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Un par de minutos después Aslan nos llamó.

Lucy y Edmund iban del lado derecho de Aslan mientras que Susan y Peter del izquierdo, y nosotros íbamos atrás de ellos. Los centauros formaron un arco con sus espadas por el cual pasamos y llegamos a donde estaban los 4 tronos y cada uno de los hermanos se colocó en el suyo y a su vez cada uno de nosotros se colocó del lado derecho de nuestro respectivo protegidos. Entraron los castores, quienes traían unas tiaras y coronas, atrás de ellos venía el Sr. Tummus.

-En nombre del océano del oriente les presento a la reina Lucy. La valiente- dijo Aslan y el señor Tummus le puso una hermosa tiara plateada a la pequeña -He igualmente les presento a el protector Este. El sabio- añadió.

-En nombre del radiante sol del sur les presento a la reina Susan, la benévola y a su protectora Sur. La pacifica- dijo y el fauno le puso una tiara igual a la de la pequeña pero dorada.

-En nombre del bosque del occidente les presento a el rey Edmund. El justo y a su protectora Oeste. La guerrera - dijo el león mientras se le colocaba a Ed una corona plateada con detalles verdes.

-Y en nombre del claro cielo del Norte les presento a el rey Peter. El magnífico y su protector Norte. El noble- concluyó Aslan y cuando el sr Tummus le colocó una corona dorada con piedras rojas. La sala se llenó de aplausos y todos nos volteamos a ver sonriendo y riendo, dando fin definitivo a los malos tiempos.

Ya era tarde y me dirigía a hablar con el Sr. Tummus, pero vi que estaba hablando con Lucy así que iba a continuar celebrando cuando choqué con alguien derramando su bebida en mi vestido formando una mancha

-Oh, perdón Oe- me dijo Edmund preocupado -No te preocupes, iré a cambiarme- le dije sonriendo -De hecho, te estaba buscando- me dijo mientras me acompañaba hacia mi dormitorio - ¿Qué pasa? - le pregunte, lo notaba algo nervioso - No termine de decirte lo que estaba pensando- dijo levemente sonrojado -Cierto ¿Qué era? - pregunte distraída por la mancha de color morado que estaba en el vestido

-Me di cuenta que en ningún momento te agradecí por sacrificarte por mi- dijo en voz baja, yo me detuve abruptamente en el pasillo -No me debes agradecer nada, siempre te protegeré- le dije sería mirándolo a los ojos -Claro porque eres mi guardián- rio -No, bueno no solo por eso- dije y sentí como la sangre subía hasta mis orejas y una sensación de calor me invadía -Entonces...- dijo el chico tomando mi mano y acercándome más a él

- ¡Oigan!- se escuchó la voz de Pet haciendo que nos separáramos bruscamente -¿No han visto a Aslan?, lo he estado buscando- nos preguntó mientras parecía buscarlo en el pasillo con la mirada -Aslan ya se tuvo que haber ido, nunca se queda más de un mes- expliqué -Ahh, bueno- dijo Peter algo cabizbajo -¿Por qué?- decidió preguntar Edmund -Pensé que me explicaría algo acerca de...- hizo una pausa -Esto- concluyó haciendo un gesto en el cual señalaba el pasillo, entendía, reinar era algo totalmente nuevo y grande para él

-Si me dejan ir a cambiarme les responderé todas sus dudas- dije sonriente y el rubio soltó un suspiro de alivio -Gracias- pronunció y yo me metí a cambiar.

Muchos años después:

Había tenido el mismo sueño por varias noches: Un ciervo blanco, un farol y el collar que me había regalado Ed años atrás, el cual no había salido de mi cuello ni por un segundo; no sabía lo que significaba, pero decidí comentárselo a Ed, con el cual ya llevaba varios años de relación.

-Es curioso sí, pero, no debe ser nada- dijo mientras devoraba la pierna de un pavo, había madurado, ahora tenía barba y un cabello que le cubría sus pálidas orejas, sus facciones se habían acentuado pero sus ojos aún mantenían esas chispas, ese mismo asombro

-Tienes razón, de todas maneras, se lo comentaré al fauno- le dije tomando un trago de agua

- ¡Ed!¡Edmund! - gritó Lucy entrando al comedor, ella también había crecido, se había convertido en una hermosa joven de largo cabello pelirrojo y ojos cafés llenos de vida

-Lo volvieron a ver, al ciervo blanco- dijo la chica emocionada

- ¿Ciervo blanco? Ed como mi sueño- le dije asombrada y él hizo un gesto a Lu que se callara lo que hizo que lo mirara confusa por un momento, pero decidí ignorarlo -Vamos, tenemos que ir, es claro que mi sueño no era más que una señal- dije mientras me levantaba de la mesa

- ¿A dónde vas? - preguntó Ed -vamos, tenemos que seguir a un ciervo- insistí apresurándome a mi habitación a cambiarme

Después de varias horas a caballo estábamos perdiendo el rastro de aquel animal

-Esperen, necesito un descanso- dijo Edmund deteniendo el caballo y haciendo que los demás nos detuviéramos

- ¿Qué fue lo que dijo Edmund Su? - le pregunté burlona -Quédense en el castillo, yo solo iré por el ciervo- dijo Susan haciendo una imitación de su voz haciendo que soltáramos una carcajada, Susan y yo nos habíamos vuelto cercanas, ella se había vuelto junto a Sur de las doncellas más codiciadas de Narnia, pero ningún pretendiente le era digno

-Era para un regalo tuyo mi amor- me dijo en un tono de burla y yo solo le enseñe la lengua, en eso Lucy bajó de su caballo a observar el farol que había en medio del bosque, el mismo farol de mi sueño - ¿Qué es eso? - preguntó Peter ayudando a sur a bajar del caballo -Me suena conocido- dijo Susan -Es como un sueño, o el sueño de un sueño- susurró Lucy

-Bitacion- susurro ella para adentrarse en los espesos arbustos y con un soplo de brisa recordé ese faro, era el lugar donde había dejado a Lucy la primera vez que vino a Narnia, dirigí mi mano hacia mi cuello y me aferré al collar

-Lucy, espera- dijo Peter el cual fue el primero en seguirla -Vengan- dijo Lucy emocionada y Susan y Edmund la siguieron, baje rápidamente para intentar tomar el brazo de Ed para detenerlo, pero Norte me lo impidió,

- ¿Qué haces? - pronuncie agresiva y voltee a ver a los demás, me di cuenta de que sabían que esto pasaría, voltee a ver a donde se habían ido y ya no había rastro de ellos así que los seguí decidida, pero por más que busque no encontré nada, me subí rápidamente a mi caballo y fui galopando a el castillo.

Por cada respiración mi corazón recibía una puñalada, el dolor era insoportable. Una vez llegué al castillo fui corriendo con el Sr. Tummus, el viejo fauno no se había separado ni un momento de nosotros y nos había enseñado a Este y a mí el control de nuestro cuerpo para que cuando nuestros hermanos sufran del mal de un corazón latente los podamos ayudar

-Pequeña ¿Qué pasó? - preguntó con voz débil mientras se levantaba de su sillón para acercárseme -Ellos... Yo... Debes ayudarme- intente explicarle, pero el fuerte dolor que habitaba mi pecho no me dejaba armar una oración coherente -Temía que esto ocurriera- dijo alejándose hacia la estantería para tomar un libro que en realidad era una pequeña caja, nuevamente se acercó a mí y al abrir la pequeña caja sacó un frasco de cristal lleno de líquido azul

-Aquí hay extracto de flor de azucena combinado con un poco de polen de amapola, esto calmará el dolor, pero dormirás hasta que ya no puedas volver a sentirlo- me explicó -Solo, quiero que pare, por favor- supliqué con lágrimas derramándose por mis mejillas

-Ven- dijo guiándome de la mano por el pasillo hacia un cuarto - ¿Qué es esto?- pregunté -Tu lugar de descanso- respondió señalando una pequeña cama con una tapa de cristal, me acerque a ella y levante la tapa para recostarme en la cama, era suave y acolchada, tenía una sensación cálida -Solo tres gotas debajo de tu lengua, pequeña- dijo el fauno pasándome la botella y seguí las instrucciones para saborear un toque de dulce amargura y acto seguido sentir un inmenso pesar en mis párpados que me forzó a cerrarlos.

LATIDO/ El león, la bruja, la profecía y los guardianes (LCN#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora