Mentiras

Capítulo 15: ¿Un error?.

Príncipe.

Jooooooodeeeeeeeeeeeeeeer. Pensé.

¿Para qué pica al timbre? Ahora para que se despierte Blanca. Pf. Que follón se montaría. Caminé de puntillas para la puerta. La abrí despacio, para que no hiciera esos molestos chillidos. Pero lo seguía haciendo. Bua, esque seguramente Blanca estará despierta.

-¡CARIÑO MIOOOOOOOO! -dijo gritando, ilusionada. Y seguidamente me dio un abrazo.

Blanca lucía un gran vestido de gala. Era simple, pero muy elegante. Era de color blanco. Tenía delicados detalles en color negro por el pecho, con un gran escote y un cinturón marrón fino a sus caderas. También tenía una caída preciosa. La falda estaba forrada con tela translúcida blanca, y era mas corta por al ante que por detrás. En sus bellos pies lucia unos zapatos de tacón de aguja rojos. Sólo le faltaba la corona de princesa.

Yo también me había vestido para la ocasión. Llevaba un esmoquin gris, con una camisa blanca, y una corbata a rayas blancas y negras. En mis piernas llevaba unos tejanos negros.

-SHHHHHHT. No gritees. -le dije susurrando.

-¿Qué ocurre?

-Esque... Esque... Despertaremos a los vecinos. -se me ocurrió.

Blanca rió.

-Amor, no te preocupes. Esta noche es nuestra. -dijo seductoramente.

Mostré una sonrisa pícara.

Le invité a tomar unas copas, y unas olivas, acompañadas con unas buenas patatas lay's. Había tomado en cuenta sus gustos, así que previamente compré olivas negras, y patatas lay's campesinas. Y la cerveza, cómo no, con alcohol. Le encantaba. Ella trajo un vino y unas gambas.

-Qué amable por tu parte. -le agradecí.

-La ocasión lo merecía. -respondió, y me dio un beso en los labios.

Ese momento de tapeo tubo lugar en mi terraza. Cerré muy bien todas las puertas que comunicaban de la terraza a la casa para que no se escuchara nada, por seguridad a que Blanca no se despertara. Conversamos animadamente. Los chistes de Blanca aliviaban la tensión cuando habían silencios incómodos, y eso me gustaba. A demás de su buen humor. ¡Qué chica tan maja! Me mostraba cortés al servirle el vino, y pelarle las gambas. Quería causar buena impresión. Hablamos sobre nuestras vidas, y brindamos para qué el resto que nos queda, la vivamos juntos.

Cuando acabamos de comer, Blanca de empeñó a ayudarme a recoger, pero no le dejé, por seguridad.

Nos pusimoa en el balcón de la terraza para adorar las preciosas vistas. Seguidamente me abrazó besándome en el cuello, preguntándome que si le había hechado de menos.  La verdad, he estado solo todo el dia, por gilipollas... Un poco de compañía si que me hubiera hecho falta, pero reconozco que he sido muy egoista.

-Sí mi amor. -contesté.

Sus besos de mi cuello se desplazaban suavemente a mi oreja. Yo, mientras le acariciaba el pelo. Finalmente sus besos acabaron encontrandose con mi boca, y tocamos labios con labios.

Sus besos me excitaban, me sentía en un paraíso.

Le guié hasta el comedor, pero sin romper el abrazo ni los besos, que éstos ya empezaron a ser con lengua. Y yo le seguí el juego... o, ¿quería?

Qué placer.

Cuando llegamos al comedor Blanca me tiró en el sofá. Ya no podía mas, me apretaba cada vez más el pantalón, estaba ya que no podía.

Sentía una necesidad de tocar piel con piel. Jugábamos a explorarnos, a saborear su boca, y ella la mía. A ver quien podía dar el abrazo más fuerte, y ver quien podía seducir más. Y ella era la ganadora, me atraía.

Le agarré fuerte y le empecé a quitar el vestido tan galán que llevaba. Quité la mano derecha de su espalda, y la izquierda de su cabello, y las ocupé para quitarselo

Gruñó.

Se separó de mis labios. Quitó la mano derecha de mi oreja para agarrar la mia. Me condució la mano hacia mis pantalones, para meterla dentro de él, y después dentro de mis boxers.

Gruñí.

-Te quiero, Charles. -me dijo sonriéndo.

-Te amo, Blanca. -dije sin pensar. ¿Le amaba? ¿Es cierto?

Me desabrochó la bragueta, y yo me desabroché el cinturón. En un segundo ya se deshizo de mis pantalones. Yo me acerqué de nuevo a sus labios y los mordí, entrelazando su mano con la mia, fundiendonos en un mismo cuerpo.

Blanca.

En ese momento no importaba nada más, solo existía Charles y yo. Cuando pude recuperar la consciencia del tiempo, vi que a Charles solo le quedaban los boxers, y a mi la ropa interior. Sonaba nuestra respiración agitada.

-¿De verdad quieres, Blanca? -me preguntó, cogiendo los pechos para quitarme la parte superior de mi ropa interior.

No sabía si era buena idea, ya había tenido una hija que ni siquiera sabe que existía. Pero, yo en ese momento no me preocupé por nada, solo tenía en la mente a Charles, y el placer que me daba que me estuviera masajeando los pechos.

-Sí, por favor. -respondí.

Justo después solté un gemido, al quitarme la parte superior de la ropa interior. Empezó a darme besos en los pechos, eso me ponía.

Se separó de mi cuerpo, para mirarme a los ojos.

-Nono papares. -balbuceé.

-Eres preciosa -dijo susurrándome.

Me tomé un segundo para ver su cuerpo, imponía mucho sus boxers, quería deshacerme de ellos. Y lo hice. Le agarré fuerte de ahí, y le saqué a la primera sus boxers. Su aparato reproductor (Por así decirlo..?), se refregaba suavemente por mi cuerpo. Lo abracé por el cuello, mientras él corría por mi cuerpo, con destinación a mi parte inferior de mi ropa interior. Lo agarró con los dientes, y fue deslizandome hasta llegar a mis pies, dónde lo soltó.

Una vez en la esquina del sofá, alcanzó un preservativo.

-¿Segura? -preguntó una vez más.

-Segura. -respondí.

Se lo puso, y empezó a entrar dentro de mi, entre mis gemidos.

***

Y nos dejamos caer en el sofa, después de descubrirnos mútuamente, entre abrazos y besos.

Cuando quisimos recuperar el seguimiento del tiempo, vimos que eran las 6 de la mañana. Qué buen sexo hacía Charles, y qué bueno que estaba. Nos quedamos dormidos juntos, en el sofá.

A las 10 de la mañana, cuando sonó el despertador, me desperté y me vestí. Mis prendas de ropa estaban esparcidas por el cuarto. Vaya movida... Reí.

Cuando acabé de prepararme, le di un beso a Charles, aún dormido, sin ropa, y me fuí por la puerta principal de la caja, dejando sentir ese horrible chirrido de la puerta.

...CONTINUARÁ.

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