a la mesa donde solíamos sentarnos, estoy seguro de que también siente lo mismo.

- No ha cambiado nada. –aventuro a decir.

Ella comienza a caminar a una mesa lejos de la nuestra. –Sí. Es uno de los pocos lugares que, a duras penas, se mantiene intacto. –comenta con indiferencia, pero percibo cierto pesar en su voz.

Busco con la mirada al anciano, dueño del restaurante, para saludarlo. – "¿Dónde estará Don Albertini?"

- Ya no viene. No como antes. –responde. La miro desconcertado, parece que lo pensé en voz alta.

- Don Albertini sufrió un infarto el año pasado. –añade Lex en cuanto llegamos a la mesa.

- Claro. Lo sabrías de no haber desaparecido. –murmura Hope irónica.

Una mujer se acerca a nosotros con una sonrisa. Ella no me reconoce, pero yo a ella sí, es Bailey, una de las hijas de Don Albertini. –Hope, días sin verte ¿dónde estabas metida? –dice con su peculiar acento italiano.

- Lo siento, no pretendía desaparecerme tanto tiempo. e estado ocupada con las pasantías y exámenes. Además de que Dante ha tenido que viajar últimamente y he ayudado cuando no está. –se disculpa con una hermosa y perfecta sonrisa. – ¿Cómo has estado tú, tus hermanas y Don Albertini?

- Molto bene. Papá estuvo por aquí en la mañana y no dejaba de contarle a los clientes de la primera vez que utilizó la computadora. Debiste haberlo visto. –dice riéndose. Saca una pequeña libreta y un bolígrafo de su delantal mientras hace un gesto para quitarle importancia. –Pero bueno, ya hablaremos de eso después, ¿qué les puedo traer? –Lex se frota las manos con entusiasmo.

- Una hamburguesa con triple tocino y queso, y un refresco extra grande.

- Para mí, solo un batido de mora. –dice Hope. Ella y Lex me miran para que pida algo.

DishonoredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora