Epílogo

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Jungkook pov.

Hoy era el gran día.

¡Por fin vería al amor de mi vida en persona!

Dioooos, no saben lo emocionante que es enterarte que esta vez no verás a tu artista favorito a través de una pantalla si no que tú estarás allí, presenciado todo.

Me desperté demasiado temprano, más de lo normal.

Intenté pararme de la cama pero un brazo impidió que lo hiciera. Era Yugyeom. Habíamos dormido juntos la noche pasada.

Recordé lo que había pasado anoche. Le había confesado que me gustaba mucho.

Me sonroje ante el recuerdo.

Después de haberlo hecho, Yugyeom unió nuestros labios en un tierno beso. Continuamos besándonos hasta parar en la cama. Yugyeom me recostó sobre esta y el quedo sobre mi, mientras el beso se volvía más fogoso.

Por falta de aire tuvimos que separarnos.

Ambos nos miramos a los ojos, Yugyeom me sonrío y después depósito un beso en mi frente. Sentí mi rostro caliente.

— Tu también me gustas mucho, bebé— dijo finalmente para comenzar de nuevo un beso.

Después del beso, nos quedamos acostados en la gran cama hablando de cosas sin sentido hasta quedar profundamente dormidos.

Me tape el rostro con la frazada que cubría a ambos.

— Jungkook-ah, ¿ya despertaste?— habló un Yugyeom adormilado.

Baje la frazada hasta dejar solo descubierta la parte de mis ojos.

Yugyeom lucía sexy con el cabello todo enmarañado.

— Si Yugyeom, ya desperté— reí.

Yugyeom sonrío.

— ¿Como amaneciste?— preguntó posicionándose en la cama— ¿Estas emocionado por hoy?

— Amanecí genial— despoje emocionado la frazada— Estoy ansioso por qué caiga la noche ya— salte sobre mis rodillas en la cama.

Yugyeom volvió a reír.

— Vamos bebé, tenemos que desayunar— Yugyeom se paro de la cama.















Después de desayunar, optamos por ir a conocer y recorrer las calles de Los Ángeles. Fue buena idea para matar tiempo en lo que se hacía de tarde. Nos tomamos muchas fotos e incluso compramos algunas cosas para recuerdo. También compre un regalo para Yugyeom. Era un disco de Chris Brown, Yugyeom lo ama. Lo compré secretamente, ya que se lo daría en la noche después del concierto. Y así pasamos lo que restó de la tarde recorriendo y visitando cada tienda o local que nos llamará la atención.

—Bebé, ¿tienes hambre?— preguntó interrumpiendo mis pensamientos.

— Uh, si— hice un puchero.

— ¿Quieres pizza?

Asentí.

— Está bien, vamos. Hace unos cuantos pasos había una gran pizzería— posó su brazo por mis hombros.

THE BELIEBER BOY. ||YUGKOOK|| EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora