Capítulo 4: Libertad. Ser libre, como los pájaros.

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Blanca.

Nos dirijimos hacia mi habitación. Estaba muy depresiva. ¡Qué raro era todo! Mamá ya no era la misma de siempre. ¿Qué les habrá pasado en ese dichoso supermercado? Y papá ya no me llevaba a su espalda, como de costumbre. Se lo tuve que recordar, y protesté.

-¿Papá porqué no me llevas a tu espalda, como siempre hacías? -reclamé.

-Claro que sí, hija.

¿Claro que sí? Si no se lo llego a recordar, no lo hace. Lo aseguro. Así que cojí impulso, y con la ayuda de mi padre, me subí a sus hombros, tocandole su suave pelo.

-Papá nunca me has dicho como eres. Yo siempre te he imaginado con el pelo rubio, ojos azules... cómo el príncipe del cuento que me lees por las noches, y a mamá como la princesa a la que salva. ¿Es así?

-Sí, mas o menos así, pequeña. -dijo dejándome suavemente en la cama.

Pero no, no era mi cama, esa. Era muy dura y desconfortable.

-Y ésta cama tambien la habeis comprado, ¿no? Me gustaba más la otra.

-Si. La otra estaba muy vieja, cariño.

-Amí me gustaba. No se por qué habéis tenido que cambiar todo, ¡jope! -me quejé finalizando la conversación. Y me quedé en la cama reflexionando, con la suave brisa de la noche, mientras escuchaba el ruido que hacía la silla cuando papá se sentaba. Hubo un silencio que se apoderaba de la sala. Sólo se sentían ruidos al exterior.

-¿Que es lo que se oye? -pregunté rompiendo el silencio.

-Són pájaros, unos animales que vuelan.

Había escuchado hablar de ellos, eran unos animales que volaban por el cielo, eran libres. Así lo reflejaba el cuento 'Mi príncipe'.

-Tienen suerte. -dije al recordarlos.

-¿Qué ocurre?

-Pues que, yo quiero ser libre, cómo ellos. Poder vivir sin pedirle permiso a nadie. Poder andar sin tener ayuda de nadie, sin depender de nadie. Poder hacer lo que quiera. Yo quiero libertad, papá. Todos los días que pasan es el mismo cuento. Estoy harta de dibujarme una sonrisa en la cara y fingir que todo está bien, yo quiero ser feliz.

-Pf... Lo quieres todo, hija.

-¿Ser feliz es mucho pedir? -bacilé.

-Haber, mira, ¿Quieres libertad? Entonces, la tendrás.

-¿Cómo?

-Verás. Sólo dejate llevar. Solo pídeme lo que quieras.

-Ver al príncipe Charles. -dije sin dudarlo. Lo dije con tanta seguridad que parecía que se pueda hacer realidad. Pero, ¿para qué mentir? Era mi sueño en la vida. Era buena persona, y según mi mamá, guapo. ¿Que más se podía pedir?

-Lo verás.

-¿De veras? No me mientas.

-Duérmete ya que si no mañana no te podrás levantar. Buenas noches.

-Buenas noches. -dije y cerró la puerta.

¿Y el beso? ¿Y la nana? ¿Y el cuento? ¿Dónde se ha quedado todo eso? ¿Y se va, así como así? No entiendo nada.

...CONTINUARÁ.

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