Capítulo 30

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El Lunes por la mañana al llegar a la oficina, los empleados me miraban de pies a cabeza no creyendo que estuviera tan repuesta, ese día llevaba blusa blanca, un conjunto de saco y pantalón azul marino junto a unos lindos zapatos altos del mismo color.

―Regresó tu mayor pesadilla a poner las cosas en orden querida, así que dile a Gabriel qué lo espero en mi oficina cuanto antes

¿Gabriel? ¿Qué clase de profesionalismo es ese?

No es tu problema―le guiñé el ojo y sonreí con satisfacción en cuanto su cara se transformó totalmente

Cuando llegué a mi oficina, Gabriel entró y caminó hacia mí.

― ¡Por Dios! ¡Al fin estás aquí!―me abrazó

Nos vimos el Sábado Gabriel

No sabes cuánto haces falta aquí

Lo voy a compensar todo ¿sí?

Te creeré si aceptas una invitación a comer

¿Acabamos de llegar y ya estás pensando en comer?

¿Qué te digo?

Dime a donde carajo se va todo eso, porque tu torso es increíble

¿Sorprendida por lo que has visto?

No puedo ser la única―le guiñé un ojo y sonreímos

¿Y bien? ¿Por qué estoy aquí?

Sinceramente sólo quería molestar a Rachel con mi presencia―ambos reímos―Entonces... nos vemos a la hora de la comida

Así es, hasta entonces―caminó hacia la puerta― ¡Ah! Y Alexa...

¿Sí?

Me alegra tanto tenerte aquí―sonreí y él salió

La horas de trabajo pasaron rápidas, a lo largo del día recibí llamadas de mi madre y Elí para saber cómo iba mi primer día de trabajo. Después de editar una revista tocaron a mi puerta.

¿Lista?

¿Ya es la hora de comida?

Así es, andando

Caminamos hacia el estacionamiento y nos encontramos a Rachel recargada en el auto de Gabriel.

¿Se te ofrece algo Rachel?―preguntó

¡Maldita perra, ojalá te hubieses muerto en ese accidente, estás arruinando todo lo que estaba construyendo!―me dio una bofetada

¡Rachel!―gritó Gabriel y yo cerré el puño para estrellarlo en su boca― ¡Alexa! ¡Carajo!

Te dejé muy en claro qué conmigo no te metieras Rachel y te vas a arrepentir―la señalé con mi dedo índice mientras ella se limpiaba la sangre que comenzaba a salir de su labio

Eres una estúpida, no sabes con quién te estás metiendo

Tú tampoco... ¿Nos vamos Gabriel?―entré al auto y por el retrovisor noté que Gabriel le hacía algún tipo de amenaza a Rachel

¿Estás bien?―me preguntó en cuanto subió al auto

Sólo vámonos, muero de hambre

Gabriel condujo hasta un restaurant, ordenamos y tomamos una copa de vino.

No sé qué pasó con Rachel, lo siento

La decisiónWhere stories live. Discover now